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Fuente: Pixabay

Las abejas son famosas por su miel, lo que hace incomprensible que, puestos a elegir, algunos prefieran su veneno. La apiterapia es un tipo de medicina alternativa que recurre a la toxina que fabrican estos insectos y que en ocasiones se aplica de la forma más natural: mediante la picadura directa sobre la piel.

Un estudio publicado en el último número de la revista Journal of Investigational Allergoloy and Clinical Immunology expone el primer caso conocido de una persona fallecida tras utilizar esta terapia alternativa. La paciente, una mujer española de 55 años, llevaba dos años utilizando sin problemas la apiterapia cada cuatro semanas como ayuda contra las contracciones musculares y el estrés.

Los peligros de la apiterapia

La paciente no padecía asma ni problemas cardiovasculares, tampoco alergias a la picadura de otros insectos. A pesar de eso, durante una sesión en un centro de apiterapia comenzó a mostrar problemas respiratorios justo después de la picadura, hasta el punto de desmayarse. Falleció en un hospital varias semanas más tarde.

“Este es el primer caso reportado de una muerte por apiterapia con veneno de abeja debido a las complicaciones de una anafilaxis en una paciente sensibilizada que se había mostrado previamente tolerante”, escriben los dos médicos del Hospital Universitario Ramón y Cajal (Madrid) autores del trabajo.

La impredecibilidad es el mayor peligro de la apiterapia. Según estudios anteriores, haber mostrado una tolerancia previa a las picaduras de abeja no evita futuras reacciones alérgicas. Al contrario: la exposición aumenta el riesgo de sufrirla.

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La doctora del Centro Alergólogo de Pamplona (Navarra) Catalina Vera explica a Hipertextual que la reacción alérgica no se produce la primera vez “sino cuando el cuerpo dice hasta aquí, sea con la segunda picadura o con la número cien”.

En este sentido, un metaanálisis publicado en 2015 en PLoS ONE ya advirtió contra estas técnicas. El trabajo, una revisión de 145 estudios, concluyó que casi el 29% de los pacientes sufre reacciones adversas tras las picaduras. Un riesgo que es un 261% mayor en comparación con los voluntarios a los que solo se inyectó una solución salina como control.

"La práctica es tan insegura como no recomendable"

Los posibles beneficios de la apiterapia no parecen compensar sus riesgos, aunque sí existen estudios que sugieren su eficacia en casos concretos como para tratar el dolor de hombros tras una apoplejía. Aun así, Vela se muestra escéptica sobre su utilidad: “Los alergólogos no estamos de acuerdo con esta terapia”.

Por todo ello, los médicos del hospital madrileño recomiendan informar a cada paciente de los peligros que supone antes de hacerla. “Estos centros dicen hacer pruebas antes para ver si el paciente es alérgico, pero esto no se puede prever, por lo que no tienen validez”, señala Vera.

La paciente tuvo que esperar media hora a que llegara la ambulancia antes de recibir una dosis de adrenalina, de la que el centro de apiterapia no disponía. Por eso los autores piden que el personal de estos lugares sea entrenado para saber cómo reaccionar ante una reacción alérgica grave y cuenten con el material necesario para ello.

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“Este tipo de terapias no se deben hacer nunca fuera de un medio hospitalario”, comenta la alergóloga de la Clínica Doctor Subiza Vanessa Rodríguez. “El cuerpo cada vez reacciona de una manera y nunca estás exento de una reacción”. Por ese motivo los pacientes que reciben una vacuna contra la alergia al veneno de abeja deben esperar un tiempo en el centro, donde es “muy raro” que la historia termine como en este caso.

Hasta ahora las sesiones de apiterapia solo acababan mal para el insecto, al que se pellizcaba en la cabeza para obligarle a infligir una picadura mortal para él. El último consejo de los médicos del hospital madrileño es también el más seguro: “Los riesgos [de la terapia] pueden exceder los supuestos beneficios, lo que nos hace concluir que esta práctica es tanto insegura como no recomendable”. Lo mejor es dejar en paz a las abejas y disfrutar de su miel.