En 2017, un curioso escarabajo negro, tan pequeño como una semilla de sésamo, fue descubierto por primera vez en Sudáfrica, en la ciudad de Pietermaritzburg. Previamente había protagonizado plagas en árboles de diferentes zonas del mundo, como California e Israel, por lo que su presencia preocupó desde el primer momento a los expertos y aficionados a la jardinería sudafricanos, que veían venir un problema que finalmente se ha convertido en realidad.

Desde entonces, estos insectos, conocidos como escarabajos ambrosiales (Euwallacea fornicatus), se han apoderado de grandes extensiones de cultivo, así como de jardines públicos y privados, de prácticamente todo el país. Sin duda, es un verdadero problema, al que se debe buscar solución, pero también resulta fascinante para los amantes de la zoología y los insectos, pues su modus operandi a la hora de atacar a la planta es, cuando menos, peculiar.

Crédito: Ken Walker

Una relación beneficiosa para unos y peligrosa para otros

Estos escarabajos mantienen una relación simbiótica con un hongo, el Fusarium euwallaceae. Tal es la unión entre ambos que el insecto cuenta con una estructura en su mandíbula, conocida como micangio, en la que transporta al hongo. Ya juntos, se adentran en el interior de los árboles, donde los animales crean galerías en las que crecerán sus crías. Una vez allí, también liberan al hongo, que se reproduce por toda la cavidad, sirviendo como alimento, tanto a las larvas como a los escarabajos adultos, pero también bloqueando la circulación de nutrientes en el árbol, que finalmente se seca y, con gran probabilidad, muere.

Al contrario que otros escarabajos, que tienden a atacar a plantas moribundas, los ambrosiales suelen introducirse en árboles sanos, especialmente los productores de **aguacates, cacao, té y nueces pecanas y de Macadamia¿¿. Todo un desastre para el desayuno de un buen influencer.

Grandes extensiones de terreno cultivadas con estos árboles, así como con vides y melocotoneros, son atacados por estos insectos, que se están convirtiendo en mucho más que un simple quebradero de cabeza para los sudafricanos. Por eso, el gobierno ha prometido que dedicará un presupuesto de 5 millones de rands (aproximadamente 31.400 euros) a poner en marcha un plan antiplagas.

El gran temor de una ciudad verde

De las ciudades afectadas, se considera que Johannesburgo está siendo la peor parada, ya que cuenta con un gran número de avenidas arboladas y parques, repletos de todo tipo de árboles. Además, en las urbanizaciones más adineradas las viviendas cuentan con jardines de gran tamaño, en los que sus propietarios, muchos aficionados a la jardinería, cultivan también algunos frutales y árboles ornamentales. En definitiva, casi se podría decir que una ardilla puede cruzar Johannesburgo de punta a punta sin tocar el suelo.

Por eso, la expansión de los escarabajos puede ser especialmente grave en esta zona. Además, este tipo de plagas cuentan con un problema añadido, pues los árboles pueden comenzar a secarse años después de la infestación, cuando ya sea demasiado tarde para ponerle freno. Por eso, los ciudadanos afectados han creado varios grupos de Whatsapp en los que se plantean medidas de precaución, como marcar los árboles sospechosos con pintura roja o cintas.

Árboles majestuosos que son celebridades

Una vez localizados, se pueden utilizar insecticidas o fungicidas, pero estos solo funcionan en los árboles de menor tamaño o con infestaciones pequeñas. Quedaría la opción de cortar los árboles, pero los expertos advierten que esto podría empeorar la situación, ya que la plaga se dispersaría más rápidamente, especialmente si la madera se usa para leña. Además, eliminarlos a todos sería un desastre biológico, pues supondría la desaparición de buena parte de la flora de la región. Por eso, las autoridades comienzan a plantearse optar por el control en lugar de la erradiación, como ha anuncaido a Bloomberg la portavoz de City Parks, Jenny Moodley.