Google quiere hacerse un hueco en el campo del hardware. Los primeros Pixel fueron el comienzo de una andadura que ahora avanza exponencialmente con el Pixel 2 XL. Esto es todo lo que tienes que saber sobre el segundo teléfono made by Google.Hace un mes, Google anunciaba oficialmente el lanzamiento del Pixel 2 XL, uno de los productos más completos y atractivos que la marca ha fabricado jamás. Las primeras sensaciones, tras escasos minutos probándolo, fueron maravillosas: este teléfono podría ser, casi con seguridad, el mejor Android del año. Por encima de Galaxy Note 8, Galaxy S8, LG V30 y cualquier otro producto que hayamos conocido a lo largo de 2017.
Intuía que el análisis de este producto iba a ser bastante sencillo. Todo era tan bueno y parecía tan idílico que pensaba otorgarle la mejor puntuación de todo 2017 —ningún teléfono de gama alta, salvo el iPhone X, ha sobrepasado el 9 de nota en Hipertextual a lo largo de 2017—. Este Pixel podría ser el primero del año. Y eso, para Google, habría sido sinónimo de triunfo.
Pero cuando el teléfono comenzó a llegar a las tiendas y, paralelamente, la compañía hizo entrega de las primeras unidades a los periodistas, esa fantástica efervescencia comenzó a diluirse drásticamente. El que, a priori, parecía ser el mejor Android del año —y uno de los mejores teléfonos de 2017, en general—, comenzaba a mostrar imperfecciones realmente graves para un producto de 959 euros. Y la situación, con el paso de los días, no hacía más que empeorar.
El análisis del producto, consecuentemente, se hacía cada vez más complejo. El Pixel 2 XL tiene infinitas cosas positivas —y con el paso de los días fui sorprendiéndome con todas y cada una de ellas—; pero dos aspectos muy concretos del teléfono no hacían más que demoler la excelente experiencia de uso que este teléfono estaba entregándome.
Uno de ellos, como se imaginarán, es la pantalla, protagonista de un río casi infinito de noticias durante las últimas semanas. Sobre ella hay que hacer varias consideraciones.
El drama de la calibración
Las primeras reseñas del teléfono —procedentes de Estados Unidos, mayoritariamente—, señalaban que el Pixel 2 XL hacía uso de una calibración de pantalla muy pobre respecto a otros teléfonos de la competencia. En The Verge, por ejemplo, podíamos leer lo siguiente:
En el Pixel 2 XL, los colores lucen tan "muteados" que muchos usuarios de Android a los que le he enseñado el teléfono la encuentran desagradable.
La respuesta oficial de Google ante esta serie de críticas era firme: con el Pixel 2 XL quieren premiar la neutralidad y el realismo de los colores. De ahí que su calibración sea menos saturada y "viva" que en otros teléfonos de la competencia.
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La política adoptada por Google es, sin duda, un paso excelente. En Hipertextual ya criticamos teléfonos como el Galaxy Note 8 o Galaxy S8+ por hacer uso de calibraciones de pantalla agresivas que sobresaturan cualquier color representado por la pantalla. Que Google apueste justo por lo opuesto es claramente la opción correcta. No obstante, hay un matiz que Google omite en su comunicado oficial, y es la calibración de los tonos rojos.
Tras realizar varias pruebas al teléfono, es relativamente sencillo comprobar cómo este espectro cromático luce algo menos saturado de lo ideal. La diferencia es mínima, pero, para el ojo humano, el déficit de saturación en el color rojo se percibe con mayor facilidad que en otros casos.
Google ha dado su brazo a torcer, ha entregado una solución que no es solución y ha dejado el perfil de color original con los mismos rojos inertes de siempre.
¿Cuál habría sido la solución ideal para este pequeño problema? Perfeccionar la representación del espectro cromático correspondiente a los tonos rojizos mediante una actualización de software.
¿Cuál ha sido la respuesta de Google ante estas críticas? Lanzar un nuevo modo de color (opcional y disponible en la sección de Ajustes) que eleva drásticamente la saturación de todo el espectro cromático y acerca la pantalla del Pixel 2 XL a la de otros teléfonos como el Galaxy Note 8 —cuya agresiva e irreal calibración de pantalla ya criticamos en su respectivo análisis—. En otras palabras: Google ha dado su brazo a torcer, ha entregado una solución que no es solución y ha dejado el perfil de color original con los mismos rojos inertes de siempre.
