Proteger el ojo o no de la luz azul, esa es la cuestión. Pero, ¿son realmente útiles las gafas con filtro amarillo como las que venden la empresa española de Barner?Las pantallas se han hecho con nuestro día a día. Apenas descansamos de ellas a lo largo de la jornada, ya sea en el trabajo o en casa, y hay quienes apuntan a que puede ser la causa del llamado síndrome visual informático, o síndrome del ordenador, con síntomas como: ojos rojos, visión borrosa, picores o dolores de cabeza y migrañas.
Por este motivo, desde hace varios años muchas ópticas nos ofrecen una solución para esta perjudicial luz con la que tenemos que convivir: poner a nuestras gafas un filtro amarillo para la luz azul. De esta forma, evitamos que el resplandor de estos dispositivos provoque esos síntomas tan molestos. Pero, ¿qué hay de cierto en esto? ¿De verdad la luz azul es tan perjudicial?
Hay que comenzar diciendo que no es la primera vez que desde Hipertextual hablamos sobre estos polémicos filtros. En octubre de 2015, se analizó en un especial con todo detalle la empresa Reticare, que comercializa un filtro para los dispositivos, pero también gafas y lentillas de contacto que desarrolló la doctora Celia Sánchez Ramos, investigadora de la Facultad de Óptica y Optometría de la Universidad Complutense de Madrid.
Sin embargo, las ópticas y Reticare no son las únicas que ofrecen este extra en sus gafas. Por ejemplo **la compañía española Barner se creó para comercializar este tipo de gafas a un grupo amplio de público. Además, comenzaron financiándose a golpe de crowdfunding. Pero, ¿qué es la luz azul? ¿Es tan mala como nos la pintan desde Barner o las ópticas?
https://hipertextual.com/especiales/reticare
Barner, de "necesidad personal" al mercado
Aunque Barner comienza en 2017 como empresa, la idea es anterior, de cuando Eduardo Gaya, cofundador de la empresa, se encontraba trabajando en Google. "Igual que en muchas empresas, estás rodeado de pantallas. Tenía el ordenador, otras dos pantallas además de la de este, en la sala de reuniones más pantallas... Al final del día, a las siete u ocho de la tarde, me picaban mucho los ojos y tenía dolores de cabeza", explica desde el otro lado de la línea a Hipertextual.
Es más, Gaya se dio cuenta de otra cosa: eso no le pasaba cuando se encontraba al aire libre ("barbacoa, playa, montaña") y con amigos. "Te planteas que esto puede ser consecuencia de estar todo el día mirando pantallas y esta luz tan intensa", indica.
Trabajando en Google, iba "a uno de los restaurantes del edificio de desarrolladores" y vio "a varios chicos que llevaban una gafa amarilla, que era similar a la de bici", ilustra. En ese momento le preguntó por ellas a un amigo y este le respondió que se trataba de unas "gafas para protegerte de la luz azul". Como él mismo estaba sufriendo los efectos de la luz azul, se había estado "poniendo colirio" en los ojos, pero se dio cuenta de que "necesitaba algo más". Así pues, *"la idea salió de una necesidad personal", señala Gaya.
Pero el tema no quedó ahí. Gaya investigó sobre la empresa que las vendía, con sede en Estados Unidos y con un perfil de audiencia que se centraba en gamers y developers*. Él pensó que la idea "estaba muy bien porque antes sí que eran ellos quienes estaban todo el día delante de pantallas, pero hoy en día lo estamos todos", afirma. "Desde gente de marketing y ventas hasta gente que tenga un restaurante, en el banco, en consultorías...", indica. Decidieron darle "un giro" a ese concepto y "crear un producto para la masa más que para una audiencia muy concreta" y así fue como surgió la idea de Barner.
La salida de Barner al mercado se ha producido a través de un crowdfunding en la plataforma Kickstarter, para después seguir vendiendo en Indiegogo, lugar en el que actualmente se encuentran vendiendo. No obstante, tienen pensado abrir pronto tienda online. Aunque no es su único plan, tal y como explica Gaya, el siguiente paso es contactar con distribuidores de todo el mundo, alguno ya hay interesado en Asia, para que se puedan vender en tiendas.
En ambas plataformas han creado dos campañas, es decir, un total de cuatro en los que no solo han conseguido más fondos de los que buscaban en un principio sino que lo han hecho con creces. En la primera campaña, llamada Barner - Sleep & Life Enhancing Eyewear, en Kickstarter Barner consiguió 109.210 euros** de una meta inicial de de 18.000. Mientras que en Indiegogo continuaron recaudando fondos y llegaron hasta los 113.399 euros (un 606% más, según señala la plataforma). En la segunda campaña, llamada Barner 2.0 The Ultimate Computer Glasses, la empresa recaudó en Kickstarter 398.173 euros de una meta de 15.000, mientras que en Indiegogo alcanzó 520.413 euros (un 2654% más, según señala la plataforma).
