Hedy Lamarr, la actriz cuya imagen encabeza estas líneas, saltó a la fama por su interpretación en Éxtasis, Algiers o Sansón y Dalila. Su trabajo en Hollywood eclipsó otra de las grandes facetas de su vida. Y es que la austriaca, que destacó en su juventud por su inteligencia, abandonó los estudios en ingeniería para dedicarse al cine. La pasión por la tecnología, sin embargo, continuó en el tiempo, hasta el punto de que Lamarr inventó la técnica del espectro expandido, un método que años después permitiría el desarrollo de las comunicaciones de datos vía Wi-Fi.

La 'vida de película' de Lamarr es un ejemplo en la larga lista de mujeres que cambiaron la historia de la ingeniería. Muchas de ellas, como le ocurrió a la actriz austriaca, han pasado desapercibidas durante décadas, a pesar de sus importantes contribuciones. Sin Maria Beasley, por ejemplo, los botes salvavidas nunca hubieran visto la luz. La emprendedora logró catorce patentes diferentes en dos países distintos, aunque su invento más famoso fue un sistema para producir barriles, que le permitieron obtener ganancias millonarias.

Mujeres cruciales, pero invisibles

Entre las ingenieras que cambiaron el mundo no podía faltar Ada Lovelace, cuyo nombre real era Augusta Ada Byron. Su madre ejerció una enorme influencia en su vida, animándole a profundizar en matemáticas y lógica. Dichos estudios serían clave para sus trabajos posteriores, cuando se convirtió en la primera programadora de la historia. Lovelace desarrolló el primer software conocido en el siglo XIX, que utilizó para calcular los números de Bernoulli en la máquina analítica diseñada por el matemático británico Charles Babbage.

Décadas más tarde, la norteamericana Letitia Geer registró una patente sobre una jeringa médica que podía utilizarse con una sola mano. Su invento, que a día de hoy podría parecer trivial, fue un avance muy importante al culminar los intentos que se habían hecho durante siglos. La combinación del cilindro y del pistón quedaba justo a la altura de los dedos de una mano, lo que facilitaba su uso y aplicación en medicina.

En la historia de la ingeniería también hay espacio para las contribuciones de las mujeres españolas. Una de las más famosas, a la que Google dedicó recientemente un doodle, es Ángela Ruiz Robles. La maestra leonesa inventó un sistema llamado enciclopedia mecánica, un prototipo considerado hoy en día como el "precursor" del libro electrónico. Este libro de texto, que funcionaba con un mecanismo de aire a presión, podía contener diferentes materias al añadir distintos carretes. De este modo, los alumnos contaban con un único dispositivo donde podían colocarse diferentes libros o lecturas.

Ángela Ruiz Robles
MUNCYT-Fundación Telefónica

Pese a la invisibilidad de la mayor parte de mujeres ingenieras a lo largo de la historia, en los últimos años ha habido diversas iniciativas para reconocer su trabajo. Una de las más recientes llegó a la gran pantalla hace unas semanas, de la mano de la película Hidden Figures. El largometraje narra la historia de tres mujeres fundamentales para la NASA: Katherine Johnson, que fue la encargada de calcular la trayectoria del primer vuelo espacial; Dorothy Vaughan y Mary Jackson. Ellas, junto con otras ingenieras y científicas, fueron también homenajeadas en una colección de LEGO que se comercializará próximamente.

Los logros y los avances conseguidos por decenas de mujeres en el ámbito de la ingeniería han pasado desapercibidos durante décadas. Su representación en estos campos también ha sido más limitada que la de sus colegas varones. En la actualidad, solo el 25% de los estudiantes que cursan carreras técnicas son mujeres, un porcentaje que puede explicarse por la presión social, cultural y familiar o los sesgos que les afectan durante la etapa educativa anterior a la universidad. Afortunadamente, existen numerosas iniciativas para incrementar la presencia femenina en el ámbito de la ingeniería. Muchas empresas de la industria buscan talento entre las ingenieras, con el fin de aumentar su proporción en las plantillas. Siemens cuenta con un 33% de mujeres y trabaja por atraer más talento de las jóvenes que hayan finalizado grados de carácter técnico. Sin duda, romper el techo de cristal, visibilizar el trabajo femenino y promover la diversidad son objetivos clave para el siglo XXI.