Si Xiaomi ya era conocida por sus smartphones de una calidad más que notable a un precio más que competitivo, esto no ha hecho más que intensificarse desde la llegada oficial a España hace poco más de un año. Si con su catálogo de 2019 deja clara una cosa es que no estaba todo dicho, ni mucho menos.El Xiaomi Mi 9 aterriza finalmente como el smartphone franquicia que todos esperamos del gigante asiático: características y diseño al filo de lo último en apariencia y un precio más que rompedor, si ya lo eran sus apuestas pasadas. 449 euros es la etiqueta con la que parte el dispositivo en su desembarco europeo, y este es todavía inferior a lo que muchos esperábamos cuando fue presentado.
Y es que, sí, la mayoría de teléfonos acaban por amortiguarse hacia los 500 euros unos cuantos meses después de su lanzamiento, pero no en el mismo. Xiaomi combina esto con el hecho de ser el primer gran gama alta –tanto en presentación, para la que tuvo que adelantarse a los Galaxy S10 como en disponibilidad al mercado– de lo que va de año con el último silicio al alcance.
La duda que se plantea es si realmente la propuesta de este año compite de tú a tú con las alternativas de los fabricantes más establecidos, y caros. Estos van copando la gama alta –y cada vez a mejor ritmo– con precios de salida que se sitúan bien por encima del doble de este precio. Es por ello que he estado probando este Mi 9 durante unos diez días, tras los cuales las valoraciones ya son algo más sólidas que tras las primeras impresiones del producto.
Adivina quién soy, dame la vuelta
Tras un par de años en los que la pantalla de los teléfonos no ha hecho otra cosa más que crecer, especialmente a costa de los bordes del terminal, Xiaomi da el que puede ser su último paso en este sentido. El último al menos, antes de plegarse ante nuevas ideas de diseño en las que, por cierto, ya están trabajando. Mientras tanto tientan las aguas con diseños más realistas a día de hoy, como el Mi Mix 3 y su mecanismo deslizante.
Pero el Mi 9 no es nada de eso. Es más bien *un smartphone convencional que evoluciona y abraza algo más el todo pantalla, con algunos de los trucos* que añade la última generación de teléfonos: sensor de huellas bajo pantalla y, cómo no, triple cámara. Su diseño aprovecha ahora más el margen inferior y simplifica una trasera que da todo el protagonismo al cristal y a su prominente módulo fotográfico.
Xiaomi consigue con el Mi 9 un cuerpo ligero y estilizado –quizá hasta de más en sus laterales–, además de un imán para las huellas de arriba a abajo y extremadamente resbaladizo. Gorilla Glass 6 por delante, aluminio pulido de la serie 7000 en su lateral y Gorilla Glass 5 por detrás, sorprende con sus 173 gramos de peso –parecen menos–. Incluso cuando sostienes el Mi 8 simultáneamente, aunque este sea similar. La diferencia quizás la marca un teléfono que, debido a una pantalla 2 décimas de pulgada mayor, es algo más largo. A efectos, se nota muy liviano, como una maqueta.
Llama la atención el abandono del desbloqueo facial 'todoterreno'. Con un 'notch' en forma de gota no hay espacio al resto de sensores y fuentes de luz, por lo que la autenticación se apoya únicamente en el sensor de huellas bajo la pantalla. Xiaomi habla de que este está "mejorado". Sin tener muy claro respecto a qué, lo cierto es que este sensor tiene las mismas pegas que prácticamente todos los de su categoría hasta la fecha: es sensiblemente más lento que el tradicional, está relegado a un área circular muy reducida y, por tanto, requiere nuestra atención. Activar la pantalla, mirar, pulsar y esperar.
Este año tenemos, en el lateral izquierdo, un nuevo botón que en occidente lleva directo a Google Assistant. Lo que seguramente sea una utilidad para unos pocos, puede acabar convirtiéndose en una tortura para otros muchos. Al menos al llevar el teléfono sin funda, es fácil pulsarlo y que nos salude Google, preguntándonos en qué nos puede ayudar. Funda que, por cierto, se incluye con el teléfono una barata de gel que, como el adaptador de auriculares –que no éstos– a USB C, es gratis.