Desde Barner señalan que se trata de "una parte de la luz que está en el espectro visible y gracias a ella nosotros podemos ver el color azul". Pero no solo recibimos este tipo de luz de las pantallas que utilizamos a lo largo del día, "la luz azul está entre nosotros gracias al Sol", afirma Gaya. "Vivimos una sobreexposición a esta luz. Estamos delante de estas pantallas que emiten una intensidad muy potente de esta luz y básicamente el 100% de la luz azul llega a la retina. Cuando otras luces como los rayos UVA o UVB, el 99% los bloquea la córnea", indica. "Pero esto sería una parte más técnica", añade. Pero, como veremos un poco más adelante, la realidad que plantean un oftalmólogo y un óptico independientes a Barner es diferente.
En esta última campaña de Kickstarter, las gafas con filtro azul ya deberían de estar en manos de sus propietarios. Sin embargo, tal y como explica a los usuarios una persona de la empresa, se han producido diversos retrasos porque las fábricas están en China y entre el 25 de enero y el 15 de febrero (más o menos) han estado cerradas porque se ha celebrado el Año Nuevo chino. Esta festividad ha pillado la producción de las gafas a medias, por lo que hasta finales de mes no se empezarán a recibir los primeros pedidos de las gafas graduadas.
La luz azul según Barner
Según apunta Gaya, "hay muchos estudios que hablan de los problemas de la luz azul". "De hecho, ha salido una nueva enfermedad, es una enfermedad digital que se llama Síndrome Visual Informático que dice que el 90% de las personas que pasamos más de tres horas al día delante de pantallas, que es muchísima gente, sufre de esta enfermedad", afirma. Según el cofundador de Barner estos síntomas son "ojos rojos, mareos, migrañas, dolores de cabeza y, algo que a nosotros nos preocupa bastante, es el tema de disrupción de los ciclos del sueño", comenta. "Hay gente que tiene problemas para dormir", afirma. ¿Por qué pasa eso? "Pasa porque nuestro cuerpo tiene una hormona, la melatonina, que durante el día no se emite porque es cuando tenemos que estar activos, trabajando y despiertos, y cuando se pone el Sol, cuando ya es más de noche, el cuerpo la emite, que es lo que nos ayuda a desconectar y a que el cuerpo se relaje", explica Gaya desde el otro lado de la línea. "El cuerpo identifica si es de día o de noche gracias a los ojos", indica él. El cerebro "mira por ahí" y sabe si es de noche, "esto junto con el ritmo circadiano sabe que toca emitir melatonina". ¿Qué pasa si a las 22 o las 23 seguimos delante del ordenador?, se pregunta Gaya, "el cerebro se piensa que es de día y dice directamente ahora no puedo emitir melatonina porque está trabajando, no es momento de dormirse y emitimos mucha menos melatonina, por eso afecta bastante en el sueño", afirma.
La respuesta sobre los efectos en las personas que da Gaya concuerda solo parcialmente con la de los expertos consultados por Hipertextual. Los estudios que ha referenciado Barner al ser preguntados pertenecen a distintas universidades e instituciones que afirman lo mismo que Gaya. Sin embargo, como veremos a continuación, la luz azul no es tan mala como nos la quieren pintar.
Un peligro que no existe
La creciente oferta de productos dirigidos a filtrar la luz azul de los dispositivos electrónicos ha surgido como respuesta al nacimiento del “síndrome del informático” o “síndrome del ordenador”. Sin embargo, se trata de un término ambiguo, que nos lleva a ver una enfermedad donde realmente no la hay. “Reúne en un mismo concepto problemas que pueden ser muy diferentes, e indirectamente parece que apunta a que la causa es el ordenador o la pantalla, cuando esta asociación normalmente es circunstancial”, apunta a Hipertextual el oftalmólogo y autor del blog Ocularis Rubén Pascual. “Por ejemplo, una causa frecuente del mal llamado síndrome del ordenador es el hecho de parpadear menos al mirar a la pantalla. Se trata por tanto de una sequedad ocular porque parpadeamos menos al mirar algo con atención. A mucha gente le ocurre lo mismo cuando está muchas horas leyendo en papel, porque lo diferencial es la atención y la disminución del parpadeo”. Está de acuerdo con él el óptico Fernando Berruezo: “Esta es la razón por la que los filtros de luz azul en lentillas no suelen funcionar. Aunque se filtre la luz azul, la lentilla reseca el ojo y esa es la principal causa de molestia al pasar mucho tiempo frente a estas pantallas”.
