A unos 325 años luz de aquí, WASP-18b, lo que conocemos como "un Júpiter caliente", gira muy cerca de su estrella. ¿Y qué tiene de especial este exoplaneta? Un equipo dirigido por la NASA ha encontrado evidencias de que está envuelto en una estratosfera saturada de monóxido de carbono, algo que jamás habíamos visto antes. Y que tampoco esperábamos ver.

"Desafía todas las expectativas"

Para comprender el hallazgo debemos entender que, por el momento, ni los estudios ni las exploraciones nos habían dado pistas de que podía existir un tipo de planeta donde la estratosfera estuviera dominada por el CO (o monóxido de carbono). Según las observaciones de los telescopios espaciales Hubble y Spitzer, WASP-18b es un planeta de gran tamaño envuelto en una estratosfera sofocante, cargada de monóxido de carbono y desprovista de agua.

"La composición de WASP-18b desafía todas las expectativas", explicaba para la prensa Kyle Sheppard, investigador en el Goddard Space Flight Center de la NASA y autor principal del artículo publicado en Astrophysical Journal Letters. "No conocemos ningún otro planeta extrasolar donde el monóxido de carbono domine por completo la atmósfera superior".

WASP 18b
Concepción artística de WASP 18b. Fuente: NASA.

En la Tierra es el ozono el que absorbe los rayos ultravioleta en la estratosfera, protegiendo a nuestro mundo de gran parte de la radiación dañina del Sol. Para los poquísimos exoplanetas con estratosferas que existen, la molécula que hace el papel del ozono suele ser un compuesto como el óxido de titanio, que es un "pariente cercano" del dióxido de titanio, usado como pigmento protector solar en nuestro planeta.

Pero en WASP-18b las cosas son muy distintas. Los hallazgos indican que WASP-18b tiene monóxido de carbono caliente en la estratosfera y monóxido de carbono más frío en la capa a continuación: la troposfera. Además de esta diferencia, este planeta sería el primero en el que se han detectado dos tipos de huellas, grosso modo, las señales de radio con las que identificamos una sustancia, para un solo tipo de molécula en la atmósfera de un exoplaneta.

El extraño y gigantesco gaseoso

WASP-18b es unas diez veces más grande que nuestro Júpiter. A estos enormes planetas gaseosos los llamamos por esta razón, y por estar mucho más cerca de su estrella, "jupiteres calientes", o pegasidios. Estos planetas tienen una historia especial ya que la cantidad de material que reside en su atmósfera no es normal para lo cerca que se encuentran de la estrella que orbitan.

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WASP 19b, compañera de WASP18b. Crédito: ESO/M. Kornmesser.

En este caso concreto, la cuestión es todavía más extraña porque jamás habíamos encontrado (ni imaginábamos) semejante composición, donde reina el monóxido de carbono sin la existencia de agua. Estos dos gases suelen encontrase juntos en los planetas gaseosos, tal y como hemos visto en numerosas observaciones.

Pero lo que hemos analizado a partir de la luz emitida por la atmósfera de WASP-18b a longitudes de onda infrarrojas, más allá de la región visible, es muy distinto. En él es posible identificar una huella espectral que no se parece a ningún exoplaneta examinado hasta ahora. Tras mucho trabajo, el equipo determinó dos firmas para un mismo compuesto: el CO.

Atmósferas fuera del sistema solar

"La única explicación coherente para los datos que obtuvimos es una superabundancia de monóxido de carbono y muy poco vapor de agua", explicaba Nikku Madhusudhan, coautor del estudio. "Esta rara combinación de factores abre una nueva ventana en nuestra comprensión de los procesos fisicoquímicos en atmósferas exoplanetarias".

En comparación con otros jupiteres calientes, la atmósfera de este planeta probablemente contendría 300 veces más "metales", o elementos más pesados ​​que el hidrógeno y el helio. Esta "metalicidad" extremadamente alta indicaría que WASP-18b podría haber acumulado una mayor cantidad de hielos durante su formación que Júpiter, lo que sugiere que puede no haberse formado como lo hicieron otros jupiteres calientes.

En definitiva, este extraño y gigantesco planeta gaseoso abre las puertas a nuevos secretos en la formación de planetas más allá de nuestro sistema solar. De este estudio, y su observación posterior, aprenderemos mucho más sobre el origen de nuestros vecinos planetarios, de nuestro propio planeta e, incluso, de la posibilidad de encontrar vida ahí fuera.