Imagina tener una idea brillante, multimillonaria, con valor añadido insuperable en el mercado, pero que es fácilmente replicable. Es un riesgo implícito a muchos modelos de negocio cuya atracción entre usuarios depende de la exclusividad y ese valor añadido de ser el primero, pero en el mundo de la globalización y de las segundas oportunidades no importa el hecho de que no seas el primero, importa el hecho de hacerlo mejor y venderte mejor. O, al menos, convencer al resto de que eres mejor aunque no seas nada más que uno que ha sabido llegar en el momento de mayor debilidad.

El número de veces en que, en la tecnología, el segundo se ha convertido en el primero se pueden contar con los dedos de varias manos. No es algo nuevo, es algo implícito al modelo de negocio y a lo que engancha a los usuarios a utilizar esa plataforma. Las barreras del pasado, esas que frenaban al consumidor a irse de tu plataforma casi no existen a día de hoy, por lo que es muy fácil que, de pronto, el segundo llegue con una idea con un poco más de fantasía y color y se lleve la tarta a casa. La fidelidad del consumidor, en términos de software, es una utopía que a día de hoy solo se da en la elección de la plataforma móvil. Y tampoco, si apuras.

En un mercado en el que el valor de cada usuario es vital para un plataforma social, pero la plataforma social es fácilmente sustituible por el usuario, se puede decir fácilmente que el poder de negociación del consumidor es la variable que desestabiliza la balanza y anula totalmente el modelo. Y ya sabemos, fuera de elementos teóricos, lo que sucede con una ecuación desbalanceada cuando se usa en el mundo real. Pero volvamos al principio.

Resulta que se han dado dos de estas situaciones con dos de las compañías más punteras del mercado tecnológico social. A estas alturas, seguro que a nadie le resulta extraño el hecho de que Instagram haya dado una puñalada de muerte de Snapchat. Sí, la compañía de Spiegel va a salir a bolsa con una valoración proyectada de 25.000 millones, y veremos cuánto tiempo es capaz de mantener el ritmo al que quema (y va a quemar) efectivo. Sea como sea, sabemos que el segundo en llegar al mercado de Snapchat, se está llevando sus usuarios.

De hecho, desde que salieron al mercado las Stories, el ritmo de crecimiento de usuarios en Snapchat de forma trimestral cayó del 7% al 3%, y se espera que siga así en el futuro. Vale que el segundo, Instagram, tenga detrás un gigante como Facebook, y puede que en valor de mercado, Snapchat oficialmente tenga más; pero todos conocemos el éxodo de usuarios y los cambios en las tornas de preferencia sobre una app y otra. Al final, el hecho relevante es que, tu copia, tiene más valor para los usuarios que el original. Y eso es un problema.

No obstante, el más representativo del asunto no es el caso Snpchat-Instagram. Es el de Twitter-Weibo. Mientras que las dos primeras tienen algunas diferencias más allá del bloque de contenido efímero, las segundas son, literalmente, la copia una de otra. Twitter: la original, Weibo: la copia china (y en el sentido completo del término). Y ha llegado el día:

Imagen: Bloomberg

Tras una semana de incertidumbre por unos desastrosos resultados financieros, el valor de mercado de Twitter ha caído lo suficiente como para convertir a su copia china en una empresa más valiosa en términos de capitalización. La paradoja de todo ello es que, mientras Twitter no crece en usuarios, Weibo sigue más o menos imparable en este asunto, y su mercado todavía está en unos niveles de crecimiento potenciales que Twitter no ha tenido ni en sus mejores momentos.

Hoy Weibo vale 200 millones más que Twitter. Y no tiene a Trump, ni a las elecciones de los Estados Unidos, ni a las estrellas de la Superbowl. Es menos intuitiva, menos bonita y con menos funcionalidades. Pero es lo que quieren sus usuarios que sea. Esa puede ser la única moraleja que saquemos del asunto.

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