África

Out of Africa, además de ser la cinta que se llevó el Óscar a la mejor película en 1986, es también una de las hipótesis principales en el estudio de la evolución humana. Según esta teoría, nuestros antepasados comenzaron a salir fuera del continente africano hace entre 120.000 y 60.000 años. Lo que es menos conocido es el impacto que pudo tener el clima en las migraciones de Homo sapiens desde África. Un estudio, publicado en la revista Nature, explica cómo el ser humano salió de su lugar de origen por culpa del clima.

La dispersión de nuestros antepasados fuera de África estuvo probablemente marcada por varios cambios climáticos, según el trabajo de Axel Timmermann y Tobias Friedrich. Los científicos han realizado diversas simulaciones para conocer los efectos del clima en el pasado y del aumento del nivel del mar en las migraciones ocurridas durante los últimos 125.000 años. Según sus conclusiones, estos movimientos migratorios ocurrieron en cuatro olas diferentes debido a las variaciones en el clima y a cambios en la órbita de la Tierra. Hasta la fecha, los investigadores pensaban que los cambios climáticos sólo habían influido en los períodos en los que sucedieron estas migraciones.

El ser humano pudo llegar 35.000 años antes a Europa

Nuestra especie apareció aproximadamente hace 200.000 años en África. Uno de los grandes interrogantes evolutivos es determinar por qué los antepasados tardaron tanto tiempo en salir del continente, algo que sucedió hace entre 120.000 y 90.000 años cuando el ser humano comenzó a migrar hacia la región del levante (este del Mediterráneo). Sin embargo, la dispersión por otras partes del planeta tuvo que esperar hasta hace 60.000 años. El modelo Out of Africa sostiene que Homo sapiens llegó al sur de Asia, Indonesia y Australia hace 50.000 años, a Europa hace 45.000 años, al norte de Asia hace 20.000 años y al continente americano hace sólo 15.000 años. Pero, ¿qué papel jugó el clima en todos estos movimientos migratorios?

Las simulaciones realizadas por Timmermann y Friedrich identifican cuatro olas prominentes marcadas por climas helados, que explican la marcha hacia la Península Arábiga y la región del Levante. Estas migraciones ocurrieron en cuatro períodos diferentes (hace 106.000-94.000 años, 89.000-73.000 años, 59.000-47.000 años y 45.000-29.000 años, respectivamente). Estos resultados coinciden con los datos fósiles y arqueológicos de los que disponemos actualmente. Sin embargo, el estudio revela algo inédito hasta la fecha: el ser humano pudo llegar a Europa mucho antes de lo que se creía.

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En particular, los científicos sostienen que pudo haber una ola migratoria hacia el sur de Europa 35.000 años antes de lo que pensábamos. Estos resultados, que no están apoyados por la evidencia arqueológica y fósil que tenemos a día de hoy, apuntan que un reducido número de nuestros antepasados se instaló en el continente europeo, pero que podrían haber sido "asimilados" posteriormente por poblaciones neandertales, mucho más numerosas. Su hipótesis es, sin duda, arriesgada, ya que como recuerdan Peter deMenocal y Chris Stringer, no hay "huellas genéticas" que permitan confirmar que aquellos pioneros precoces se entremezclaron con individuos de Homo neanderthalensis. Aunque es posible rebatir que estos antepasados se extinguieron sin dejar rastro, resulta difícil imaginar que no dejaran ningún tipo de huella o marca arqueológica. O, al menos, no se ha descubierto todavía.

Entender cómo nos afecta el clima es una cuestión muy compleja. Más aún si se trata de determinar su impacto en el pasado. El trabajo publicado en Nature muestra que la interacción fue muy relevante a la hora de moldear los movimientos migratorios de nuestros antepasados. Sus conclusiones pueden incluso extrapolarse en la actualidad, cuando el cambio climático de origen antropogénico acecha y nos preguntamos sobre los efectos que tendrá en el planeta. A veces vale la pena echar la vista hacia atrás para comprender el futuro que nos espera.