Hace unos días se celebró en Madrid un encuentro promovido por la Plataforma de organizaciones feministas para conocer las propuestas sobre igualdad de los principales partidos de cara a la próxima cita electoral. Más allá de la deserción del Partido Popular o de la súbita huida de la representante de Ciudadanos, hemos querido aprovechar el evento para tratar de dilucidar hacia dónde se van a orientar los esfuerzos de los partidos en la lucha por la igualdad.
El feminismo consiguió colarse en la agenda política a golpe de protesta hace un par de años, y desde entonces todas las formaciones se han visto obligadas a concretar su posición respecto a las reivindicaciones de un movimiento que interpela al conjunto de la sociedad. Hoy en día es preciso hablar de feminismo, pero no todas las medidas son igual de válidas en la lucha por los derechos y la dignidad de las mujeres.
Tras el pistoletazo de salida de la campaña para las elecciones generales del 28 de abril, parece que existe cierto consenso general en torno a algunas de las cuestiones que las movilizaciones feministas han puesto sobre la mesa. Todos los partidos mencionan en sus programas asuntos como el cumplimiento del Pacto de Estado, la conciliación o la brecha salarial. Sin embargo, la arena política se encuentra profundamente dividida respecto a otros temas decisivos para el desarrollo de la sociedad.
Ciudadanos y su feminismo de hace dos siglos
Desde que Albert Rivera se autoproclamase líder del feminismo transversal, su partido se ha apropiado de la relevancia del movimiento para desarrollar una línea política clara y pormenorizada en torno a lo que han dado en llamar feminismo liberal, que tiene mucho de neoliberal y muy poco de feminista.
Su discurso arcaico y elitista empujaba a no esperar grandes medidas por la igualdad en su proyecto político para esta cita electoral y, pese a haber sido el último partido en hacerlo público, su programa ha confirmado las sospechas.
El partido naranja orienta el grueso de sus líneas a facilitar la conciliación de la vida familiar y laboral y a manifestar su intención de favorecer la igualdad de las mujeres en el mundo empresarial, aunque no concreta de qué manera se va a garantizar esta última. Algunas de sus propuestas para apoyar a las familias son la ampliación del del régimen de familia numerosa, la posibilidad de prorrogar los permisos de paternidad y maternidad hasta las 18 semanas o el “cheque-guardería”, destinado a cubrir el coste de una plaza en un centro de educación infantil.
En uno de los temas que más preocupan al movimiento feminista, la prostitución, se declara a favor de su regulación “para quien la quiera ejercer libre y voluntariamente”, y propone perseguir a las mafias. Una decisión que concuerda a la perfección con su ya conocida propuesta para alcanzar una ley de gestación subrogada. Medidas que, en la línea de su liberalismo, sitúan los derechos individuales por encima de la justicia social, privilegiando a quienes pueden permitirse no tener que recurrir a la explotación para sobrevivir.
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En definitiva, el feminismo neoliberal de Ciudadanos en estado puro: privilegios disfrazados de derechos, cruzadas quijotescas y profundo desprecio hacia un problema estructural que reducen con frivolidad a cuestiones concretas y superficiales.
La “cultura de la vida” de los populares
Pese a su ausencia, no sabemos si casual o intencionada, en la mesa de debate de la Plataforma de organizaciones feministas, el Partido Popular cuenta con algunas medidas rescatables para este encuentro electoral, aunque tampoco sabemos si son casuales o intencionadas, porque vienen acompañadas de varios desatinos que concuerdan bastante más con su tradicional discurso.
El partido declara en repetidas ocasiones su apoyo incondicional a la familia, que materializa a través de una serie de medidas muy similares a las que propone Ciudadanos, pero extiende sus concesiones a la maternidad proclamando que evitará “dejar solas a las mujeres que reclamen asistencia de las instituciones” en esta materia. Sin embargo, esa asistencia no se hará extensible a aquellas mujeres que busquen el apoyo del Estado para la interrupción voluntaria del embarazo, sobre la que ya han dejado clara su postura en todas las hemerotecas habidas y por haber, aunque no la mencionen de forma explícita en el programa.
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Además de proclamar que defienden “la cultura de la vida, la maternidad y las familias”, también proponen varias medidas para combatir violencia de género. La primera solución que sugieren para acabar con esta lacra machista es, ni más ni menos, que la reforma del Código Penal “para extender los supuestos de prisión permanente revisable a los casos de asesinato en que concurran algunos supuestos de violencia de género acreditada”. Más allá de la cuestionable relevancia de la propuesta en la lucha contra la violencia de género, es importante subrayar el adjetivo nada inocente con el que apostillan el texto, que manifiesta el desinterés del partido por la comprensión y dimensión real del problema.
Entre las medidas más interesantes que plantea el partido se encuentran la lucha contra la mutilación genital femenina o los matrimonios forzados y los protocolos específicos para combatir el acoso callejero. Pero no dan la talla en otras materias de crucial importancia para el movimiento feminista. En lo referente a la prostitución mencionan una ley integral contra la trata “que contemple toda forma de explotación contra mujeres y niñas”, aunque sin especificar cuál es su postura. Además, son el único partido que no contempla en su programa la aplicación del Convenio de Estambul, el primer tratado europeo de carácter vinculante con medidas concretas para la lucha contra la violencia machista.
