El pasado 6 de septiembre se celebró la duodécima etapa de la vuelta ciclista a España. La carrera, celebrada entre la localidad de Mondañón y el Faro de Estaca de Bares, ambos en Galicia, fue mayoritariamente llana, con un par de puertos de montaña de tercera categoría.

Pero si realmente dio que hablar esta etapa fue por uno de los comentarios del ex ciclista Alberto Contador, quien después de dejar la bicicleta en 2017 está experimentando una nueva faceta como locutor durante las carreras en las retransmisiones en directo de Eurosport TV.

Durante la retransmisión de la etapa 12, Contador hizo un comentario un tanto desacertado sobre los auxiliares que velan por la salud física de los corredores. “Todos los auxiliares de los equipos están cada vez más preparados con las últimas técnicas”, aseguraba el ex corredor madrileño. “Unos son quiroprácticos, otros osteópatas (…) Ya no se trata sólo de masajistas, sino de gente muy preparada”.

A continuación aseguraba también que usan técnicas como la acupuntura o las ventosas, entre otras. En resumen, en poco más de un minuto sacó a relucir cada una de las técnicas pseudocientíficas que no sólo están desplazando laboralmente a los fisioterapeutas, sino que también dificultan la recuperación a aquellos deportistas que deciden someterse a ellas.

Lógicamente, las redes sociales han puesto el grito en el cielo por la repercusión que puede tener que alguien tan influyente del mundo del deporte haga una afirmación de este tipo. Entre los primeros en reaccionar se encontró la cuenta de Twitter del Colegio de Fisioterapeutas de Castilla y León, quienes con mucho humor se dirigieron al ex ciclista, animándole a recapacitar sobre sus palabras. ¿Pero qué son realmente todas esas técnicas a las que se refería? Aquí va la explicación de algunas de ellas.

Osteópetas y quiroprácticos, una profesión sanitaria inexistente

La osteopatía es una disciplina que utiliza el masaje y la manipulación de músculos, huesos y articulaciones con el fin de tratar cualquier dolencia o enfermedad locomotora, visceral o neurológica.

Sí que es cierto que existen estudios que corroboran la eficacia de esta técnica en el tratamiento de dolores lumbares. Sin embargo, no hay evidencia científica que apoye su utilidad en otras enfermedades; como el asma, los dolores menstruales, las migrañas o la neumonía. Aun así, muchos osteópatas siguen asegurando tener la capacidad de tratar estas y otras muchas dolencias.

En cuanto a la quiropraxia, se utiliza con fines similares a la osteopatía, pero con la diferencia de centrarse principalmente en las vértebras. De nuevo, no existen estudios que demuestren su eficacia, pero la gravedad no queda ahí, ya que la columna vertebral es muy delicada y cualquier mala manipulación sobre ella puede ocasionar consecuencias muy peligrosas para la salud.

Ahora bien, ¿se pueden considerar profesionales sanitarios las personas que se dedican a utilizar estas técnicas?

En algunos países, como Estados Unidos, la oseteopatía sí que está considerada como una disciplina médica. Sin embargo, en España la legislación al respecto es muy diferente.

De hecho, según la Ley 44/2003, de ordenación de las profesiones sanitarias, las personas tituladas en fisioterapia están contempladas como profesionales de esta rama. Sin embargo, en ningún momento se menciona ni a osteópatas ni a quiroprácticos. No existe, por lo tanto, ningún título oficial para ejercer la osteopatía o la quiropraxia, por lo que ese tipo de “profesionales” no podrían calificarse como trabajadores sanitarios.

Acupuntura, un peligro milenario

La acupuntura es una técnica de la medicina tradicional china consistente en la colocación de agujas en lugares estratégicos del cuerpo,llamados meridianos, con el fin de restaurar lo que sus practicantes conocen como energía vital, o chi. Así, prometen tratar todo tipo de lesiones y enfermedades.

La acupuntura: pinchando a los incautos

No hay ningún estudio científico que haya demostrado la existencia de esta energía, ni la posibilidad de que colocar agujas en zonas concretas del cuerpo pueda generar mejoras en ninguna enfermedad.