La calidad, los controles y las múltiples irregularidades de la pantalla
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Además de las críticas a la calibración de la pantalla, el Pixel 2 XL también ha sufrido juicios negativos respecto a la calidad del propio panel, que está fabricado por LG en el caso del hermano mayor. ¿Qué problemas se han detectado y cuáles son persistentes?
Quemados y retenciones de imagen
Como en todas las pantallas OLED, la del Pixel 2 XL es propensa a sufrir retenciones de imagen y quemados. Esto ocurre cuando ciertas imágenes estáticas se muestran en la pantalla durante tiempos prolongados de tiempo, quedando "marcadas" sobre el panel y manteniéndose visibles en cualquier situación.
En el caso del Pixel 2 XL, esto ocurre con más facilidad de lo habitual, y una de las dos unidades de Pixel 2 XL que he podido probar durante los últimos días se vio afectada por este problema. Concretamente, fue la barra de navegación inferior —siempre presente salvo en la reproducción de vídeo— la que quedó marcada sobre la pantalla.
Google actualiza el Pixel 2 XL para solucionar los problemas de su pantalla
Google ha lanzado una actualización de software que integra algunas tecnologías destinadas a prevenir este tipo de sucesos. La medida reducirá, sin duda, la probabilidad de que estos problemas emerjan en otras unidades de Pixel 2 XL. No obstante, la realidad es que se trata de un problema intrínseco del panel OLED que LG fabrica, y estos "parches" vía software son solo medidas preventivas que buscan mitigar la baja durabilidad de esta pantalla.
Otras compañías como Samsung y Apple también integran ciertos sistemas preventivos en sus teléfonos con pantallas OLED, pero sus paneles, por naturaleza, ya muestran una mayor durabilidad y resistencia ante este tipo de fenómenos.
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Para dar un poco de contexto extra:
- Dos Pixel 2 XL con retenciones de imagen. Durante las últimas semanas han pasado por mis manos dos unidades diferentes de Pixel 2 XL. La primera de ellas tenía la pantalla defectuosa —emitía destellos de luz cuando estaba apagada—. La segunda parecía ser perfecta, pero también se vio afectada por cierta retención de imagen. Con la primera unidad pasé unos tres o cuatro días. Con la segunda llevo una semana y media. En ambos casos se trata de periodos de tiempo muy cortos como para mostrar síntomas de retención de imagen.
- Un Galaxy Note 8 con casi dos meses de uso y cero problemas. Desde primeros de septiembre uso un Galaxy Note 8, también con pantalla OLED. Como era de esperar, ningún síntoma de retención de imagen por el momento.
Tintados azules
El panel OLED del Pixel 2 XL también sufre de un ligero tintado azul cuando se observa desde ciertos ángulos. Esto también ocurre con otras pantallas OLED como la del iPhone X, pero, a diferencia del producto de Apple, en el Pixel 2 XL es demasiado notorio como para ser algo despreciable.
Otros problemas menores
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El OLED que LG fabrica para el Pixel 2 XL también ha exhibido en múltiples situaciones ciertos problemas de uniformidad y grano.
Si se muestra un fondo blanco, por ejemplo, algunas unidades del Pixel 2 XL muestran diferentes tonalidades a lo largo de la superficie. En mi unidad, esos tonos son el verde y el naranja.
Si se muestra un fondo grisáceo, algunas unidades del Pixel 2 XL muestran cierto grano, en lugar de representar la imagen de forma uniforme y totalmente plana.
Los dos Pixel 2 XL que he probado representaban la misma imagen de una forma muy diferente.
Por último, los dos Pixel 2 XL que he probado representaban las imágenes de una forma muy diferente. Las temperaturas de color variaban sensiblemente y la saturación de ciertos colores también.
