2008: Diez años atrás Marvel se jugaba prácticamente su seguridad económica a una sola carta. Tras vender (y malvender los derechos de sus personajes a otras productoras, se disponían a crear la primera producción en solitario. El elegido, Iron Man, un superhéroe y Vengador por entonces secundario y para interpretarlo Robert Downey Jr., actor que en ese momento también pasaba su particular vía crucis.
El resultado de aquella apuesta, hoy una década después, no puede ser más brillante. El éxito de Iron Man (585 millones de recaudación por 140 de presupuesto) hizo que Disney se fijara en Marvel. La Casa de las Ideas era comprada y su mal estado económico estaba a salvo, pero lo más importante es que con ello se iniciaría la que hoy en la franquicia que más ha recaudado de la historia: el Universo Cinematográfico de Marvel.
El UCM, con sus escenas post-créditos y sus continuas interconexiones, ha conseguido cerrar el 2018 con una recaudación de más de 17.500 millones de dólares en las 20 películas que lleva estrenadas. Y lo ha hecho colando dos de sus películas de este año en el top 10 histórico: Black Panther (1.346 millones) y por supuesto Infinity War (2.048 millones) que ya es de facto la cuarta cinta con mayor recaudación de siempre solo por detrás de Avatar (2009), Titanic (1997) y el Episodio VII de Star Wars: El Despertar de la Fuerza (2015).
Y es que el año que se cierra ha sido el de la consolidación de una máquina de hacer billetes, merchandising y de replicar la mitología que durante generaciones enganchó al público de los cómics a la gran pantalla. Un 2018 donde además de puro dinero, la crítica, tanto especializada como a través de usuarios, también ha refrendado un género que hasta hace poco se veía como menor. A fin de cuentas, parte de la audiencia de Marvel es cautiva de aquellos jóvenes o niños que han crecido viendo desde Iron Man a Infinity War, y el producto parece haber crecido satisfactoriamente con ellos.
La insólita historia de las películas de Marvel antes de su Universo Cinematográfico
De Black Panther a Infinity War: el año redondo de Marvel
Para hacerse una idea de la explosión definitiva y definitoria del género, este año que se acaba ha sido el de mayor número de estrenos. Marvel por su parte estrenó las ya citadas Black Panther y Avengers: Infinity War junto con el descargo cómico pero también fundamental de Ant-Man y la Avispa, DC la película de animación Teen Titans y la todavía en exhibición Aquaman, FOX ha explotado su última bala comercial en la figura de Deadpool 2, tras reencontrarse con la crítica el año pasado gracias a Logan, y Sony ha hecho lo propio con el Venom de Tom Hardy y la también en cines y muy aplaudida Spider-man: into the Spider-verse. Unas producciones puramente comiqueras a las que se suma la segunda entrega de Los increíbles.
La mayoría de ellas puede verse como un terreno ganado para sus productoras y para el género en términos globales. La Black Panther de Ryan Coogler se vio desde el comienzo como el cierre de una cuenta pendiente que Marvel tenía con la diversidad de raza, mostrando en todo su esplendor ese oximorón que significa una nación africana como Wakanda, siendo líder mundial en tecnología y desarrollo y que recogía en buena parte el espíritu de restauración que con los personajes femeninos ya había iniciado DC con Wonder Woman en 2017 y que ahora emprenderá La Casa de Las Ideas con Capitana Marvel.
Infinity War fue lo que es en términos narrativos, técnicos y de recaudación. La mayor película de superhéroes hecha jamás. El comienzo del final de una saga de forma apoteósica y bien trazada. Venom, pese a las críticas que recibió incluso antes de su estreno, fue el reflejo de lo bueno y lo malo que puede tener el hype que ya achaca el mercado a estas producciones, pero, no hay que negarlo, también fue el personaje que hizo que un actor de la talla de Tom Hardy quisiera enrolarse en una apuesta así. Deadpool nos recordó los subterfugios que tiene toda la cosmogonía del cómic para hacer que un actor que parecía desterrado por su papel en Green Lantern como Ryan Reynolds ahora se haya convertido en un superhéroe que rompe casi de forma compulsiva la cuarta pared.
