En diciembre de 2016 y ocurría algo insólito para el desarrollo tecnológico en el sector del transporte. Carbures, una empresa española, lograba el contrato para desarrollar la primera cápsula de pasajeros de Hyperloop. Dos años después, y en sus instalaciones de Cádiz, se ha mostrado una primera versión de lo que una de las compañías más seguidas y criticadas quiere ofrecer. Su nombre para el mundo: Quintero One.

Fabricada en un 85% por materiales compuestos y un 15% de aluminio, una de las principales características de la cápsula sería su capacidad de ser inteligente. La estructura completa de la cápsula estaría dotada de una fibra de carbono, de unos 7.200 metros cuadrados en total, que generan una suerte de piel inteligente en la que se han instalado 72 sensores que estudian el comportamiento de la estructura y los materiales en tiempo real y durante todo el trayecto. Un software específico interpretará los datos registrados para estudiar en cada momento el estado de cada pieza de la estructura minimizando los gastos de mantenimiento. Asímismo, la fibra ofrece una solución a uno de los mayores problemas de las cápsulas: peso (5 toneladas aproximadamente), resistencia y aislamiento.

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Desde Elon Musk, en sus primeros discursos, hasta las primeras diapositivas de un Hyperloop que empezaba a hacerse mayor, una de las principales dudas era la de saber cómo serían esas cápsulas traídas del futuro. 32 metros de longitud con una capacidad interior de 15 metros que dejará espacio para un máximo de 40 pasajeros. Sin embargo, las mayores incógnitas del aspecto interior aún están pendientes de resolver. El contrato de Carbures se centraba en la creación del cascarón de la "nave"; ahora, esta viajará a Francia para culminar el aspecto interior de la cápsula.

La pregunta del millón: ¿cuándo? “En 2019, la cápsula estará completamente optimizada y lista para los pasajeros” ha explicado Bibop Gresta, presidente y cofundador de HyperloopTT. El siguiente paso sería ponerlos en marcha en los túneles de la compañía.

Carbures, el éxito de una startup española

Durante seis meses se prolongó la batalla por hacerse con el contrato de Hyperloop. Después de medio año, la compañía española consiguió pasar por delante de cuatro compañías internacionales. La primera consecuencia se reflejó en una subida de los resultados de Carbures en el MAB, el Mercado Alternativo Bursátil.

Fundada por Rafael Contreras en 1999 en la Universidad de Cádiz como una spin off, no fue hasta 2011 cuando la compañía, que ya cotiza en el MAB, decidió internacionalizar su actividad. En 2012, en Carolina del Sur, Carbures abría su primer centro de investigación internacional que sería el caldo de cultivo necesario para los actuales logros de la compañía en el ecosistema de Silicon Valley.

Para el desarrollo de la cápsula, Carbures e Inypsa -otra compañía tecnológica de inteligencia artificial han creado una filial conjunta llamada Airtificial. La nueva Compañía está especializada en la aplicación de inteligencia artificial, mediante la robótica colaborativa, las estructuras sensorizadas y sus respectivos desarrollos de ingeniería y procesos de fabricación aplicados, a los sectores aeroespacial y defensa, obra civil y automoción.

Una cuestión de promesas

La historia de Hyperloop ha pasado por sus más y sus menos. Muchos asocian el proyecto de los tubos de transporte a Elon Musk; una más de sus empresas de transporte ligado a la tecnología que conformaría el legado de uno de los personajes más controvertidos de los últimos tiempos. En cierto modo, Hyperloop surgió del imaginario de Musk, pero lejos de su control empresarial. Al poco tiempo, y con parte de la financiación del empresario, los primeros pasos del futuro del transporte de larga distancia empezó a dar sus primeros pasos.

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Dirk Ahlborn, CEO de Hyperloop, comentaba en una entrevista a Hipertextual la realidad de la situación: ellos no habían inventado nada, solo estaban haciendo realidad una situación que comenzó con unas patentes allá por 1870.

https://hipertextual.com/entrevistas/dirk-ahlborn-hyperloop

Ya en 2015, la promesa de Hyperloop apuntaba a una primera experiencia del transporte supersónico en los próximos años. Quizá en 30 años, cada ciudad contaría con su propio sistema de transporte. Fue precisamente en 2017 cuando la compañía superaba con éxito su primer viaje de prueba a escala real: 308 km/h. A partir de ese momento, la escalada de la tecnológica ha sido gradual. Lo que en un principio era una locura en manos de algunos ingenieros de Silicon Valley, comenzó a ser objeto de codicia por parte de algunas de las grandes urbes del mundo. Pasó muy poco tiempo desde la experiencia de prueba hasta que una primera ciudad encargase un sistema Hyperloop completo. Dubái-Abu Dabi era la candidata a convertirse en la pionera de los viajes más tecnológicos.

Sobre la mesa quedaban varias dudas. Algunos retos técnicos que hacían referencia a la resistencia de los materiales con los que se fabricarían todos los sistemas. El sistema de Hyperloop se fundamenta en el vacío de las cápsulas; el químico Phil Manson criticaba la propuesta ya que para construir un tramo de 600 Km habría que extraer dos millones de metros cúbicos de aire. Pero, sin duda, la cuestión económica era una de las que generaba más incógnitas; ya no solo es el espacio necesario para la instalación, es la financiación necesaria para llevar a cabo ese proyecto. La entrada de Emiratos como uno de los patrocinadores iniciales del proyecto respondía a algo más que un intento de llamar la atención.

Ahora mismo, y aún con muchas dudas, la realidad es que Hyperloop se acerca más a la realidad que a un posible proyecto abocado al olvido. Precisamente, Carbures, la misma compañía que acaba de presentar la propuesta de cápsula que algún día quedará ocupada por pasajeros reales, también trabaja en los tubos que recorrerán los algo más de 160 kilómetros que separan Dubái de Abu Dabi. Casi una hora y media de viaje en coche que, con el ingenio de Hyperloop, quedará resuelta en 12 minutos. Esperado para 2021 o 2022, Carbures ya trabaja en el proyecto de 2,8 millones de euros que se espera, en modelo prototipo, para finales de 2018.

Hyperloop firma un contrato para instalar un centro de desarrollo en España

Igualmente, no es el primer encargo que Hyperloop entrega en España. La cápsula, recientemente entregada, y el túnel que está en fase de prototipo fueron dos de los primeros contratos que entraron en Cádiz. Málaga fue la siguiente en la lista. En agosto de este mismo año, la región de Bobadilla se hacía con el centro de desarrollo de Hyperloop; un proyecto con una inversión de 500 millones de euros que, aunque no promete la instalación de uno de los trayectos de la tecnológica a corto plazo, sí que coloca al país en el radar de la innovación del transporte.

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