Todo apunta a que LG no calibra individualmente los paneles del Pixel 2 XL, lo que causa heterogeneidades entre los diferentes paneles y, por consiguiente, provoca que dos (o más) unidades de un mismo teléfono representen la misma imagen de forma diferente.
¿Cuál es el juicio, en términos generales, de la pantalla?
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El panel OLED del Pixel 2 XL muestra dos serios problemas y otros tantos de menor importancia. Los más relevantes son los relacionados con la retención de imagen (que se produce con demasiada velocidad) y la calibración. Los menos relevantes —y casi imperceptibles para la mayor parte de la población—, son aquellos relacionados con la heterogeneidad del panel, el grano y el ligero tintado azul.
De todo esto se pueden obtener varias conclusiones:
- El panel es impropio de un producto de su categoría. La lista de problemas mostrados por esta pantalla es demasiado larga como para tratarse de un teléfono de 950 euros, lanzado en 2017 y cuya competencia directa es el iPhone X y el Galaxy Note 8.
- La tecnología OLED de Samsung es superior a la de LG. Que el Pixel 2 pequeño (y los productos de la competencia) no sufran los mismos problemas que el Pixel 2 XL no es una casualidad. La tecnología OLED de Samsung es superior a la de LG, y con el Pixel 2 XL ha quedado demostrado.
- Viejos problemas del OLED. Todo lo que emerge alrededor de la pantalla del Pixel 2 XL también emergió durante años alrededor de las pantallas OLED de Samsung. ¿Cuál es la diferencia? Que ellos han evolucionado progresivamente hasta alcanzar un nivel fantástico con el Galaxy Note 8. Mientras tanto, LG sigue fabricando pantallas OLED con los mismos viejos problemas —y el V30 parece ser un ejemplo más de ello—.
- ¿Es una pantalla terrible? En realidad no. Puedes vivir perfectamente con ella y adorar el resto del teléfono. Simplemente no ofrece una calidad acorde a los estándares de su gama.
El otro talón de Aquiles: el acabado y la construcción
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Hasta el momento en el que Google me entregó el Pixel 2 XL, los dos teléfonos que ocupaban mis bolsillos eran el Galaxy Note 8 y el iPhone 7 Plus (Jet Black, además), dos de los mejores teléfonos que se han lanzado al mercado durante los últimos 18 meses.
Ambos son sólidos, robustos e impregnan en la mano una sensación de superioridad y calidad que muy pocos productos logran alcanzar. En el caso del iPhone 7 Plus, eso sí, sus gruesos marcos le hacen sentir algo más antiguo que al teléfono de Samsung, pero en ningún momento deja de sentirse premium o superior. Tal y como haría un Aston Martin DB9 o un Rolls Royce de la década pasada.
Con el paso del tiempo, pasé de calificar como "sobrio" a "impropio de su categoría"
Cuando Google me hizo entrega del Pixel 2 XL, en cambio, la sensación fue muy diferente. Sí, monta un frontal con marcos más reducidos, el diseño es relativamente original y en la mano es uno de los teléfonos más cómodos de usar que he probado en el último año. El problema que mis manos y mi cerebro estaban percibiendo se encontraba en los materiales y el acabado general del producto, al que, con el paso del tiempo, pasé de calificar como "sobrio" a "impropio de su categoría".
Hay un mundo muy amplio entre el inerte policarbonato del Pixel 2 XL y las atractivas curvas que adopta el cristal en el Galaxy Note 8 o el increíble marco de acero inoxidable que presenta el iPhone X de Apple. Y lo mismo sucede con detalles menores como la forma en la que el cristal se funde con el resto del cuerpo o la solidez que transmite en la mano.
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Cuando agarras en una mano el Galaxy Note 8, el iPhone X o el iPhone 7 Plus y comparas ese feeling con el del Pixel 2 XL, te das cuenta fácilmente de lo inferior que es este producto en términos de construcción y acabado. No transmite nada, no se siente como un producto superior y, sobre todo, no está en la misma liga que los teléfonos con los que quiere competir.
Cuando un consumidor invierte una suma tan alta de dinero, espera obtener la experiencia más rica posible. La construcción, los acabados y la estética del producto son una parte fundamental de ese conjunto, y el Pixel 2 XL, desafortunadamente, está en un escalón por debajo de lo que sus principales rivales pueden ofrecer.
