Hace algo más de un año que la situación interna de Uber vivía uno de sus momentos más convulsos de su historia. Justo antes del verano, Travis Kalanick, CEO y creador de Uber, era invitado a abandonar su cargo por la grave crisis de la tecnológica. Semanas después, y muy lejos de las apuestas, la compañía de transporte presentaba a su nuevo CEO. Dara Khosrowshahi, directamente de Expedia, ocupaba el cargo con un objetivo muy claro: cambiar el curso de Uber y su imagen al mundo.
Primero se sucedieron los cambios internos y algunas modificaciones en la estrategia de la compañía a la hora de enfrentarse a todos los problemas acumulados en todas sus regiones operativas. 12 meses después, Khosrowshahi ya ha querido dibujar el futuro del transporte en las ciudades.
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En el contexto del TechCrunch Disrupt SF, el CEO de una de las compañías más populares del mundo ha querido marcar la pauta futura. Asumen, que de aquí a 10 años, prácticamente el 50% de la actividad de Uber en el mundo tendrá origen en el sector de las bicicletas; lo cual tiene sentido en referencia a la actividad de la compañía de los últimos meses. Una inversión inicial en JUMP para comprobar si la actividad de la compañía funcionaba dentro del ecosistema de Uber; poco después llegó la compra efectiva de la misma startup. El objetivo estaba en conquistar el mundo, además de con los coches, con sus bicis eléctricas.
El CEO de Uber también quiso hacer foco en el nuevo modelo de negocio de moda: los patinetes eléctricos. De momento con una inversión de Lime, pero con las ideas claras a la hora de crear un sistema propio de patinetes eléctricos, la tecnológica del transporte también querrá centrarse en este segmento. El problema, en este momento, pasa por un conflicto entre las administraciones y los patinetes. Pero a Uber, nunca le gustaron los retos fáciles.
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La realidad es que los coches, primer modelo de negocio de Uber, están pasando a un segundo plano para la compañía de transporte más grande del mundo. Si el debate hace unos meses era el de conductores sí, conductores no, ahora el debate aborda cuestiones mucho más ambiciosas. Asumen que el coche particular tiene, como mucho, 10 años más de vida. Los pocos que queden serán sin conductor o, también en la línea de Uber, de la mano de los modelos voladores que quieren implantar de aquí a poco tiempo en alguna de las grandes capitales del mundo.
El objetivo, explicó Khosrowshahi es, sin remilgos, "convertirse en el Amazon del transporte".