Al ver esta evolución no puedo evitar pensar en los OnePlus 6 y 6T. Ambos dejan a un lado el 'notch' amplio, el sensor de huellas trasero y crecen en tamaño de pantalla, aunque este no lo haga en su batería. Ambos olvidan la resistencia al agua, pero atacan fuertemente en precio. En cuanto a su pantalla Xiaomi va un paso por delante con el soporte de HDR10. Y esto debería hacer de ella una pantalla más que decente. En teoría.
En la práctica, la pantalla del Mi 9 podría resumirse así:
- Aun con sus 430 nits, el brillo máximo es más que decente. Se ve en exteriores como cualquier otro móvil competente hoy.
- El HDR10 desde luego se agradece, el contenido soportado es mucho brillante donde debe serlo que en un panel convencional. Soporta también el estándar de color DCI-P3.
- Con resolución Full HD+ en Amoled y para 6,4 pulgadas, a estas alturas, sabe a poco. La 'falta' de resolución no es crítica, pero está ahí y difumina el contenido que debería ser recto.
- Por alguna razón, buena parte del contenido se ve borroso. No en cualquier aplicación: hablo de Twitter, Netflix, Strava e incluso el propio Google Play, aunque no Instagram. A pesar de contar con certificación Widevine L1 –algo que no es tan habitual en Xiaomi–, se aprecian incluso en las propias capturas unos dientes de sierra en las imágenes que no se ven en el texto o los emojis. Y es desesperante. Es probable que esto sea solucionable mediante una actualización de sofware.
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- Por último, vemos un efecto arcoiris al inclinar el terminal más de la cuenta, que no ocurre en las más recientes generaciones de paneles Amoled.
- El ajuste del brillo automático no está entre los más certeros, ni cerca. Parece que el Mi 9 prioriza el ahorro de batería, y es habitual tener que deslizar el panel para subirle el brillo. Al menos el slider es grande y fácil de usar.
Por tanto, la pantalla del Mi 9 es una pantalla excelente para disfrutar en multitud de usos genéricos, pero no está al nivel de las mejores del mercado. ¿Acaso importa? Bueno, depende para quién, lo cierto es que en la mayoría de situaciones no es posible siquiera apreciar estos pequeños defectos.
Rendimiento sobrado, autonomía justa y MIUI 10
Ante la falta aparente de revoluciones en varios aspectos, los fabricantes de gama alta está optando por vender teléfonos cada vez más equipados y costosos. Eso pasa por incluir lo último y al máximo. Dos cámaras son pocas y 8 gigas en la RAM no son suficientes para el modelo más dotado del alta gama de turno. Xiaomi hace 'check' donde toca, y no más allá. Sabe que son una apuesta fuerte por precio e intenta preservarlo.
Por tanto, sí, vemos el último procesador de Qualcomm, el Snapdragon 855 que es lo más competente que pueden los fabricantes incluir hoy mismo. Se incluyen 6 GB de RAM y 64 o 128 GB de almacenamiento –siendo este último, el de 499 euros, el que he probado yo–. No me cabe duda de que 128 GB son más que suficientes para la inmensa mayoría de usuarios, pero una muestra de los modelos más vestidos de la competencia:
- Samsung Galaxy S10+, con 8 o 12 GB de RAM y de 128 GB a 1 TB.
- Huawei Mate 20 Pro, con 6 u 8 GB de RAM y 128 o 256 GB.
- OnePlus 6T, con 6 u 8 GB de RAM y 128 o 256 GB.
Quizás sí, sería algo más tranquilizador contar al menos con la opción a 8 GB de RAM, e incluso incluirlos de base, pero quizá cambiaría el precio. En mi uso diré que el Mi 9 en su estado actual –fue actualizado una vez al salir de la caja– no presenta mayores problemas de rendimiento en este sentido. Rescata una cantidad normal de aplicaciones de memoria sin despeinarse, pero tampoco sorprende.
¿Y en otros? Tampoco, el Snapdragon 855 y su optimización aquí permiten hacer prácticamente cualquier cosa con una cadencia bastante agradable. Pantalla partida, apertura de aplicaciones, transición entre ellas o manejo de juegos como Fortnite o PUBG son una maravilla. En cierto sentido, jugar con un teléfono tan potente puede ser un pay to win. Sabes que el oponente tiene dificultades para moverse con soltura o apuntarte, pero tú no. En el caso del Mi 9 y por su precio, no tanto.
