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Ilustración de un asteroide. Fuente: Marc Van Norden (Flickr)

Un equipo de astrónomos ha investigado un extraño asteroide que parece ser el primer "inmigrante interestelar" conocido hasta la fecha. El objeto, que fue descubierto inicialmente a finales de 2014, responde al nombre técnico de (514107) 2015 BZ509, aunque ha sido bautizado popularmente como Bee-Zed. Su hallazgo inicial causó un gran impacto en la comunidad científica.

Bee-Zed viaja en dirección opuesta al resto de planetas y asteroides del sistema solar. En otras palabras, el cuerpo celeste —que permanece asentado en la órbita de Júpiter, completando una vuelta alrededor del Sol cada doce años— lleva a cabo un movimiento retrógrado. Esta situación es rara: no solo porque sea muy poco frecuente, sino porque su situación ha sido estable durante millones de años, dada su peculiar configuración. Pero esta no es la única sorpresa que escondía.

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Al igual que sucedió con Oumuamua, se trata de un exoasteroide. Este último visitó fugazmente nuestro sistema planetario como si fuera un turista espacial, lo que permitió a los investigadores analizar en detalle sus características y su evolución a medida que se aproximaba al Sol para pasar definitivamente de largo. Por el contrario, Bee-Zed se ha instalado de forma permanente y estable en el sistema solar, una cuestión que ha intrigado a los científicos. El último estudio sobre este extraño asteroide ha sido publicado en el último número de la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society: Letters.

Un asteroide que circula en sentido contrario

"La forma en la que el asteroide se mueve, mientras comparte la órbita de Júpiter, ha sido un misterio hasta ahora. Si [el objeto] (514107) 2015 BZ509 hubiera sido nativo de nuestro sistema [solar], debería haber tenido la misma dirección original que el resto de planetas y asteroides, heredada de la nube de gas y polvo que los formó", explica en un comunicado Fathi Namouni, autor principal del trabajo y científico del Observatoire de la Côte d'Azur (Niza, Francia). Sin embargo, el asteroide se comporta como un auténtico kamikaze en el espacio.

Los astrónomos decidieron realizar simulaciones para determinar la posición de Bee-Zed desde el nacimiento del sistema solar, hace 4.500 millones de años cuando la era de formación de los planetas terminó. Así fue como descubrieron que este raro asteroide siempre se había movido de la misma manera, por lo que supusieron que su lugar de origen debió de ser un sistema de una estrella diferente a nuestro Sol.

"La inmigración de asteroides de otros sistemas estelares ocurre porque el Sol se creó inicialmente en un cúmulo muy compacto, donde cada estrella tenía su propio sistema de planetas y asteroides", comenta la investigadora Helena Morais, del Universidade Estadual Paulista (São Paulo, Brasil). En un principio la gran proximidad existente entre las diferentes estrellas, ayudada por las fuerzas gravitacionales de los planetas, hizo que los sistemas pudieran atraer, expulsar o capturar asteroides de otras zonas, como parece haber sucedido en el caso de Bee-Zed.

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Crédito: C. Veillet / Large Binocular Telescope Observatory

Sin embargo, esta situación podría estar ocurriendo todavía hoy. La conocida región NGC 604, descubierta en el siglo XVIII por William Herschel y situada en la galaxia del Triángulo, alberga numerosos sistemas estelares en formación muy cercanos, que podrían estar intercambiando asteroides entre ellos, de la misma forma en la que el sistema solar habría captado a este asteroide inmigrante hace miles de millones de años. Este tipo de investigaciones nos permitirán entender un poco mejor nuestra propia historia, incluyendo el potencial enriquecimiento de nuestro vecindario cósmico con los componentes necesarios para el origen de la vida.