El Samsung Gear S2 fue el primer smartwatch redondo de Samsung y, pese a ser el primero en alcanzar cierta madurez, tenía diversos aspectos a corregir. El Gear S3 llega para mejorar en todo a su predecesor y enviar un mensaje al mercado: Samsung juega en otra liga, y quiere ser, otro año más, el rival a batir.Samsung y los smartwatches ya son viejos conocidos. Tras jugar con opciones ajenas a su control como Android Wear, los surcoreanos vuelven a apostar un año más por Tizen, el sistema operativo propio que tan buenas críticas le trajo el año pasado con el Samsung Gear S2.

La guerra por tener el mejor smartwatch se ha debilitado mucho este 2016, sin grandes lanzamientos salvo por los líderes, Samsung y Apple, que curiosamente son los únicos dos que, junto a Pebble, más pueden adecuar el sistema al hardware y viceversa. En un mundo en el que todas las empresas tienden a ofrecer exactamente lo mismo con pequeñas variaciones, gana quien tiene el poder de la distribución y quien logra aportar valor añadido a la vida de las personas.

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Samsung ha sido una compañía hegemónica en el mercado móvil, con más méritos unas veces que otras. Con el Gear S3 no sólo tiene que demostrarlo este año, sino también superar un producto tan sólido y completo a día de hoy como es el Gear S2, que con las actualizaciones se ha puesto en software a su altura. Veamos si consigue suponer un paso adelante que llame a sus usuarios a dar el paso hacia la renovación y, de manera más importante, a otros a estrenar smartwatch. El gran público no se ha sumado de momento a la causa del wearable de muñeca, y la gran duda que existe en la industria es si llegará para quedarse o su efecto se difuminará con el tiempo.samsung-gear-s3-pasos

El modelo que hemos analizado es el Samsung Gear S3 Frontier, cuya principal novedad es que, frente al S2 deportivo al que sucede, gana mucho en elegancia, con líneas más clásicas. Este hecho es reforzado por la gran selección de watchfaces que se pueden quedar siempre encendidos a todo color. Sin embargo, pierde algo que se valora en la muñeca en la era del reloj inteligente: ligereza. Esto se explica atendiendo a dos varibles relacionadas. La primera es la llegada del GPS a todos los modelos, dejando de ser una característica de las versiones con conectividad LTE. Es una apuesta que hay que compensar con mayor capacidad energética, y ya veremos luego que por esa parte cumple. Sin embargo, en el día a día se hace muy grande, particularmente en esta época del año, en la que poner y quitar abrigos que hacer difícil el acceso es muy común.

Para usuarios de muñeca grande puede resultar un reloj normal, pero su grosor lo hace más inmanejable que el modelo anterior, y con ello, más incómodo en ciertos momentos y situaciones. Es su único punto negativo en diseño, apartado en el que vuelve a destacar con el que probablemente sea el añadido de hardware más brillante del mercado, por encima de la corona del Apple Watch. Sí, hablamos del bisel giratorio situado alrededor de la pantalla. Moverse con él a lo largo del sistema sigue resultando un verdadero placer, tanto para seleccionar opciones como para moverse con total fluidez en los menús.

Es, sin duda, un elemento que ayuda al Samsung Gear S3 a integrarse como pocos en la realidad cotidiana, esa en la que los smartwatches, salvo por lo que les hace especial, quieren pasar muy desapercibidos. Gracias a lo bien planteado que está el bisel junto a los esfuerzos de Samsung por mejorar Tizen, nunca se echa de menos el tener un reloj cuadrado como para la firma fueron el Gear S o el Gear Live. Es cierto que, para visualización de fotos, como ejemplo, no es lo mejor, pero todo lo demás compensa. No hay partes del sistema que se corten o se sientan a medio hacer.

Aunque los materiales son excepcionales, el grosor del Gear S3 resulta excesivo.
Aunque los materiales son excepcionales, el grosor del Gear S3 resulta excesivo.

Los materiales son excepcionales, con una caja que llega en acero inoxidable y dos botones con las texturas bien impresas para que sean fácilmente discriminables del resto del dispositivo sin tener que mirarlo. Convertida ya en bandera en Samsung, la certificación IP68 es garantía de calidad y de resistencia al agua con media hora bajo el agua a un metro. Pese a ello, no es todavía un smartwatch con el que ir a nadar, mejor evitar el riesgo según la advertencia de la propia compañía.

