Kelt-9b es un exoplaneta que se encuentra a 650 millones de años luz de la Tierra y está “hirviendo”. Además, el gas que desprende este lejano mundo es capturado por su estrella, según publica un estudio publicado este lunes en Nature Astronomy por el Instituto Max Planck de Astronomía. Los investigadores del Observatorio de Calar Alto han utilizado el instrumento CARMENES para detectar el hidrógeno que escapa del planeta y demostrar que todo ese gas es arrastrado hacia su estrella.
Este planeta, situado fuera del sistema solar, es el más caliente hasta ahora descubierto ya que su temperatura asciende hasta los 4300 ºC durante el día, por lo que muchos lo han calificado como “exoplaneta infernal” por las condiciones que se dan en él. No hay que olvidar que está más caliente que muchos astros. Ahora, los investigadores Fei Yan y Thomas Henning han demostrado que Kelt-9, la estrella alrededor de la que orbita Kelt-9b —que tarda tan solo día y medio en dar una vuelta completa a su astro—, utiliza su gravedad para tirar del hidrógeno y quedárselo.
«Un Júpiter abrasador»: así es el planeta más caliente del universo
Para poder hacer este descubrimiento, Yan y Henning utilizaron un espectrómetro, es decir, usaron un instrumento óptico que utiliza la luz para medir todas las ondas electromagnéticas con las que se puede obtener información detallada sobre las propiedades físicas de objetos, gases e incluso estrellas. En este caso el instrumento se llama CARMENES y está instalado en el telescopio de 3,5 metros en el Observatorio de Calar Alto. Descubrieron que cada vez que cada vez que el planeta estaba frente a su estrella se veía una línea de absorción clara para el hidrógeno, una región de estrecha longitud de onda donde la atmósfera rica en hidrógeno del planeta absorbe parte de la luz brillante de su estrella, según señalan los investigadores en un comunicado.
El robo de hidrógeno que sufre el exoplaneta
La atmósfera extendida del exoplaneta es “sorprendentemente grande”, según los investigadores, ya que es más de la mitad del radio del planeta. Esta extensión se puede comparar, para entenderlo mejor, con la cola de un cometa. Y, según los modelos de gravedad de la estrella sobre los que han trabajado los investigadores, se trata casi del tamaño máximo que puede tener esta extensión. Este tamaño sugiere que el exoplaneta está perdiendo hidrógeno, mucho hidrógeno: alrededor de 100.000 toneladas por segundo. Así pues, la estrella está haciendo que la atmósfera del planeta esté “hirviendo” y, a la vez, robándole el gas para sí misma.
La forma en que la longitud de onda de la línea de absorción cambia durante el tránsito del exoplaneta alrededor de su estrella equivale a una rara detección directa del movimiento del planeta: el desplazamiento de la longitud de onda se debe al desplazamiento Doppler, que nos dice cómo de rápido se mueve hacia el observador o lejos de este el planeta. "Este es un tipo muy especial de medición: este tipo de medición directa del movimiento planetario solo ha sido posible para cerca de media docena de exoplanetas hasta ahora", explica el investigador Fey Yan, autor principal del artículo, en un comunicado.
"Este planeta me recuerda al mítico Ícaro, que se acercó demasiado al Sol y se estrelló. Este exoplaneta no se bloqueará, pero sin duda perderá un elemento esencial y parte de sí mismo: su atmósfera ", comenta Thomas Henning, director del MPIA y coautor del estudio.
Kelt-9b, un "Júpiter abrasador"
Comparando este exoplaneta con los que hay en el sistema solar, se puede decir que es más grande que Júpiter, con casi tres veces su masa y el doble de su diámetro. Por este motivo, los científicos lo han catalogado como un “Júpiter caliente”. Por su parte, la estrella de Kelt-9b es supermasiva, es decir, tiene diez veces más masa que nuestro Sol, y su temperatura es de 9.700 ºC, cuando nuestro astro alcanza los 5.500ºC.
¿Qué son los exoplanetas y cómo se descubren?
El planeta fue descubierto en 2017 por científicos de la Universidad Estatal de Ohio que buscaban exoplanetas por el método del tránsito. Esta técnica permite medir el brillo procedente de una estrella, ya que el paso de un exoplaneta entre el astro y la Tierra hará que la luminosidad que nos llega disminuya de forma periódica, por lo que podemos inferir de manera indirecta que en esa región existe un planeta extrasolar.