Avanzaba antes que el Mi 9 no crece en batería respecto al modelo anterior. De hecho, ligeramente hace lo contrario. Con los 3.300 mAh del modelo actual, el esbelto diseño que le acompaña y mi experiencia de estos días me aventuro a decir que esto es un error. El Mi 9 no tendrá grandes complicaciones para aguantar la jornada de la mayoría, pero a costa de la dependencia del cable de una minoría no despreciable que estará ahí.
En cualquier caso, aplaudo que Xiaomi no entierre las notificaciones de las aplicaciones que uso por defecto como medio para ahorrar batería a toda costa. Hace el uso del teléfono más entendible.
Xiaomi incluye un cargador de 18 W en la caja del smartphone. Esto no está entre los mejores, pero no está nada mal. Pero dependerá de tu caso que te interese –o no– el cargador rápido de 27 W que se vende por separado. Como vemos, durante los primeros 15 minutos de carga la diferencia es bastante notable. Sin embargo, para su carga completa ambos necesitan un tiempo similar. 53 minutos del cargador más potente frente a 60 del estándar para alcanzar un 98% –a estos niveles ya se ralentiza demasiado–.
MIUI 10 es la capa de personalización de Xiaomi sobre Android 9. En su versión 10.2 ya incluye múltiples novedades, además de un modo oscuro global que afecta tanto a algunas áreas del sistema –barra de notificaciones, primer escritorio, ajustes–, como a múltiples aplicaciones utilizadas por el sistema –alarma, grabadora, teléfono o notas–. Con sus detractores y fans, MIUI es una capa que funciona razonablemente bien, aunque con puntualizaciones.
- Es fluida, pero no consigue homogeneizar la velocidad de las transiciones. Algunas son rapidísimas, otras no tanto. En estas últimas, da la sensación de que el teléfono laguea. Además, al ser tan rápido, es difícil 'esconder' los tiempos de carga de muchas partes.
- Si por algo prefiero el software de Google –que vemos en los Mi A2– es porque no añade más aplicaciones de las necesarias. En este caso aparece Facebook, Netflix u otras cuantas. Al menos, se pueden desinstalar en unos segundos.
Otros detalles
- NFC. El Mi 9 está en el selecto grupo de teléfonos de la marca que incluye la posibilidad de pagos contactless. Soporta Google Pay.
- GPS doble banda. El Mi 9 insiste con una segunda banda al GPS tradicional –estadounidense–, que mejora la velocidad y su precisión –ahora es más certero en sus errores, que siguen existiendo–. Además, cuenta con GLONASS –ruso–, Beidou –chino–, Galileo –europeo– y QZSS –japonés–.
- Ahorro energético, a medias. El modo de ahorro energético limita los procesos en segundo plano y la sincronización de notificaciones, pero mantiene el rendimiento al 100%. Aunque el Mi 9 no brille por su autonomía, me parece justo.
- Carga rápida inalámbrica. Sin haber podido todavía echarle el guante, el cargador inalámbrico del Mi 9 promete. Con sus 20 W de potencia permitirá cargar el smartphone a más velocidad que el propio cargador de serie. Y es decir mucho.
- Altavoz. Este es el típico apartado donde cuesta destacar. De nuevo no es ningún drama, pero el Mi 9 está muy alejado de un sonido de alta calidad en su altavoz. Aunque sea potente, le falta riqueza y especialmente bajos.
A vista de pájaro
La triple cámara no será en 2019 una excentricidad de unos pocos, sino la norma en la pretendida gama alta. De súper gran angular a telefoto, hay que cumplir tanto en ángulo como en detalle, y sin olvidar la fotografía nocturna o el modo retrato. Demasiadas checkboxes en las que hacer el visto, veamos con cuántas puede el Mi 9.
De arriba a abajo, el sobresaliente módulo a la espalda de este teléfono cuenta con los siguientes sensores, todos ellos sin estabilización óptica:
- Telefoto, con focal de 53 mm (equivalente a zoom 2x), sensor de 12 MP, lentes f/2,2 y un bonito anillo de adorno.
- Principal, con sensor de 48 MP, 1/2" de tamaño y lentes f/1,8.
