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La relación entre empresarios y trabajadores forma parte de uno de los históricos del mundo laboral. Con mejores y peores épocas, los intereses de unos y otros siempre han ido en diferentes direcciones. Si la disparidad entre ambos llega a un punto irreconciliable, el resultado culminará, en muchos casos, en una huelga de los trabajadores.

El curso de los hechos, tal y como se han planteado en las oficinas de Amazon en España, están dibujando un nuevo paradigma. Desde hace meses, los empleados de la planta de San Fernando de Henares en Madrid han plantado cara a la tecnológica. Con un convenio laboral caducado desde el 31 de diciembre de 2016, y la imposibilidad de llegar a un acuerdo entre ambas partes para su renovación, casi el 80% de la plantilla decidió ir a la huelga en marzo de este año. Mejores retribuciones y asegurar la cuestión de las bajas laborales por enfermedad; estos eran los puntos calientes de un texto que nunca llegó a ver la luz. Semanas después, Amazon decidía aprobar de forma unilateral el convenio sectorial. El resultado fue una nueva jornada de paros durante el Prime Day uno de los días de más recaudación para la tecnológica. Ahora, y a las puerta del famoso Black Friday, volvemos a estar en la misma situación.

Altercados y posiciones irreconciliables: así culmina la segunda huelga de Amazon

Desde hace semanas, sindicatos y grupos de empleados llevan trabajando en la convocatoria de las nuevas jornadas de huelga. En la trastienda, las mismas peticiones de antaño y sobre la mesa, la misma propuesta por ambas partes. El resultado de las negociaciones, como era de esperar, es que han quedado desiertas hasta la fecha. Si nada cambia, la realidad es que esta historia se repita durante el puente de la constitución y Navidades.

Si el seguimiento masivo de la huelga en la primera convocatoria pilló a Amazon desprevenido, eso no ocurrió en ocasiones posteriores. Conscientes de la paralización de la actividad en la mayor planta del centro del país, la tecnológica pronto derivó los servicios al resto de sedes en el país. El Prat, en Cataluña absorbió la mayor parte de la actividad de la tecnológica. Pronto se sucedieron una serie de amenazas contra algunos de los empleados de la tecnológica que secundaron la huelga y denuncias a algunos de los líderes sindicales. Una serie de contrataciones bajo cuerda de trabajadores temporales también alarmaron al sector durante la convocatoria de paros para el Prime Day; era, en términos generales, una afrenta contra las directrices básicas del derecho a huelga de los trabajadores. Esta situación volverá a repetirse a lo largo del Black Friday.

Amazon afronta el Black Friday con huelgas en su mayor centro de España

Hoy, los acontecimientos han sufrido un nuevo e inesperado giro. Reconocido en la Constitución Española en su artículo 28.2, el derecho de huelga es un hecho fundamental para la defensa de los intereses de los trabajadores como un derecho de titularidad individual, pero de ejercicio colectivo. Siempre y cuando los servicios esenciales de la comunidad queden cubiertos, el derecho a huelga será inalienable. Aunque Amazon se tenga a sí mismo como un derecho esencial, la realidad es que no lo es, pero eso ha querido dejar claro con su último movimiento. Ya lo adelantaban en El Confidencial Amazon exigió a la Policía Nacional sabotear la huelga instándoles a entrar en sus instalaciones para obligar a sus empleados a mantener la productividad. Como era de esperar, y atendiendo al papel de la Policía Nacional en este tipo de situaciones, su respuesta ha sido negativa. Su única misión será la de mantener el orden público en caso de ser necesario. Asímismo, los sindicatos también han denunciado la contratación, por parte de Amazon, de grupos de vigilantes para sabotear los piquetes y presionar a los empleados de la firma que decidieron ir a la huelga.

No es la primera vez que se acusa a una compañía de vulnerar el derecho a huelga de sus empleados. Es, de hecho, una lucha histórica en el ámbito laboral. Ya sean de perfil tecnológico o no, es una constante que se lleva repitiendo. Justo esta semana, NH y Barceló han sido acusados por la Inspección de Trabajo por no respetar el derecho a huelga de sus empleadas de limpieza. En 2010, el Tribunal Constitucional acuñó un término que formaría parte de los hitos en la doctrina constitucional del derecho a la huelga: "esquirolaje tecnológico". A raíz de la emisión de un partido de Champions League durante la celebración de una huelga general, Telemadrid se sirvió de medios tecnológicos no habituales para seguir con la programación establecida. Aunque el fallo fue a favor de la cadena de televisión, el término quedaba ahí para la posteridad.

Lo cierto es que este giro por parte de Amazon supone una afrenta nueva a los derechos de los trabajadores. Lo que desde los grupos sindicales de la tecnológica han considerado como un asunto extremadamente grave, puede ser uno de los atentados más graves del histórico de huelgas en España ante el que Amazon ha hecho un firme comunicado:

"Amazon es una compañía responsable que siempre pone a sus clientes y empleados en primer lugar. Para garantizar la seguridad de nuestra gente y nuestras operaciones siempre colaboramos con las autoridades, incluida la Policía. Sin embargo, cualquier afirmación de que hayamos utilizado esta relación de manera inadecuada es categóricamente incorrecta. Cualquiera que entienda la forma en la que funcionan las empresas y las autoridades locales sabrá que ese tipo de afirmaciones son rotundamente falsas y desacertadas".

Douglas Harper, portavoz sindical, explica que tampoco tienen noticias al respecto. Confirma que, efectivamente, están investigando estas cuestiones, pero "resulta difícil demostrarlo". Con un antecedente parecido en la planta de Coca-Cola en Fuenlabrada, los grupos sindicales tienen "la firme intención de llegar a la Delegación de Gobierno para pedir explicaciones para que pongan a Amazon en su sitio confiando en lo mediático que es este conflicto".

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