Avances significativos pero no suficientes para el Partido Socialista
Después de gobernar con un gabinete formado por una mayoría de mujeres y de defender con arrojo medidas controvertidas en el Congreso, sería de esperar que las propuestas electorales en materia de género de los socialistas estuvieran orientadas a iniciar el verdadero camino hacia la igualdad real entre hombres y mujeres en todos los ámbitos de la vida. Pero no es oro todo lo que reluce. Si bien el partido lleva en su programa medidas efectivas para garantizar los derechos de las mujeres, parece que el objetivo de la igualdad real les ha resultado demasiado ambicioso para estos comicios.
Respecto a las medidas de consenso mencionadas por todos los partidos, la izquierda va un poco más allá ofreciendo, entre otras cosas, educación gratuita de 0 a 3 años, en lugar de los cheques que proponen el PP y Ciudadanos. El Partido Socialista plantea, además, darle un giro a los cuidados, conjugando la conciliación con la corresponsabilidad, aunque no especifican de qué manera.
En relación al cumplimiento del Convenio de Estambul, el PSOE plantea la modificación del Código Penal para incluir la necesidad de consentimiento explícito en relación a los delitos sexuales, propuesta que se enmarca bajo la reivindicación “solo sí es sí”, y para suprimir el delito de abuso sexual. Sin embargo, el partido aún no tiene clara su postura respecto a otros temas de vital importancia para el movimiento feminista, como la tipificación de la violencia institucional, que también exige el Convenio de Estambul, o la derogación de la ley que impone la custodia compartida.
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Respecto a la prostitución, el partido se declara abiertamente abolicionista, y propone una ley integral contra la trata con fines de explotación sexual que incluye mecanismos para su prevención y persecución, la prohibición de la publicidad de servicios de contenido sexual y programas de protección social y recuperación de las víctimas, con atención específica a menores. En una línea similar, los socialistas también se declaran en contra de los vientres de alquiler, aunque continúan obviando la medida que acabaría con esta práctica en España: la derogación de la instrucción de la Dirección General de los Registros del Notariado.
Un futuro podemista no abolicionista
La propuesta electoral más abiertamente feminista de la arena política llega a estos comicios de la mano de Unidas Podemos. El partido de Pablo Iglesias traza en su programa varias líneas fundamentales para el desarrollo de una sociedad más igualitaria, aunque aún adolece de ciertas carencias.
Su primera propuesta referente a lo que denominan “horizonte morado y economía de los cuidados” consiste en el desarrollo de una Constitución feminista, que convierta los cuidados en un derecho fundamental, y la creación de una vicepresidencia de feminismos y economía de los cuidados que garantice su acceso de manera universal, reconozca su importancia y los coloque en el centro de la vida. Además, como medidas destinadas a complementar esta nueva propuesta de gestión de los cuidados, incluyen, entre otras, la educación gratuita de 0 a 3 años, permisos de paternidad y maternidad hasta 24 semanas y una prestación específica para combatir la pobreza en niños y adolescentes.
En relación al Pacto de Estado, el partido morado presenta un texto completo y preciso que persigue una perspectiva global de género e incluye la aplicación íntegra de las exigencias del Convenio de Estambul, que contemplan el consentimiento explícito y la tipificación de todos los tipos de violencia contra la mujer.
Podemos también busca garantizar la igualdad efectiva en las administraciones y organismos públicos en un plazo de 4 años a través de una medida que exige a las instituciones y entidades con una financiación pública relevante, como la Real Academia de la Lengua —que actualmente solo cuenta con 8 mujeres para 46 sillones—, a alcanzar la paridad en este plazo para mantener la financiación.
El partido, que se declara abiertamente en contra de los vientres de alquiler, propone una serie de medidas coherentes con su discurso para combatir el desarrollo de esta práctica en España, como la imposición de sanciones a la publicidad relacionada o la derogación de la instrucción de la Dirección General de los Registros del Notariado, con un periodo de moratoria de un año. En relación a la prostitución, un tema sobre el que hasta hace unos días el partido aún no tenía una posición consolidada, ayer mismo el Círculo Sectorial Estatal de Podemos Feminismos emitió un comunicado en el que la formación se declaraba rotundamente abolicionista tras haber realizado una profunda reflexión interna. Sin duda se trata de un gran paso en el camino hacia la conquista de una sociedad plenamente igualitaria, pero la decisión ha llegado con las propuestas electorales sobre la mesa, y a día de hoy los compromisos del partido se centran únicamente en la derogación del artículo 36.11 de la ley mordaza, que criminaliza a las prostitutas, y en la creación de una ley de trata que incluya supuestos más allá de la explotación sexual.
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El repaso en profundidad a la actualidad política conduce a un suspenso generalizado de las propuestas electorales en materia de igualdad. Los relativos esfuerzos de los partidos resultan escasos y oportunistas, y algunas de sus medidas podrían suponer más peligro que tranquilidad. Ahora que el feminismo se ha democratizado y se ha desvirtuado la corrección política, el movimiento debe estar más alerta que nunca, para que aquellos que buscan vaciarlo de contenido mediante formas de opresión rebautizadas se encuentren con toda la fuerza de las mujeres libres, justas e irreverentes.