Los videojuegos se están convirtiendo poco a poco en una de las principales causas de sedentarismo infantil en los países desarrollados. Muchos niños aprenden antes a utilizar tablets, ordenadores y teléfonos móviles que a hablar o andar, por lo que la tecnología forma parte activa de su mundo desde bien pequeños.

Sin embargo, si se sabe utilizar, este fenómeno puede aportar muchas más ventajas que perjuicios. De hecho, cada vez son más los estudios científicos que se adentran en los beneficios que aportan a los niños este tipo de actividades: mejoran su destreza visual y auditiva, les enseñan a organizarse y trabajar en equipo e incluso ejercitan su memoria. Además, con algunos de ellos también aprenden tareas que serán importantes en su día a día, como orientarse en un mapa o tomar decisiones rápidamente.

Lógicamente, para que se puedan obtener estos beneficios, los padres deben controlar qué juegos usan y durante qué horas lo hacen, asegurando que tengan una vida activa más allá de la consola y el ordenador.

Si todo esto se hace correctamente, se pueden obtener incluso beneficios más específicos, gracias al fenómeno de la gamificación. Esta técnica es muy usada en el ámbito educativo, con el objetivo de que los niños adquieran ciertos conocimientos curriculares a través de mecánicas de juego, ya sea con ayuda de dispositivos electrónicos o sin ellos.

Poco a poco, la gamificación ha salido de las aulas y ha llegado a clínicas y hospitales, donde se utiliza para ayudar a niños y adultos a mejorar los síntomas de todo tipo de trastornos neurológicos y mentales, desde el autismo hasta la bulimia, pasando por el alzhéimer.

Autismo: aprovechando su afición por las tecnologías

El autismo es uno de los conocidos como trastornos del espectro autista, caracterizados por un repertorio muy amplio de síntomas, que pueden variar notablemente entre casos diferentes.

Sin embargo, la mayoría de ellos coinciden en su dificultad a la hora de interaccionar socialmente y en el desinterés que sienten por la inmensa mayoría de temas.

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A pesar de todo, sí que suelen disfrutar con las nuevas tecnologías y los juegos del ordenador, algo que supone una gran baza a la hora de ayudarles a mejorar los síntomas de su trastorno.

Uno de los pioneros en este tema fue James Tanaka. A mediados de la década de los 2000, este psicólogo cognitivo de la Universidad de Victoria, en Canadá, desarrolló Let’s Face it!, una serie de minijuegos cuyo objetivo era aprender a interpretar las diferentes expresiones faciales humanas.

Esto es algo que suele resultar muy difícil para los autistas, haciendo aún más complicadas sus interacciones sociales. Cuarenta y dos niños jugaron con el prototipo durante veinte horas, tras las cuales mostraron una gran mejoría en su habilidad para interpretar las expresiones de los rostros que se les enseñaban.

Por desgracia, pasaron varios años desde entonces hasta que Tanaka pudo publicar sus resultados, por lo que los juegos se habían quedado anticuados en comparación a otras alternativas de la industria.

Otra opción interesante es Autcraft, un servidor de Minecraft diseñado en 2013 por los creadores del juego para que los niños autistas ejerciten sus destrezas sociales y mejoren su capacidad para desenvolverse en el día a día.

Un videojuego como terapia para el autismo

Al tratarse de un juego de mundo abierto, en el que el jugador debe gestionar sus recursos y organizarse para vivir, pueden practicar este tipo de habilidades, extrapolándolas después a la vida real.

Por otro lado, para que la experiencia sea aún más enriquecedora, el servidor está controlado por voluntarios, que aseguran que no se utilicen palabra mal sonantes o cualquier otra actitud que pudiera perjudicar al aprendizaje de los niños.

Existen otras muchas opciones para que los chicos autistas aprendan jugando, aunque los expertos advierten que algunas no son más que juegos convencionales, que no tienen por qué producirles ningún efecto. Por eso, ante la duda, siempre se debe consultar a un profesional.

Realidad virtual para tratar la bulimia y la ludopatía

La bulimia es uno de los conocidos como trastornos de la conducta alimentaria. Las personas que lo padecen tratan de controlar su ansiedad a través de atracones de comida, tras los que entran en una fase de remordimiento que les lleva a intentar perder peso por la vía rápida, con acciones como vomitar, tomar laxantes o hacer un ejercicio excesivo.

Por otro lado, las personas con ludopatía sienten un impulso incontrolable de jugar y apostar, llegando a caer en adicciones que afectan seriamente al transcurso de su vida.

Ludópatas desde antes de los 18

El Hospital Universitario de Bellvitge, en Barcelona, cuenta con una Unidad de Trastornos Alimentarios y otra para el tratamiento del juego patológico, a las que cada año llegan cientos de nuevos casos, con perfiles muy distintos.