Su parte trasera integra el ya clásico sensor de ritmo cardíaco que mide bajo demanda y con intervalos fijados por el sistema, junto a un chip que permite la carga inalámbrica con un dock integrado en el paquete sobre el que, al estar posado, ofrece información sobre la batería y la hora.

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Pasando al software llega el aspecto más relevante de los smartwatches de Samsung, Tizen. Y es relevante para mal y para bien. Al ser una opción tan reducida frente a lo que supone Android Wear, que tampoco tiene una buena situación aunque sí algo mejor, sus aplicaciones una vez se sale de responder notificaciones, o dejan mucho que desear, o directamente no existen, exceptuando casos especiales como Spotify, que recientemente ha estrenado una aplicación que sin duda será el mejor acompañante de cualquier deportista que desee una sesión sin el smartphone o cualquier persona que quiera controlar la música en toda la casa gracias a la integración con Spotify Connect.

La fuerza de Samsung no es suficiente todavía para que desarrolladores como Facebook, Twitter, y de manera más útil Telegram o WhatsApp se lancen a las Galaxy Apps. De momento, sobre ellas como con el resto, exceptuando el soporte nativo a los SMS, la situación es que el Gear S3 junto a Tizen es una gran notificador, pero siempre de manera pasiva (y con el pero de que las notificaciones suenan o vibran duplicadas en reloj y móvil), pues no permite iniciar conversaciones. Tanto las respuestas predefinidas (incluyendo emojis) como el teclado en pantalla funcionan bien para lo que se puede llegar a esperar, pero S-Voice y el reconocimiento de voz llegan a decepcionar hasta el punto de querer, y no poder -en cualquier sistema actual-, enviar notas de voz.

Salvo honrosas excepciones como Flipboard o Spotify, las aplicaciones de calidad escasean.
Salvo honrosas excepciones como Flipboard o Spotify, las aplicaciones de calidad escasean.

Resulta especialmente frustrante ir corriendo o en bici y que el sistema no sea capaz de eliminar el sonido ambiente a la hora de efectuar el reconocimiento de voz. Hay casos en los que literalmente puede emplear 20 segundos en llegar a preguntar si la transcripción es correcta. No es un problema de reconocimiento, que suele ser efectivo tras esa espera, sino de diferenciar la voz de por ejemplo un viento suave, motivo que hace que al final acabes sacando el móvil.

La parte de buena de Tizen es que se obtiene una velocidad hasta ahora inédita en otros sistemas operativos. La mejora en hardware ayuda, sin duda. No he sufrido retrasos ni cuelgues en el tiempo que lo he llevado en la muñeca, mientras que todo ha sido conveniencia con novedades como el poder emitir y contestar a llamadas gracias a su altavoz y micrófonos, siempre que el smartphone se encuentre en el rango admitido, que ciertamente es amplio.

samsung-gear-s3-tiempo Algo que ayuda mucho a que Tizen luzca es la espectacular pantalla SuperAMOLED, que destaca por varios aspectos. En primer lugar el realce de los colores sobre el negro puro de este tipo de paneles hace que el foco sobre la información sea total. En segundo, el terminal dispone de un brillo muy alto que ajusta automáticamente y que se continúa viendo en ocasiones con mucho sol. El punto negativo de la pantalla es sin duda la pérdida de densidad respecto al Gear S2, que ahora, sí, hace que los píxeles sean de nuevo levemente visibles, algo inesperado en un smartwatch de gama alta en 2016.

Y por último, los dos aspectos que de verdad hacen brillar al Gear S3 frente a la competencia, sumados a Tizen: autonomía y posibilidades deportivas. Para la primera, Samsung anuncia hasta 4 días de batería, y hay que decir que en este análisis se han alcanzado esas cifras en días de poco uso, sin el modo “Always-On” activado y sin GPS. En cualquier caso, se ha conseguido sin intentarlo, lo que habla genial del Gear S3. Cuando se utiliza más frecuentemente, con invitados como el GPS en las carreras o en la navegación, obviamente las cifras bajan, y si se utilizan de manera continuada, la cifra total será de horas en vez de días. La realidad aquí es que el aumento de batería le ha sentado muy bien a este reloj, aunque siempre quedará la duda de si perder ligereza compensa.

