Un exoplaneta, por definición, es cualquier mundo situado fuera de las fronteras del sistema solar. Desde que se descubrió el primer planeta de este tipo en 1992, la búsqueda de exoplanetas ha permitido aumentar las esperanzas de encontrar algún día vida extraterrestre. La detección de estos mundos más allá del sistema solar sigue siendo un desafío, pero una nueva estrategia ideada por investigadores de la Universidad de Ginebra permitirá en el futuro cazar exoplanetas invisibles hasta la fecha.
El equipo liderado por Julien H. Girard ha desarrollado una novedosa técnica para sacar a la luz nuevos mundos fuera del sistema solar mediante moléculas que existan en su atmósfera. Normalmente resulta difícil tomar imágenes directas de los exoplanetas debido al enorme contraste entre la luz que procede de la estrella anfitriona y el mundo que gira a su alrededor. De hecho, la primera vez que los científicos consiguieron tomar una fotografía directa fue en 2004; en el resto de ocasiones, se emplean diversos métodos para buscar exoplanetas que nos revelan su existencia de forma indirecta.
La idea de los investigadores de Ginebra es bastante intuitiva: consiste en cazar moléculas que puedan existir en la atmósfera de estos mundos y no en las estrellas a las cuales orbiten. Gracias a esta innovadora técnica, que han dado a conocer en la revista Astronomy & Astrophysics, ha sido posible hacer invisible a los astros y centrar la atención únicamente en los exoplanetas. Para probar que la estrategia era útil, el grupo de Girard ha utilizado imágenes de archivo tomadas por el instrumento SINFONI, un espectrógrafo que comenzó sus operaciones en 2004 en el Observatorio de La Silla (Chile), dentro del Very Large Telescope (VLT).
La imagen superior corresponde a varias fotografías de la estrella Beta Pictoris, situada en la constelación Pictor a 70 años luz de la Tierra, y el planeta gigante que la orbita, llamado Beta Pictoris b —que había sido descubierto precisamente hace una década por el VLT—. Los científicos trataron de cazar cuatro moléculas diferentes —agua (H2O), monóxido de carbono (CO), amoníaco (NH3) y metano (CH4) en el astro y en el exoplaneta que emplearon para su experimento. Las dos primeras (en azul y rojo) permitieron detectar a Beta Pictoris b, mientras que las dos últimas (en verde y en marrón), al no existir en su atmósfera, no sacaron al planeta a la luz. En todos los casos, las cuatro moléculas usadas no estaban en la estrella, donde las temperaturas son altísimas y se hubieran desintegrado.
"Esta técnica está solo en su infancia", destaca en un comunicado Jens Hoeijmakers, primer autor del estudio. "Debería cambiar el modo en el que se caracterizan los planetas y sus atmósferas", comenta el investigador. Hasta la fecha, las fotografías directas de exoplanetas habían sido posible gracias al uso de instrumentos como el propio VLT o el telescopio Hubble. La observación directa de estos mundos lejanos ayuda a su caracterización, aunque por el momento la tecnología disponible era muy limitada.