Comprobado esto, la mayoría de estudios actuales en torno al tema se centran en analizar si conlleva peligros para la salud del paciente y si se generan mejoras, más allá del placebo.

Lógicamente, el primer gran peligro de esta y otras terapias pseudocientíficas es la posibilidad de que alguien las elija por encima de los tratamientos médicos o fisioterapéuticos reales, exponiendo su dolencia particular a un empeoramiento progresivo a medida que se retrasa el tratamiento.

Por otro lado, si bien es cierto que en general es una terapia relativamente segura, sí que existen algunos estudios en los que se analizan casos concretos en los que se puso en peligro la salud del paciente. Entre los síntomas más frecuentes se encuentran los mareos y las pérdidas de consciencia. En otras ocasiones ha sido necesario recurrir a la extracción quirúrgica de agujas retenidas en el cuerpo e incluso se han dado unos pocos casos en los que las agujas viajaron hasta la caja torácica, instalándose en el parénquima pulmonar o la cavidad pleural.

Breve guía de las pseudociencias: charlatanes médicos

Según declaraciones del experto en evaluación de las terapias alternativas Edzard Ernst en una entrevista para New Scientist, los estudios sobre acupuntura han sacado a la luz 86 muertes provocadas por ella entre los años 1965 y 2009.

Por otro lado, se calcula que el 6% de la población posee de forma natural un hueco en su esternón, cerca de uno de los meridianos de la acupuntura. En una exploración rutinaria esta malformación puede pasar desapercibida, de modo que al proceder a colocar agujas al paciente en el pecho, estas podrían atravesarlo y llegar hasta el corazón. No es una terapia tan inocua como parece.

Ventosaterapia, la 'prima' menos conocida de la acupuntura

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Michael Phelps en una sesión de ventosaterapia - Instagram.com

Aunque, al igual que la acupuntura, esta terapia proviene de la medicina tradicional china, se hizo especialmente famosa durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, en 2016.

Durante la competición, varios atletas, como el nadador Michael Phelps, se dejaron ver con su piel cubierta por una serie de marcas redondas, de un intenso color rojizo.

La pseudoterapia detrás de los moretones de Michael Phelps

Dichas marcas provenían de la colocación sobre el cuerpo de varias ventosas de plástico, unidas a una bomba de succión, con el objetivo de ayudar a fluir el chi. Efectivamente, esa misma energía de la que hablan en la acupuntura.

En la actualidad, los defensores de esta práctica alegan que en realidad lo que se mejora es la circulación sanguínea, promoviendo una recuperación del dolor mucho más rápida que con las técnicas convencionales. ¿Pero qué dice la ciencia sobre esta curiosa terapia?

Existen muy pocos estudios al respecto. El más importante, publicado en PLOS One en 2014, sí que concluía que la técnica podría tener un potencial terapéutico. Sin embargo, añadía también que todos los ensayos clínicos utilizados para el estudio podrían estar sesgados. Esto quiere decir que podría haber algún error en la recolección, el análisis, la interpretación o la revisión de los datos y que, por lo tanto, los resultados obtenidos podrían no ser reales. Por otro lado, igual que ocurre con el caso de la acupuntura, sí que podría haber una clara influencia del efecto placebo, muy común en algunos pacientes con dolor.

En definitiva, la gran mayoría de expertos apuntan a esta técnica como una moda sin fundamento científico.

Kinesiotape, el negocio de las vendas de colores

Otra de las terapias mencionadas por Contador es el tape. Posiblemente, con ello haga referencia a la técnica de las cintas kinesiológicas KT Tape, también conocida como kinesiotape.

Se trata de unos vendajes adhesivos de diferentes colores, patentados por el estadounidense Kenzo Kase en 1996.

Según la propia patente, se trata de un esparadrapo adhesivo diseñado para adherirse directamente a la piel, con el fin de servir como soporte para prevenir lesiones musculares.

Actualmente, en la página web oficial del producto se añade que estas cintas se aplican sobre los músculos para reducir el dolor y la inflamación y relajar los músculos sobre extenuados o los que sirven de apoyo durante las 24 horas del día.

