Han pasado casi 3 meses desde que Travis kalanick fuese invitado a salir de su puesto como CEO, pero ya tiene sustituto: Dara Khosrowshahi es el nuevo CEO de Uber.

Curiosamente Khosrowshahi no había entrado como posible en ninguna de las quinielas que aventuraban el nombre del afortunado que ocuparía el puesto de CEO de una de las polémicas del panorama tecnológico. Mark Hurd, Meg Whitman, Susan Wojcicki, Sheryl Sandberg y una más que improbable Ariana Huffington resonaban como posibles; algunos por su experiencia en otras compañías y otros por su cercanía a Uber. Sin embargo, Jeff Immelt fue el que, hace escasos días, se colocaba como el mejor preparado principalmente por su experiencia en la resolución de crisis institucionales y su trabajo en General Motors. Tanto Immelt como Whitman, los más destacados, renunciaron a su posible nombramiento pese a tener de su lado a Kalanick.

El nuevo CEO de Uber tendrá un gran problema: la junta directiva

En la elección del nuevo CEO ha primado la experiencia profesional del candidato, pero también su conocimiento de la industria tecnológica. Por una parte, Khosrowshahi operó como CFO durante 7 años en IAC, pero ha sido su último empleo el que le ha valido el premio. Durante 12 años ha ocupado el cargo de CEO de Expedia, una de las mayores tecnológicas enfocadas al sector del turismo a nivel mundial. Además, durante sus años en la tecnológica de viajes ha conseguido aumentar la capitalización bursátil de la misma a partir de buenas compras y decisiones estratégicas. Lo cual, a largo plazo, sería la estrategia perfecta para Uber: contar con un líder con experiencia en empresas que cotizan en bolsa. Y aunque de momento Uber no ha sado señales de querer entrar en los mercados públicos, puesto que antes tiene que resolver sus problemas de deuda además de perder el miedo al control de sus cuentas públicas, es todo un proyecto a largo plazo. Recordemos que, según las cuentas del último trimestre de Uber, la compañía perdía 645 millones durante el segundo trimestre de 2017.

De origen iraní, Khosrowshahi ha estado durante años en el segundo plano de eso que se conoce como el culebrón de los CEOs de Silicon Valley. Ubicado en Seattle ha estado siempre lejos de la agenda pública de la región de San Francisco.

La noticia, publicada por Recode, anunciaba que varios miembros de la junta afirmaban estar muy contentos por la elección. Sin embargo, aún queda un paso para que Khosrowshahi tenga el puesto al 100% en sus manos: su confirmación y aceptación.