Con el fin de tratar los más complicados, los coordinadores de ambas unidades, Fernando Fernández-Aranda y Susana Jiménez Murcia, se unieron para desarrollar un juego dirigido a pacientes con patologías asociadas a la impulsividad.

El resultado fue Playmancer, un juego de realidad virtual que introduce a los pacientes en una isla en la que deben enfrentarse a diferentes situaciones, con las que entrenan su capacidad para gestionar emociones como el estrés, la frustración y la impulsividad. Los resultados de su trabajo fueron publicados en 2015 en la revista Cyberpsychology, behavior and social networking y en Frontiers in Psychology.

Desde entonces, según ha declarado Fernández-Aranda a Hipertextual, se ha utilizado el juego con más de 150 pacientes, con resultados muy positivos.

El único inconveniente de Playmancer es que debe utilizarse en el hospital, ya que requiere de una infraestructura concreta. Sin embargo, desde hace más de un año el equipo se encuentra desarrollando una aplicación en formato Tablet, gracias a un proyecto concedido por el Ministerio de Economía y Competitividad. Con ella, los pacientes podrían continuar con el tratamiento desde sus casas.

Actualmente, estos investigadores han centrado su atención en los cambios fisiológicos que puede generar el juego. “Acabamos de finalizar un estudio para ver los cambios a nivel cerebral que produce la utilización del juego”, ha contado Fernández-Aranda. “Sin embargo, aún no disponemos de datos cuantificados”.

Parece ser que Playmancer, que en 2011 ganó el premio al mejor “Serious Game” de salud en el Festival Fun &Serious, de Bilbao, aún dará mucho que hablar. Una gran noticia para los pacientes con problemas para lidiar con su impulsividad.

Juegos para ralentizar el alzhéimer

Aunque por el momento no existe una cura para el alzhéimer, muchos de los estudios científicos que se han llevado a cabo al respecto están ayudando al desarrollo de tratamientos capaces de ralentizar sus síntomas.

Entre los signos más típicos de la enfermedad se encuentran las pérdidas de memoria, que poco a poco se vuelven dramáticamente grandes.

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Para evitarlas se aconsejan algunos ejercicios mentales, muchos de los cuales en los últimos años se han convertido en aplicaciones y juegos para dispositivos electrónicos.

El problema en estos casos viene de la dificultad que tienen algunas personas mayores para desenvolverse con las nuevas tecnologías. Por eso, son tan importantes trabajos como el de un equipo de científicos de la Universidad de Almería, que en 2016 presentó un programa informático que solventaba este tipo de inconvenientes.

La aplicación está diseñada para su uso en dispositivos táctiles, de modo que las personas que no están familiarizadas con los teclados sean capaces de usarlos de una forma intuitiva. Así, pueden practicar con una serie de juegos que les ayudan a ejercitar la memoria y otras habilidades como la atención o la orientación, también mermadas en pacientes con enfermedades neurodegenerativas.

Pero este programa no está diseñado sólo para enfermos que ya han sido diagnosticadas de alzhéimer, ya que también pueden usarlo pacientes que acaban de sufrir un ictus o personas sanas que quieran comenzar a ejercitar su mente a partir de los sesenta años.

Los médicos también juegan

Foto: Piron Guillaume

Los videojuegos no tienen por qué ser sólo para niños ávidos de aventuras o enfermos que quieran tratar sus síntomas de una forma poco convencional.

Al fin y al cabo, cada vez son más los problemas que pueden solucionarse con simulaciones virtuales, incluidos algunos de los dilemas con los que se encuentran los médicos durante su día a día.

Este es el caso de un videojuego desarrollado por investigadores estadounidenses, que acaba de ser descrito en un estudio publicado en PNAS.

El objetivo del juego es ayudar a los médicos a tomar decisiones en procesos de triaje. Este tipo de procedimientos constan de un protocolo por el cual se debe clasificar a los pacientes en función de su gravedad. A menudo este tipo de situaciones deben ser tomadas por médicos que llevan varias horas atendiendo urgencias, sometidos a un gran estrés, por lo que pueden tomar decisiones erróneas.

Por eso, este videojuego los enfrenta a varios casos de pacientes virtuales, con distintas patologías y niveles de gravedad. El programa fue probado con 320 médicos, que habían asistido a unas conferencias.

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Una vez finalizado el entrenamiento, si se sometían a una situación virtual de triaje los profesionales que habían utilizado el juego actuaban con más eficiencia que los que no lo habían hecho. Esto sugiere que el juego podría mejorar las tasas de triaje. Sin embargo, los propios investigadores reconocen que aún será necesaria más investigación al respecto.

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