Los oftalmólogos españoles se posicionan en contra de filtros como Reticare
¿Significa esto que realmente la luz azul como tal no es responsable de alteraciones en la visión o cualquier otro deterioro en el ojo? La mayoría de evidencias al respecto apuntan a que, efectivamente, no es la culpable. Además, según ha explicado a este medio el doctor Pascual, se debe tener en cuenta que el daño que una radiación electromagnética (como la luz o los rayos ultravioleta) puede hacer al ojo está en relación con la intensidad (la “cantidad de luz”) y el tipo (el ultravioleta tiene más energía que la luz visible, ésta tiene más energía que el infrarrojo, etc). “Los dispositivos electrónicos son emisores de radiación de baja potencia, mucho más baja que la luz natural del sol. La luz azul de una pantalla no tiene nada de especial o diferente que el azul de otro origen. Al tener menos intensidad que otras fuentes, el azul, que de por sí no es dañino, lo es menos cuando viene de un dispositivo electrónico. Si nos atenemos solo a la radiación y la luz azul, es más peligroso para el ojo estar en la calle que mirando una pantalla”.
Los filtros utilizados para la luz azul no aportan ningún beneficio, sí que se sabe objetivamente que empobrecen la experiencia visual al 'robarnos' una parte del espectro azul, perdemos riqueza y matices en la imagen. Sería como 'hacernos daltónicos' sin ninguna necesidad
¿Qué dicen los estudios referenciados por Barner?
Barner ha enviado a Hipertextual cuatro enlaces de varias instituciones, uno de ellos de la prestigiosa Universidad de Harvard. Estos son los estudios e investigaciones en los que se basan para vender sus gafas con filtro amarillo como un producto que es necesario para evitar los perjuicios de la la luz azul.
No uses tu smartphone o tablet justo antes de dormir
Comencemos por el estudio de Harvard, publicado en mayo de 2012. Este estudio apunta a que “la luz azul puede afectar su sueño y potencialmente causar enfermedades”. Sobre la primera afirmación ya hemos comentado que es cierto que la luz azul altera los ritmos circadianos y, por lo tanto, el sueño. Pero, ¿es capaz de causar otras enfermedades?
“Algunos estudios sugieren una relación entre la exposición a la luz durante la noche, como trabajar en el turno de la noche, a algunos tipos de cáncer, diabetes, enfermedades cardíacas y obesidad”, tal y como explica este estudio. Sin embargo, matizan que “eso no es una prueba de que la exposición a la luz nocturna cause estas condiciones”. Además, las conclusiones vienen después de haber medido los niveles de azúcar de 10 personas tras cambiarles de forma gradual su ritmo circadiano y habían visto que estas variaciones dispararon su estado hasta la prediabetes. Sin embargo, este número de personas no es representativo para un estudio, por lo tanto, no se pueden sacar conclusiones tajantes para afirmar que la luz azul causa este tipo de enfermedades.
El siguiente enlace enviado por parte de Barner ni siquiera es un estudio como tal sino que son las explicaciones y recomendaciones de una web especializada en la salud ocular. ¿Y cuál es el problema entonces? La cuestión está en que la información planteada se presenta como verdadera sin enlazar a ningún estudio y, además, se trata de un portal que también vende productos para el cuidado de los ojos. Por lo tanto, la información presentada está sesgada. Y a pesar de no ser neutrales, su título ya matiza que no toda la luz de este tipo es mala: Luz azul: es a la vez mala y buena para ti. Aún así, se insiste en que los dispositivos son perjudiciales para nuestra vista, cuando la intensidad que estos producen es menor que la que nos llega desde el sol (sí advierten contra los daños que la luz azul natural puede producirnos en la vista).
El tercer estudio es de la Sociedad Americana Optométrica, la autoridad en estos temas en Estados Unidos, y habla sobre el síndrome visual informático en el que se habla de qué síntomas tiene y de qué lo provoca. Aunque habla de que el brillo de las pantallas está entre las causas, en ningún caso se habla de luz azul. No obstante, es cierto que pasar demasiadas horas ante el ordenador puede provocar que el ojo se ponga rojo o se irrite porque se produce una sequedad ocular derivada de la escasez de parpadeo, tal y como han apuntado anteriormente los expertos. A pesar de tratarse de una autoridad en este tipo de temas en Estados Unidos, aquí la Sociedad Española de Oftalmología ha rechazado los filtros tipo Reticare, similares a los de Barner.