Aquaman, con todo su barroquismo, parece haber conseguido reverdecer las intentonas y complicaciones en las que DC se había metido más allá de Wonder Woman, al tiempo que Spider-man: Into The Spider-verse, parece demostrar que el pastel del hombre-araña es lo suficientemente grande como para ser repartido y además reconciliar al género con la animación de más alto nivel.
https://datawrapper.dwcdn.net/252fw/1/
Pero si algo destaca de tal forma es porque lógicamente el negocio funciona. En términos de recaudación global, en el ranking de las películas más taquilleras de 2018 aparecen 6 cintas de superhéroes entre las diez primeras, como se puede ver en el gráfico anterior a la espera todavía de ver dónde se sitúan Aquaman y el Spiderman de Miles Morales. Y a ello se suma la reverencia de la crítica: según las puntuaciones medias de IMDB para el género, Avengers: Infinity War se ha colado como la segunda película del género con mejor nota solo por detrás de El Caballero Oscuro (2018) de Nolan.
DC y su búsqueda de sí mismo
Sin embargo la salud de los héroes en mallas no solo se mide por su estado actual, sino por su potencial de forma inminente. El hiper-hype creado con el avance de Avengers 4: Endgame, que nos obligó a los medios a estar pendientes de su fecha de estreno más que de cualquier otro trailer, ver cómo afectará la compra de FOX por parte de Marvel y el regreso de los X-Men o el campo por delante que tiene aún DC son buena prueba de ello.
Y es que la editorial de Batman y Superman aún tiene desde luego mucho que mejorar para llegar al nivel de Marvel. Tras las complicaciones del rodaje de Justice League, y el fracaso en crítica de Suicide Squad, no queda muy claro el camino que quiere recorrer Warner con sus personajes. Las primeras impresiones del Aquaman de James Wan parecen recobrar el impulso que tomó con Wonder Woman, pero que de un modo u otro, sigue estado lejos de definir un discurso para todo su universo Expandido en el cine.
¿Pretende DC recuperar el tono oscuro y profundo que consiguió el Batman de Nolan con películas como la de el Joker que prepara con Joaquín Phoenix de forma externa a su franquicia? ¿O por el contrario intentará trazar la línea de humor que, imitando a Marvel le ha pasado factura en el pasado? ¿Mezclará todo en su nueva plataforma de streaming? Lo único que tenemos claro es que aquel 2008 al que nos retrotraíamos al hablar del comienzo del UCM también fue el del Joker de Heath Ledger y que a la postre acabó recibiendo dos Oscars. Veremos si en la entrega de premios de 2019, en la que la Academia planteó presentar un premio “a las películas más populares”, para después dar marcha atrás, concede alguna estatuilla al los personajes salidos del cómic.
¿Cine solo de superhéroes?: el universo se expande aún más
Como último apunte a este año de locura superheroica, se debe hablar también de cómo el arquetipo de superhéroe ha salido de su propia zona de confort. Una muestra es la trilogía de M. Night Shyamalan que se cerrará en 2019 con Glass, una cinta donde sus superhéroes 'reales' se encontrarán tras El protegido y Múltiple. El director de El Sexto Sentido ha dicho que Glass “será la primera película de superhéroes con fundamentos reales”. Un añadido al género pero también a sus propias películas que las hacen aún más interesantes.
Además, bajo la producción de James Gunn, el director de Guardianes de la Galaxia expulsado de Disney de forma polémica por sus chistes antiguos, también se estrenará en unos meses El Hijo, una cinta que plantea la historia de Superman, pero desde el horror: qué pasaría si un matrimonio de granjeros que esperan un hijo reciben un día un 'regalo' en forma de vástago extraterrestre, pero cuyos poderes acaban basculando hacia el lado oscuro en lugar de hacer el bien. Sin duda alguna, el cine nunca había explorado de tal forma al superhéroe, y si 2018 ha sido el año de la consolidación definitiva de estos personajes, quizá 2019 sea el de su exploración más allá de los clichés de las viñetas.