Ahora bien, ¿qué dice la ciencia al respecto? Como con el resto de técnicas similares, también existe bastante controversia. Sí que es cierto que parece producir beneficios similares a los de otro tipo de vendajes, con la ventaja añadida de ser impermeables al agua y el sudor. Por otro lado, algunos estudios apuntan a una pequeña mejora del rango de movimiento y disminución del dolor a corto plazo.

De cualquier modo, aun pudiendo producir pequeños beneficios, siempre deberían ser colocados por un fisioterapeuta y nunca por “auxiliares” sin titulación, como los citados por Contador.

Intrusismo laboral en el área de la fisioterapia

El área de la fisioterapia es una de las más desamparadas en la lucha contra el intrusismo de las pseudoterapias.

https://hipertextual.com/archivo/2010/10/intrusismo-laboral-en-la-fotografia/

Así se lo ha hecho saber a Hipertextual el Coordinador de Intrusismo Profesional del Colegio de Fisioterapeutas de Castilla y León, Enrique García.

El primer error que suele cometerse es llamar terapias a las técnicas utilizadas por este tipo de personas, pues no tratan ninguna dolencia y estafan a la gente.

Ha añadido también que uno de los problemas originales que llevan a este tipo de situaciones es la facilidad que hay en España para obtener títulos. “Cualquiera puede impartir un curso de la materia que quiera, siempre que el título obtenido por los alumnos especifique que no tiene validez académica”, aseguraba al otro lado del teléfono.

Esto lleva a que muchos auxiliares-como los llamaba Contador en la retransmisión de la Vuelta- crean que obteniendo uno de estos cursos pueden ejercer la misma profesión que alguien que ha pasado varios años formándose en la universidad.

Uno de los principales problemas que lleva a que este tipo de intrusismo esté tan extendido es la influencia que tienen deportistas como el propio Contador sobre la población en general.

“A veces, cuando un deportistas sale en televisión hablando de alguna de estas pseudoterapias, al día siguiente los pacientes vienen a consulta a exigírnoslas a nosotros”, decía el fisioterapeuta soriano.

Esto no sólo es peligroso para el público, sino también para los propios deportistas, que no son conscientes del daño que les puede ocasionar. Por lo general, son personas que buscan la rapidez. Si necesitan competir en pocos días muchos de ellos no aceptan que un médico o un fisioterapeuta les diga que deben estar quince días en reposo.

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Terminan acudiendo a falsos profesionales que les dan lo que ellos quieren: una solución rápida.

Sin embargo, esta solución puede hacer que la lesión se agrave y que lo que se hubiese solucionado con quince días de reposo termine convirtiéndose en el motivo de una larga retirada.

Por otro lado, puede ocurrir que consigan competir y crean que su lesión está solucionada. Como ha explicado también a este medio Enrique García, a veces las lesiones son una lotería, por lo que podrían tener un buen día y rendir sin dificultad. El problema es que el deportista no achaca esta mejoría a la suerte o a una remisión momentánea, sino al buen hacer del pseudoterapeuta.

El problema velado del ciclismo

Alberto Contador es un magnífico ciclista y un gran profesional, que debió hacer estas afirmaciones sin ninguna mala fe. De hecho, su declaración podría haber servido para sacar a la luz un problema importante del mundo del ciclismo.

Según García, en el fútbol las personas que atienden las lesiones de los jugadores deben ser obligatoriamente fisioterapeutas. Sin embargo, no ocurre lo mismo en ciclismo; donde, de hecho, los encargados de estas tareas también llevan a cabo varias labores de avituallamiento.

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Como consecuencia, resulta más sencillo contratar a una persona que pueda practicar algunas técnicas aprendidas en un curso sobre osteopatía, pero también sea capaz de conducir el coche escoba o llevar agua a los corredores.

Afortunadamente, cada vez son más las personas concienciadas sobre la importancia de diferenciar unos trabajadores de otros. Sin embargo, todavía queda mucho por andar. Como dice Enrique García:

El problema habrá terminado cuando una persona con una contractura muscular busque en la guía telefónica en la F de fisioterapeuta y no en la M de masajista.

Hasta entonces, aún hay mucho trabajo de concienciación por hacer.