Lo maravilloso: el software, la cámara y la experiencia de uso
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Dejando al margen la pantalla y la construcción del teléfono, todo lo demás acabó siendo tal y como intuí en aquella toma de contacto durante el evento de Londres: maravilloso.
El trío de ases que conforman el Snapdragon 835, los 4 GB de memoria RAM y el expertise de Google en el campo del hardware hacen que este Pixel 2 XL sea el teléfono Android con mejor experiencia de uso que jamás se ha fabricado.
Las animaciones son más consistentes y suaves que en otros teléfonos, los tiempos de carga son muy reducidos y la respuesta ante cualquier input del usuario es casi instantánea. Solo productos como el OnePlus 5 habían llegado tan alto en 2017.
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En tests de rendimiento sintéticos —que miden la potencia bruta del hardware— el Pixel 2 XL se ve superado por los tres últimos teléfonos de Apple (iPhone 8, iPhone 8 Plus y iPhone X). Todos ellos montan el SoC A11 Bionic, cuya superioridad ha sorprendido a todos en el sector —incluso a Qualcomm—.
¿Es tangible esa superioridad técnica del iPhone X frente al Pixel 2 XL? En absoluto. El chip A11 del iPhone es una auténtica maravilla tecnológica, pero esa amplia superioridad que registra en los tests sintéticos es, en el día a día, imperceptible. Ambos teléfonos ofrecen una experiencia fantástica y acorde a un producto de su gama. Solo en unos años —cuando ambos teléfonos envejezcan y las demandas de potencia aumenten— se hará tangible la superioridad técnica del A11 Bionic.
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Más allá de la potencia y del rendimiento del teléfono, hay que elogiar la homogeneidad de interfaces que presenta el Pixel 2 XL. Cambiar entre apps tan diversas como Gmail, Todoist o Ajustes es casi indoloro gracias a un estricto respeto a las guías de diseño que Google adjunta con cada versión de Android.
En otros teléfonos, como el Huawei Mate 10, la diferencia de interfaces (entres las de Google, las de terceros y las del propio fabricante) son tan abruptas que perjudican a la experiencia de uso del teléfono. Es una práctica que genera confusión, denotan falta de atención al detalle y, en términos generales, devalúa el valor del producto. En el Pixel 2 XL, afortunadamente, no ocurre lo mismo.
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Google ha heredado en este Pixel 2 XL la función squeeze que vimos en el U11 de HTC. La compañía taiwanesa, por aquel entonces, permitía configurarlo para acciones muy concretas, pero ninguna de ellas acababa de cobrar sentido y ganar practicidad real. Google, en cambio, ha optado por una solución mucho más sensata y eficaz: utilizar la función squeeze para lanzar el asistente de voz de Google.
Apretar el teléfono es, junto con las palabras "Ok Google", el método más indoloro para activar Assistant. El primero, para cuando tienes el teléfono en la mano. El segundo, para cuando reposa sobre una mesa. Y ambos, en sus respectivos escenarios, son mucho mejores que mantener presionado durante unos segundos el botón home.
Pixel 2 XL será el primer móvil con Google Assistant en español
Bajo el capó del Pixel 2 XL se encuentra una batería con algo más de 3.500 mAh de capacidad y un sistema de carga rápida (sobre USB-C, por cierto) que eleva la autonomía del Pixel 2 XL a una nueva liga —respecto al modelo anterior—.
Sin ser increíble como la del Mate 10 y sus 4.000 mAh de capacidad, la autonomía del Pixel 2 XL es realmente buena, y cumple sin duda con lo que se espera de un producto de su precio. Llegar al final del día es muy sencillo —incluso en jornadas más extensas— y el sistema de carga rápida ayuda a reducir los periodos que pasa conectado a una toma de corriente.
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Para finalizar este análisis, el plato fuerte del menú: la cámara. Google ha hecho un gran énfasis en las capacidades fotográficas del Pixel 2 XL, tanto en la presentación inicial como en las acciones comerciales que está articulando alrededor del teléfono. Presumen de un modo retrato fantástico (que hace uso de una única cámara), un sistema de disparo HDR+ que enriquece cualquier fotografía y un sistema de estabilización de vídeo superior a cualquier producto de la competencia?