Los oftalmólogos españoles se posicionan en contra de filtros como Reticare
El último estudio hace referencia a los efectos de la luz azul sobre los ritmos circadianos y la fisiología del ojo. Vamos a centrarnos en los efectos en la fisiología del ojo. Según se extrae del estudio, este tipo de luz hace daño de forma fotoquímica. Puede ser de dos modos: "El primer tipo se asocia con una exposición corta pero intensa a la luz que afecta al RPE, y el segundo tipo se asocia con una exposición a la luz más larga pero menos intensa, que afecta al segmento externo de los fotorreceptores", indican los autores del estudio. Pero la luz azul de los dispositivos que utilizamos es menos intensa de la que nos quieren hacer creer y nuestra exposición a ella, aún utilizando móviles y ordenadores a lo largo de todo el día, es moderada. De hecho, en cuanto a intensidad, lo es mucho más la que viene del sol aunque la exposición sea corta.
Teniendo esto en cuenta, hemos contactado con Kickstarter e Indiegogo para saber qué opinan de tener un producto relacionado con la salud de la vista que realmente no tiene ningún efecto sobre ella. La primera plataforma todavía no ha contestado mientras que desde Indiegogo sí se nos ha proporcionado parte de la información pedida, pero en ningún caso nos dice cuál es la opinión de la compañía sobre la venta de este tipo de gafas en su web.
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¿Gasto inútil o perjuicio?
Todo esto puede llevar a pensar que utilizar gafas o filtros que nos protejan de la luz azul del ordenador es un gasto de dinero innecesario, pero poco más. Sin embargo, los expertos apuntan a que también puede afectar negativamente a la visión en algunos casos. “Mientras que los filtros utilizados para la luz azul no aportan ningún beneficio, sí que se sabe objetivamente que empobrecen la experiencia visual”, aclara el oftalmólogo de Ocularis. “Al robarnos una parte del espectro azul, perdemos riqueza y matices en la imagen. Sería como hacernos daltónicos sin ninguna necesidad”. También se ha mostrado a favor de esta postura Berruezo, al asegurar que en su trabajo ha tenido que retirar los filtros azules a algunos clientes que aseguraban ver reflejos azulados en su visión lejana. “Por este motivo no solemos recomendar estos filtros a nadie que no vaya a pasar mucho tiempo delante del ordenador”. Además, el óptico ha incidido que en casos de usuarios habituales de estos dispositivos sí pueden generar beneficios, aunque simplemente porque ayudan a parpadear más y mantener el ojo hidratado.
El dilema del 2 en 1
Una de las opciones ofertadas por Barner es la delas gafas “clip-on”, que permiten transformar en un solo movimiento las gafas en unas aptas para estar bajo el Sol. El caso de las radiaciones ultravioleta emitidas por el astro rey es muy diferente, ya que sí se trata de “luz” dañina para la vista, que además no es visible, por lo que su pérdida no supone nada para la riqueza visual. Es por esto que las gafas de Sol deben tener filtros adecuados para evitar que estas radiaciones dañinas lleguen a nuestros ojos, pero no para filtrar la luz azul que también emite el Sol. De hecho, durante el día esta luz es beneficiosa, ya que ayuda a regular correctamente nuestros ritmos circadianos. “La luz visible, en particular el espectro del azul, cumple un papel importante en nuestro funcionamiento”, añade Rubén Pascual. “Se sabe que un déficit de luz de alta intensidad (luz solar, en contraposición con la artificial), en especial azul, altera nuestro ritmo circadiano y puede producir insomnio. También se ha encontrado relación con los trastornos de ánimo como la depresión. Por otra parte, una falta de luz natural en niños y adolescentes está relacionada con mayor progresión de la miopía. Se puede afirmar que no es aconsejable bloquear la luz visible, en especial la luz azul, de forma habitual”.
De cualquier modo, este no sería un problema en el caso de Barner, ya que en declaraciones a este medio sus responsables han explicado que en realidad el clip solar es independiente y no posee el filtro azul.
¿Por qué existen gafas de sol tintadas de diferente color?
De hecho, siguiendo con el tema de los ritmos circadianos, este sí sería un punto en el que la luz azul podría afectar en cierto modo. Sin embargo, solo ocurriría si nos exponemos a un exceso de ella durante la noche. Está demostrado que las personas que utilizan dispositivos electrónicos justo antes de irse a la cama tienen más problemas para conciliar el sueño y descansar. No obstante, en estos casos no sería necesario utilizar gafas con filtros para la luz azul, sino dejar a un lado estos aparatos antes de dormir, durante un tiempo suficiente para que el cerebro también desconecte de la actividad que se estaba llevando a cabo con ellos.