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El deporte, ese gran protagonista de las compras de werarables, juega aquí un enorme papel, y es que desde el principio será el Gear S3 tan proactivo que cada vez que se alcance la cifra mágica de 10 minutos en distintos tipos de actividad, el reloj alentará para que el usuario continúe el ritmo. Más allá de eso, que sepa detectar el deporte, etiquetarlo y ordenarlo sin tener que ejecutar ninguna opción es una gran ventaja sobre el Apple Watch o los Android Wear actuales, que requieren de incómodas introducciones de datos recogidos por otra app.

La forma de mostrar el historial es particularmente visual y útil, separando ejercicio de reposo y sueño, con avisos cada cierto tiempo que mantendrán a su portador, si no concienciado con el deporte, sí entretenido y levantándose cada cierto tiempo. Cuando se inicia una actividad manualmente, y siempre que el GPS esté activo, se lleva a cabo una medición de las distancias y alturas mucho más precisa, aunque en una sola hora de ejercicio se puede ver muy perjudicada la batería. La conclusión aquí es que salvo por la cuestión del tamaño, supera a su hermana pequeña la Gear Fit2, porque hace todo lo que ésta en deporte pero con mayor autonomía, a lo que suma un sistema de notificaciones que sí permite sacar el móvil mucho menos.

Conclusión

El Samsung Gear S3 es un smartwatch que mejora en casi todo a su predecesor, con altavoz y capacidad de hacer llamadas, mayor autonomía gracias al GPS integrado en todos los modelos, etc. También existe un salto en batería debido a, en parte, el aspecto más negativo del cuerpo del terminal, su grosor, que se hace especialmente incómodo con varias capas de ropa encima ante la poca capacidad de maniobra.

Sin embargo, más allá de lo mucho bueno y de lo malo que el hardware trae, el análisis debe ser más general, y en ese sentido, se nota poca mejoría. Las tiendas de aplicaciones que rodean a los smartwatches están desiertas en cantidad y en calidad, y eso hace que los intentos de las compañías no sean suficientes. Además, pese al buen funcionamiento y a la madurez alcanzada, los smartwatches siguen teniendo muchas cosas que pulir para integrarse tan bien como el smartphone en el día a día. No es por el hecho de tratarse de un accesorio, los smartphones también pasaron por ese proceso de resultar incómodos hasta no separarse de la palma de la mano.

Los smartwatches están recorriendo esa misma ruta, con el problema de no ser una "necesidad" y de llegar al mercado a unos precios con un precio medio superior al precio medio de venta del mercado móvil. El Samsung Gear S3 es notable en lo que ya es a día de hoy, exceptuando ciertos detalles. El problema es lo mucho que no es todavía, tan conveniente como cabría esperar de un producto de Samsung, y lo que no depende de la compañía, como es ofrecer un catálogo de aplicaciones que dé valor a un producto de este precio. Que el mercado en general no sea capaz de ofrecer por 400€ productos redondos es lo que debería preocupar a las compañías.

Pros

  • Autonomía: Samsung no engaña, se pueden conseguir fácilmente 4 días de autonomía.
  • Monitorización deportiva: a diferencia de Apple y de modelos con Android Wear, el Gear S3 monitoriza y analiza todos los movimientos sin que sea necesario pedirlo.
  • GPS: la llegada del chip de geolocalización a todos los modelos ofrece un gran plus a todos los deportistas que requieren de una gran profundidad de datos.

Contras

  • Tamaño: el Gear S2 era muy cómodo y placentero en la muñeca. Debido a su aumento de tamaño y grosor, el Gear S3 sólo logra serlo en unas pocas ocasiones, mientras que es incómodo en la mayoría.
  • Aplicaciones e integración con servicios: un año más, la lacra de los smartwatches sigue siendo que lo poco que hacen, no lo pueden hacer del todo bien por la falta de integración con recursos y servicios. Poco avance aquí.
  • Asistente personal y reconocimiento: S
  • Voice y su escucha activa no están al nivel, con pocas opciones y una cancelación de ruido pobre. Esperemos que la compra de Viv sea la solución para Samsung.

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