Con la llegada del Series 3, el Apple Watch quedó libre de cadenas. El modelo de 2017, aún a la venta en la mayoría de mercados, fue el primero con conexión LTE. Un añadido que abrió un nuevo mundo de posibilidades para este -cada vez más- importante segmento de productos.

Casi un año más tarde, aquella apuesta inicial se ha magnificado en el seno de Cupertino. Además de presentar una renovada versión del reloj -también con conectividad celular-, Apple ha expandido el número de países en los que se puede adquirir uno de estos modelos, pasando de 9 a 23 naciones en solo 12 meses.

Esta avanzada expansión podría tener una justificación, y es que el futuro del producto, inevitablemente, pase por las redes móviles. No sería algo descabellado, analizándolo detenidamente. De hecho, hay múltiples argumentos que invitan a pensar en ello:

  • Las operadoras dan su visto bueno. Gracias a los Apple Watch con conectividad celular, las operadoras pueden cobrar un suplemento mensual a sus clientes por el tráfico de datos del reloj -que, por lo general, es reducido-. A diferencia de otros productos -como Apple Pay-, la empresa norteamericana no debería encontrar ninguna barrera de entrada.
  • Impulsa la libertad. Si hay algo que va implícito en el concepto de Apple Watch, es la libertad. La libertad de poder monitorizar una actividad física desde la muñeca, de responder un mensaje con un simple toque u obtener indicaciones hacia un lugar sin sostener una pantalla en la mano. La integración de LTE casa a la perfección con esa filosofía libertaria que abandera el Apple Watch. Las ataduras al iPhone desaparecen, la tecnología se vuelve aún más invisible y las posibilidades se multiplican.

  • Desbloquea la creatividad y el poder del producto. Uno de los argumentos más frecuentes en torno a la compra de un Apple Watch -o el desarrollo de aplicaciones para este- es: ¿por qué debo hacerlo si ya transporto un iPhone en el bolsillo? Se trata de una pregunta legítima. El Apple Watch, si dejamos a un margen la salud y la moda, no deja de ser una -excelente- extensión del iPhone. Pero, ¿y si no tuviésemos que llevar un teléfono en el bolsillo? ¿Y si el Watch no fuese una extensión del iPhone, sino un producto libre e independiente? ¿Y si pudiésemos salir a pasear, hacer la compra o correr solo con un reloj en la muñeca? ¿Y si los desarrolladores elaborasen aplicaciones que sacasen partido de sus capacidades y aprovechen todas esas situaciones? ¿Y si pudiera responder mensajes de WhatsApp a kilómetros de distancia? ¿Y si pudiera consultar mi banco desde la muñeca? El paraguas creativo que se abre con una conectividad LTE es increíble. Las capacidades de un Apple Watch podrían aumentar de forma significativa.

  • Casa con Siri. En un futuro no demasiado lejano, Siri será mucho más versátil y poderoso de lo que es ahora. Todas esas capacidades enriquecerán al Apple Watch, que podrá hacer mucho más pese a su reducido tamaño. Ya no tendrás que abrir Safari y googlear algo desde tu iPhone. Se lo preguntarás a Siri. Y lo harás desde tu muñeca, independientemente de si el teléfono está cerca o no. ¿Hay alguna forma más humana e invisible de interactuar con la tecnología?

Para alcanzar esa meta, Apple tendría ante sí dos retos importantes. El primero es hacer que los clientes comprendan el valor de la independencia del iPhone. El segundo, también relacionado con el primero, es hacer que los desarrolladores remen en la misma dirección y expandan las posibilidades de un producto como este. Solo así podríamos llegar a ese, quizá no tan lejano, futuro en el que todos los relojes de Apple integren, por defecto, la conectividad celular en su interior. https://hipertextual.com/analisis/apple-watch-series-4

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