- Ultra gran angular, con focal de 13 mm, sensor de 16 MP y lentes f/2,2.
Lo primero que se ha de aclarar aquí es el modo de funcionamiento del sensor principal de 48 MP. En él contamos con una resolución bestial, pero que no está siendo usada en su totalidad. Esto es porque la cámara hace pixel bining, que básicamente combina cada cuatro pixels en uno para aumentar la cantidad de luz que recibe cada uno. O la lectura contraria: porque cada pixel por sí mismo no es capaz de dar una sin artefactos y ruido abismal.
Si las imágenes que arroja cualquiera de los sensores ya son pesadas, en su versión de 48 MP lo son todavía más. Perfectamente pueden rondar los 15 MB de tamaño. El detalle que preservan lo vemos a continuación, pero es la explicación de que haya un zoom 2x y no se utilice este gigantesco sensor.
La cámara del Mi 9 tiene todavía mucho por demostrar, vayamos a ello. El mismo paisaje, fotografiado a partir de cada una de las tres cámaras.
Resultan sorprendentes las capacidades del Mi 9 cuando la escena está suficientemente bien iluminada. Podemos pasar de una fotografía amplia al detalle que, sin llegar al nivel del zoom 5x del Huawei Mate 20 Pro, es desde luego llamativo.
Donde desde luego el nuevo teléfono de Xiaomi no llega al nivel de los mejores es en la fotografía nocturna. Dispone de un modo noche, pero este no parece ser más que un HDR algo forzado. Eso sí, es posible obtener resultados llamativos de él, aunque no los más fieles en su color o en su detalle.
De su cámara frontal, de 20 MP, llama la atención el detalle que es capaz de arrojar. No tanto el rango dinámico que conserva, que palidece sin reparos frente al del iPhone XR en un contraluz algo complicado. Tres cuartos de lo mismo ocurre con las cámaras fontales y sus retratos.
*Puedes encontrar todas las imágenes a su máxima resolución en esta galería*.
En cualquier caso, el Mi 9 es un teléfono con un procesado algo plano en general. Esto es salvable si activamos el modo 'IA' manualmente, que clasifica la escena en un rango de posibles. Esto aplica un preprocesado a la fotografía que la deja –en paisajes y otros casos 'fáciles'– lista para compartir. Por supuesto, esto es posible gracias a la potencia del Hexagon 690 a bordo del Snapdragon 855, que hace las veces de NPU del sistema y es hasta tres veces más potente en este aspecto que la generación anterior de Qualcomm.
Conclusión
El Mi 9 repite y dobla agresividad en precio, con un teléfono de hoy en un catálogo disponible ya no solo online sino a través de una cada vez mayor red de tiendas físicas. Llega pronto y con lo último de hardware, sin excesos, por lo que la posición es ya cómoda para seguir avanzando en la gama alta.
Aun así, y aunque cuenta un montón de pequeños avances, queda claro que algunos aspectos no están sintonizados a lo mejor del mercado. Tanto su pantalla como sus cámaras –lo relativo al ajuste de ambas y su aprovechamiento mediante software–, o la falta de resistencia al agua y un sonido y autonomía mediocres, dejan un hueco más que palpable.
Con todo y con eso, difícilmente puedes encontrar algo mejor y más actual invirtiendo un solo euro menos. Con su etiqueta de partida –y lo que previsiblemente puedan seguir bajando, que ya vamos conociendo a Xiaomi– pone a esta oferta en un punto tan dulce y a considerar como lo es el Mi A2 en su rango de precio. Solo que más arriba.
Pros
- Su precio. Nadie da tanto por tan poco.
- Rendimiento sin excesos. Sin esparcir gigas por doquier, el Snapdragon 855 y MIUI hacen el resto.
- Versatilidad fotográfica. Aun con sus carencias, estas cámaras cierran un producto.
Contras
- Pantalla. Aún con el salto al HDR10, Full HD+ en Amoled para 6,4 pulgadas sabe ya poco y más con parte del contenido borroso.
- Autonomía. Un gama alta hoy ha de brillar hasta mañana.
- Sin resistencia. Aunque cuente con Gorilla Glass 6 –por delante–, no hay resistencia al agua certificada y es 2019.