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Ha caído una de las piezas más importantes en el tablero de ajedrez del presidente de Estados Unidos Donald Trump. Este viernes 1 de diciembre, su ex asesor de Seguridad Nacional, Michael Flynn, se declaró culpable de haberle mentido al FBI en enero pasado sobre dos conversaciones que tuvo el año pasado con el antiguo embajador de Rusia, Sergei Kisliak.

La primera de las conversaciones se remonta al 22 de diciembre del 2016. El encargo provino directamente del entorno de Trump y era conseguir que Rusia retrasara una votación contra Israel en la ONU, confesó Flynn. La segunda fue una semana después, el 29 de diciembre. Ese día, el entonces mandatario Barack Obama anunció la expulsión de 35 diplomáticos rusos debido a la ahora confirmada intervención del Kremlin en las campañas electorales, por lo que le fue pedido mitigar la respuesta del presidente Vladimir Putin antes las sanciones. Así que Flynn dio a entender al embajador ruso que sería más fácil restablecer las relaciones cuando Trump fuese presidente.

Al día siguiente, el 30 de diciembre del 2016, el mandatario ruso anunció que no tomaría represalias contra Washington. Esa tarde, Trump publicó un tweet que decía: "Gran movida la demora (por V. Putin) - ¡Siempre supe que era muy inteligente!"

Cuatro días después de la investidura de Trump el 20 de enero, el ya nombrado consejero de Seguridad Nacional negó al ser interrogado por el FBI haber discutido las sanciones impuestas al Kremlin con el embajador ruso. Sin embargo, los servicios de contraespionaje estadounidenses obtuvieron grabaciones que desmentían a Flynn. Fue así que los agentes federales demostraron que había mentido al FBI y al vicepresidente Mike Pence. Dos semanas después, el teniente general dejó el cargo en el que apenas había durado 24 días luego de que su conversación con Kisliak fuera revelada por The Washington Post.

Con esta confesión ha comenzado la colaboración de Flynn con Robert Mueller, el fiscal especial que investiga la injerencia de Rusia en la carrera hacia la Casa Blanca. Es un paso muy significativo para la trama que ha salpicado a empresas como Facebook, Twitter y Google, cuyas plataformas fueron usadas como parte de la campaña del Kremlin para divulgar mensajes de segregación en la sociedad estadounidense durante las elecciones. Por su parte, la Casa Blanca destacó que la declaración de culpabilidad del ex asesor de Trump solamente lo afecta a él.

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Desde el principio de la investigación, Mueller se ha centrado en determinar si hubo una coordinación entre la campaña electoral de Trump y el Kremlin en contra de la ex candidata demócrata Hillary Clinton. El fiscal también ha indagado los manejos financieros del republicano y sus consejeros. Hasta ahora, solo habían imputado a George Papadopoulos, ex asesor electoral del republicano, de dar falso testimonio sobre sus nexos con Rusia, así como a Paul Manafort, antiguo jefe de campaña del mandatario, y a su socio, Rick Gates, por fraude y delitos fiscales.

Aunque piezas relevantes, ninguno tan clave como Flynn al ser el funcionario de más alto nivel de la administración Trump que ha sido acusado formalmente por Mueller. Antes de ocupar uno de los máximos cargos de seguridad de Estados Unidos y de ser asesor de campaña del mandatario, el teniente general fue una leyenda del FBI. En 2001, fue designado director del FBI por el entonces presidente George W. Bush. Durante 13 años, lideró a agentes federales como jefe de inteligencia de unidades de élite como los SEAL y Delta Force. Después dirigió la Agencia de Inteligencia de la Defensa de 2012 hasta 2014, cuando fue destituido.

Al dejar la carrera militar, puso su consultoría Flynn Intel Group. Tiempo después se descubrió que la usó para ejercer como agente de intereses extranjeros, principalmente de Rusia y Turquía, y que no consignó los pagos en su declaración de bienes cuando fue elegido consejero de Seguridad Nacional. Como asesor, recibió pagos de Kaspersky, que también está en la mira del Gobierno estadounidense, y de la aerolínea Volga-Dnepr. Además, colaboró con el grupo mediático estatal ruso RT, considerado por la CIA como uno de los títeres de la campaña rusa contra Clinton. En 2015, llegó a compartir mesa con Putin durante una cena pública en Moscú. Y para terminar de amarrar este asunto, cabe destacar que Flynn respaldaba abiertamente los ataques de Trump hacia la comunidad islámica y que llegó a pedir el encarcelamiento de la demócrata por el caso de los correos electrónicos. Ahora, enfrenta hasta cinco años en prisión, sin juicio y probablemente sin apelación.

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