En un artículo de opinión publicado por el diario norteamericano The New York Times, Chris Hughes, cofundador de Facebook, ha alertado sobre la necesidad de trocear la compañía y establecer una agencia gubernamental que regule tanto a Facebook como las empresas de su sector.

Hughes asegura que Mark Zuckerberg es “una persona buena y amable”, pero le preocupa que su ambición por crecer le haya llevado a “sacrificar la seguridad y el civismo por más clicks”. “Me preocupa que Mark se haya rodeado de un equipo que refuerza sus creencias en lugar de desafiarlas”, asegura el cofundador de Facebook.

“La influencia de Mark es sorprendente, mucho mayor que la que puede tener cualquier persona en el sector privado o en el gobierno”, ha escrito Chris Hughes. Este también asegura que la junta de Facebook funciona, en realidad, como un comité de asesoramiento, pues Zuckerberg controla la mayor parte de las acciones con derecho a voto y utiliza ese poder para configurar los algoritmos. “Es un poder que puede ser utilizado para favorecer o perjudicar compañías rivales o candidatos políticos”, resume el diario The New York Times en un artículo adjunto.

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Hablando sobre el monopolio de Facebook, el cofundador de la compañía señala que la concentración de poder es una tendencia que va más allá de Silicon Valley y las tecnológicas. “En los últimos 20 años, más del 75% de la industria americana, desde aerolíneas hasta farmacéuticas, ha experimentado una concentración, y el tamaño medio de las compañías se ha triplicado”, señala el cofundador.

“Incluso cuando las personas desean eliminar Facebook, no tienen una alternativa real, como vimos tras el escándalo de Cambridge Analytica”, aseguró Chris Hughes. Las únicas alternativas son Instagram y WhatsApp, pero, como señala el cofundador de la compañía, la gente desconoce que estas son subsidiarias de Facebook.

Alex Haney/Unsplash

“El mayor error de la FTC fue permitir que Facebook adquiriera Instagram y WhatsApp. En 2012, las nuevas plataformas estaban mordiendo los talones de Facebook porque habían sido construidas para el smartphone, donde Facebook estaba encontrando problemas para conseguir tracción. Mark respondió comprándolas, y la FTC lo permitió”, señala Hughes.

“Ni Instagram ni WhatsApp tenían un beneficio significativo, pero ambas eran muy populares. La compra de Instagram aseguró a Facebook mantener la dominancia en las redes sociales de fotografía, y WhatsApp les otorgó una nueva entrada en la mensajería en tiempo real para smartphones. Ahora, los fundadores de Instagram y WhatsApp han abandonado la compañía tras chocar con Mark sobre la gestión de sus plataformas. Pero sus anteriores propiedades permanecen como parte de Facebook, generando gran parte de su reciente crecimiento”, concluye el cofundador de Facebook.

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El ex-empleado de Facebook también habla de cómo la compañía perjudica a su competencia, ya sea negando el acceso a ciertas funciones de Facebook –como sucedió con Vine– o copiando sus características más destacadas –como ocurrió recientemente con Snapchat–. Toda esta dinámica, según Hughes, es el resultado de la ambición por crecer de Mark Zuckerberg y la falta de regulación y control por parte del gobierno. “La estrategia de la compañía era batir a cualquier competidor, y los reguladores tácitamente –e incluso explícitamente–, lo aprobaban”.

Para combatir el dominio de Facebook, Hughes pide que el gobierno trocee la compañía, reduciendo así su poder. “Ya tenemos las herramientas para comprobar el dominio de Facebook. Simplemente nos hemos olvidado de ellas”, señala el cofundador.

Finalmente, Hughes pide al Gobierno de los Estados Unidos la creación de una nueva agencia capaz de regular a Facebook y otras compañías tecnológicas:

Trocear a Facebook no es suficiente. Necesitamos una nueva agencia, empoderada por el Congreso, que regule las compañías tecnológicas. Su primera obligación debería ser proteger la privacidad. Los europeos han hecho progresos en la privacidad con la GDPR, una ley que garantiza a los usuarios un nivel de protección mínimo.

Estos son retos muy difíciles. Me preocupa que los reguladores de los gobiernos no sean capaces de seguir el ritmo de la innovación digital. Me preocupa que más competencia en las redes sociales nos lleve hacia un Facebook conservador y uno liberal, o que las nuevas redes sociales sean menos seguras si la regulación del gobierno es leve. Pero mantenernos con el status quo actual sería aún peor: si no tenemos políticos que den forma a estas políticas, lo harán las empresas.

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