Hace entre 60.000 y 120.000 años, nuestros antepasados comenzaron a salir fuera del continente africano. Esta hipótesis, asentada durante años para explicar la **evolución humana*, es conocida como modelo 'Out of Africa*'. Un hallazgo realizado en la cueva Pestera Muierii de Rumanía, sin embargo, cambia por completo esta concepción. Y es que algunos seres humanos pudieron regresar a sus orígenes hace aproximadamente 45.000 años. La idea del viaje de vuelta a África se apoya en el estudio de ADN ancestral, publicado en la revista *Scientific Reports*, que había sido encontrado en los restos de una mujer.
"Es una prueba directa que apoya una migración de vuelta a África", señala la Dra. Concepción de la Rúa, científica del Departamento de Genética, Antropología Física y Fisiología Animal de la Universidad del País Vasco y líder de la investigación. Según explica a Hipertextual, hipótesis como éstas se basaban hasta ahora en los datos genéticos de poblaciones actuales. El análisis del ADN ancestral recogido en Pestera Muierii ha permitido por primera vez asentar la idea de que los humanos modernos regresaron al continente africano en el Paleolítico.
Un viaje de ida... y vuelta
Los científicos estudiaron el genoma mitocondrial, es decir, la información genética que únicamente transmiten las madres a sus hijos e hijas. "Es un genoma de pequeño tamaño", apunta Concepción de la Rúa, que añade que "existen muchas copias del mismo ya que está contenido en unos orgánulos muy numerosos en las células [las mitocondrias], lo que facilita su recuperación en muestras degradadas". El uso de este tipo de ADN para reconstruir la evolución humana es fundamental, ya que al no darse la recombinación con los genes del padre, resulta más fácil reconstruir nuestra propia genealogía. "Se trata de un estudio muy interesante", comenta a Hipertextual la Dra. Eva Fernández, de la Universidad de Durham. La razón por la que se usa el genoma mitocondrial en lugar del ADN nuclear es que "existen más copias" en cada célula, por lo que "el estudio del ADN mitocondrial es más viable en muestras muy degradadas y/o antiguas", apunta.
Gracias a la secuenciación y análisis del genoma mitocondrial, los investigadores consiguieron identificar un ancestro común desconocido hasta la fecha. "El término ancestro común se refiere al de un genoma ancestral del cual derivan todos los linajes mitocondriales de tipo U6. Este ancestro común, que no es un individuo sino un grupo humano, se situaría en algún lugar del oeste asiático, desde donde se moverían hacia Europa del este y otros tomarían el camino hacia el sur, de retorno nuevamente a África", explica la investigadora a Hipertextual. Los restos de la mujer encontrada en Rumanía representarían una rama de ese grupo de humanos que se quedó en la región, mientras que otros parientes emprenderían el viaje de vuelta a las raíces de nuestra especie.
Dado el origen euroasiático, la existencia de dicho linaje en Rumanía hace 35.000 años y los datos de las poblaciones actuales del norte del continente africano, "podemos decir que existió una vuelta o retorno a África desde Eurasia de grupos humanos que portaban genomas mitocondriales de tipo U6", afirma la profesora Concepción de la Rúa. En ese sentido, Fernández explica que "los resultados del artículo sugieren una migración al continente africano desde Eurasia para explicar la actual distribución del haplogrupo U6. Eso no lo convierte en la primera migración de vuelta documentada durante el Paleolítico. Se trata tan sólo de una hipótesis". A su juicio, "la presencia de una linea ancestral del haplogrupo U6 en un individuo del Paleolítico Superior de Rumanía demuestra que el linaje U6 es más antiguo de lo que se creía y que durante el Paleolítico Superior se encontraba en Europa. El estudio es metodológicamente correcto y ofrece una contribución importante a la filogenia mitocondrial".
Los resultados, de acuerdo con Concepción de la Rúa, aportan nuevos datos para "afinar en el modelo de origen de nuestra especie", dado que la hipótesis *'Out of Africa' había sido admitida sin fisuras durante décadas. Poco a poco la investigación ha logrado describir otras teorías acerca de la historia y de la evolución de nuestra especie. Además, conocer el genoma mitocondrial de un fósil de hace 35.000 años, junto con otros estudios paleogenómicos, ayudarán a calibrar el "reloj molecular", usado entre otras cosas para determinar el tiempo de origen de las mutaciones en el ADN.
El trabajo publicado deja numerosos interrogantes abiertos. Y es que, según de la Rúa, "aún son pocos los genomas antiguos analizados y de este período en Europa". Una opinión en la que también incide Fernández. "Se trata de una muestra de un único individuo y no de una muestra poblacional. Siempre existe la posibilidad de que el individuo no sea representativo de la población de origen", afirma la experta. La investigadora enumera como preguntas abiertas cuestiones como la distribución geográfica y la diversidad de este linaje U6 en el pasado, además de determinar cuándo se produjo la migración de vuelta al continente africano. De forma más general, la profesora de la Universidad del País Vasco señala como interrogantes a resolver dudas sobre qué hizo a Homo sapiens diferente como especie*. Comprender cuáles fueron las razones de nuestro éxito en la evolución, frente a otras especies con las que coexistimos, como neandertales, denisovanos y quizás alguna más no descrita todavía, es otro de los retos fundamentales para trazar nuestra propia historia.