Puede que te hayas preguntado por qué existen gafas de sol con tintes especiales. O tal vez creías que es una cuestión meramente estética. Pero si es así, también es curioso que estas sean más típicas de ciertos deportes, ¿verdad? En realidad los tintes de las gafas de sol tienen su explicación. ¿Y también su evidencia científica? Vamos a contaros un poco más sobre ellas.
¿Para qué sirven las gafas de sol?
Aunque parezca mentira, el primer uso documentado de este tipo de lentes no era para protegerse del sol, precisamente. El uso de cristales ahumados comenzó por cuestiones sociales, para evitar el contacto ocular entre ciertas personas (por rango o cargo), algo que también ocurre en nuestros días. Aunque en el S. XVIII James Ayscough ya trató de usar este tipo de lentes, tintadas en azul o verde, para solucionar ciertos problemas del ojo, no ha sido hasta muy recientemente que se han comenzado a emplear como objetos protectores contra la luz del sol. Pero, ¿cómo funcionan? El efecto principal de las lentes es el de absorber ciertas longitudes de onda de la luz natural. La luz está compuesta por un amplio espectro de ondas, algunas de la cuales son molestas o incluso peligrosas para nuestros ojos.
El tintado de los cristales actúa de pantalla ya que contiene materiales capaces de absorber y reflejar ciertas longitudes concretas. Por eso es por lo que vemos los cristales oscuros o de otro color. De esta manera sólo pasan ciertos tipos de onda, más cómodos para nuestra visión. En el caso de las gafas polarizadas, este tipo de gafas de sol filtran la dirección desde la que llega la luz, ya que esta viene rebotada en todos los objetos, llegando desde cualquier dirección. De esta manera, las gafas de sol polarizadas ayudan a crear una imagen más nítida mientras que evitan brillos molestos.
Entonces, ¿para qué las tintamos?
Como explicábamos, la razón de tintar las gafas de sol de distinto color no es sólo debido a una cuestión estética sino práctica. Mientras que los tintes grises o verdes, los más comunes, alteran mínimamente la percepción del color, otros colores podrían servir para acentuar el contraste. Por ejemplo, el color naranja o amarillo ayudan en la percepción de contrastes de fondo, especialmente en días nublados y de iluminación homogénea. Las gafas de sol rojas aumentan el contraste enormemente y ayudan especialmente en condiciones de poca iluminación. Por otro lado, no existe ningún tipo de evidencia de que las gafas de sol azules o violetas ayuden en ningún sentido, por lo que su uso se debe más bien a una cuestión estética.
Pero, entonces, ¿el resto de los tintes funciona? Existen bastantes dudas de hasta que punto se altera la percepción de cada individuo. Esto se debe, principalmente, a que cada ojo (y cerebro) es muy distinto a la hora de percibir los colores a nuestro alrededor. Sabemos con seguridad la utilidad de las gafas de sol a la hora de detener las radiaciones perniciosas para los ojos y ayudar en ciertas patologías. Por otro lado, sí que se conocen los posibles peligros de usar gafas de diversos colores a la hora de conducir. Esto se debe, como decíamos, a la alteración de la percepción de los colores, que podría ser un factor clave en algunos accidentes de tráfico. Por esa razón, sólo las gafas grises o verdes, las más neutras, están recomendadas (y permitidas) en la conducción.
En otros deportes y actividades físicas, sin embargo, se utilizan otros tintes dependiendo de la necesidad. Así, en la caza o en el golf se emplean las amarillas, mientras que en el ciclismo o en la carrera se prefieren las tradicionales. Pero además de los tintes hay que tener en cuenta que no todas las gafas de sol son de la misma calidad. Se aconseja el uso de gafas homologadas ya que el resto son puramente ornamentales y no protegen contra las radiaciones perniciosas. Y no hace falta gastarse mucho dinero en unas gafas. Si cumplen con la homologación, lo que significa que cumplen con ciertas características exigidas por las autoridades, todas protegen de forma similar. Gastarse más dinero no implica tener mejor protección, sino que es una cuestión de preferencias.