La agencia espacial norteamericana ha anunciado un nuevo retraso en el lanzamiento del telescopio James Webb, que sustituirá al mítico Hubble. Es la segunda vez que la NASA se ve obligada a postponer su envío al espacio, que está previsto para un período de tiempo comprendido entre marzo y junio de 2019. La planificación anterior apuntaba que el lanzamiento iba a ocurrir en octubre de 2018 desde la Guayana francesa, pero los científicos han tenido que demorarlo tras evaluar las tareas pendientes de integración y control que estaban previstas para los próximos meses.

"El cambio de fecha de lanzamiento no es sinónimo de problemas técnicos o de hardware", asegura Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la Dirección de Misiones científicas de la NASA. "En lugar de eso, la integración de varios elementos de la sonda está llevando más tiempo de lo esperado", añade. La agencia espacial norteamericana ha confirmado que la evaluación del telescopio James Webb y de sus instrumentos científicos continuará realizándose en el Johnson Space Center de Houston (Texas). Estos análisis garantizarán que el observatorio estará listo y revisado antes del lanzamiento, un envío postpuesto que no supondrá un coste adicional, según la NASA.

Así se construye el telescopio que sustituirá al Hubble

La decisión de aplazar la ventana de lanzamiento ha sido coordinada con la Agencia Espacial Europea, que aporta el vehículo Arianne 5 con la que se enviará el telescopio. La Agencia Espacial de Canadá también participa en esta iniciativa de exploración espacial. Las tres entidades han invertido más de 10.000 millones de dólares, lo que supone uno de los mayores esfuerzos tecnológicos realizados hasta la fecha para comprender más acerca del origen del universo.

El observatorio, que inicialmente recibió el nombre de Next Generation Space Telescope, se denomina así en honor a James Edwin Webb, uno de los más firmes impulsores del programa Apolo. El telescopio James Webb será el instrumento científico más potente jamás construido. Su altísima sensibilidad le permitirá captar, por ejemplo, la luz de las primeras estrellas y galaxias, que se formaron hace 13.800 millones de años, poco después del Big Bang. El telescopio, que cuenta con un espejo con un diámetro de 6,5 metros, está diseñado para observar una amplia gama de fenómenos astronómicos, tales como la atmósfera de planetas fuera del sistema solar y de otros objetos dentro de nuestro sistema planetario.

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