La noticia buena es que la mayor parte de lo que Google anuncia a golpe de bombo y platillo es, en realidad, cierto. La cámara del Pixel 2 XL es una de las mejores del sector, y lucha directamente con la del iPhone X por el trono de "mejor cámara fotográfica de 2017".
La cámara del Pixel 2 XL es una de las mejores del sector.
La clave de su éxito es el modo HDR+, un fragmento de software que enriquece cualquier fotografía tomada con la cámara principal del teléfono. Muy resumidamente: el Pixel 2 XL toma una fotografía "normal" y, en los segundos posteriores, el software mejora el resultado aplicando un proceso propio. Eleva la exposición de las zonas oscuras que lo merecen, reduce la exposición de las zonas quemadas y trata el ruido y la saturación de una forma muy acertada.
La inclusión de sistemas de estabilización, la apertura de su lente y el gran sensor fotográfico que incorpora, además, contribuyen a que las tomas nocturnas sean muy luminosas y carentes de ruido. Frente a otros teléfonos de la competencia, no hay ninguna duda: el Pixel 2 XL tiene la mejor cámara del mercado —con el permiso del iPhone X—.
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El único punto negativo de esta propuesta fotográfica es la temperatura de color, que en ciertas escenas tiende a ser algo más cálida de lo ideal. Afortunadamente, es un ajuste fácilmente alterable con cualquier editor fotográfico —como Snapseed, VSCO, etc.—.
Mención especial merecen los modos retrato del Pixel 2 XL, que hacen uso de una única cámara —a diferencia de la competencia— y se apoyan sobre una infinidad de algoritmos que detectan los sujetos y aplican niveles de desenfoque de forma progresiva.
El modo retrato del Pixel 2 XL funciona con una sola cámara, y el resultado es muy sorprendente.
Los resultados, en términos generales, son muy sorprendentes, y superan con creces a los que ofrecen otros productos como el Mate 10 o incluso el Galaxy Note 8. No obstante, en este apartado hay un rey indiscutible, y ese es el iPhone de Apple.
Frente al producto de la manzana, el Pixel 2 XL mantiene la compostura y resuelve de una forma muy eficiente los bordes de los sujetos. También aplica un tipo de desenfoque muy natural y atractivo para los ojos, algo que otros no han logrado aún.
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En cambio, donde el Pixel 2 XL se desvanece frente al modo retrato de los iPhone es en la progresividad del desenfoque. Cuando la escena se complica y hay varios sujetos a diferentes distancias, el iPhone tiende a detectar mejor la cercanía de cada elemento y aplica un desenfoque gradual en función a ello. El Pixel 2 XL también lo hace, pero no siempre lo hace de forma eficaz.
Disparo final: el modo retrato también está disponible en la cámara frontal, y funciona casi tan bien como en la cámara posterior.
Conclusión
El Pixel 2 XL es uno de mis teléfonos favoritos de 2017, pero hay que ser honestos y objetivos: tanto la pantalla como la construcción del teléfono están muy por detrás de los productos con los que pretende competir.
Esa inferioridad en dos de los aspectos más importantes de un teléfono son inadmisibles en su categoría. No se trata de un producto de 200/300 euros; ni siquiera de 500/600 euros. Este Pixel 2 XL se posiciona en la misma categoría de precios que el Galaxy Note 8 y el iPhone X. Y ahí, en el segmento más alto del mercado, este tipo de mediocridades se pagan muy caro.
Me habría encantado entregarle al Pixel 2 XL ese 9,5 de nota que rondaba mi mente cuando lo probé brevemente en su evento de presentación. Pero con el paso del tiempo y el uso prolongado del dispositivo me di cuenta de que este Pixel 2 XL, por desgracia, escondía en su interior el mismo fantasma que tanto perjudicó a los Nexus durante años.
Nos vemos con el Pixel 3.
Pros
- Cámara.
- Rendimiento.
- Experiencia de uso.
- Comodidad.
Contras
- Pantalla.
- Construcción y acabado.