El océano puede ser hermoso y majestuoso desde lejos, pero es obvio que no está hecho para humanos. Si pudiera hablar se cansaría de decir que no molestáramos, que lo dejáramos en paz a él y a todas las criaturas que lo habitan. Sin embargo, seguimos siendo la especie más poderosa del planeta, así que probablemente no le haríamos caso de todas maneras.

A lo largo de los siglos, los humanos han usado los mares para transportarse, como fuente de sustento y hasta para divertirse. Siempre existe el riesgo de ahogarse o de quedar a la deriva, pero si nos dejáramos asustar por algo de peligro, muchas hazañas importantes no existirían.

Yeah, science!
Yeah, science!

En 1942 un hombre llamado Poon Lim trabajaba en un barco mercante británico llamado SS Benlomond de camino a Suriname. No se encontraba allí por gusto sino por necesidad. Su padre tenía miedo de que fuera obligado a enlistarse en el ejército chino para luchar contra los japoneses, por lo que le aconsejó a su hijo que consiguiera un trabajo que lo mantuviera alejado de su país natal, al menos hasta el fin de la guerra.

Al principio las condiciones eran horrorosas. Los marinos británicos acosaban a Poon Lim y a los demás empleados chinos encargados de realizar los trabajos más desagradables. Mientras la guerra avanzaba, sus circunstancias mejoraron. Los empleadores fueron forzados a tratarlos mejor porque como casi toda la fuerza de trabajo británica se encontraba luchando en la guerra, la mano de obra extranjera adquirió mucho más valor.

Los tripulantes del SS Benlomond tuvieron la mala suerte de encontrarse con un submarino nazi y, siendo un blanco fácil dado la lentitud del navío mercante, los alemanes lanzaron un torpedo que hundió la gran embarcación en dos minutos. 56 hombres murieron, 24 Británicos y 22 Chinos. Solo uno sobrevivió, su nombre era Poon Lim.

Los nazis son conocidos mundialmente por su capacidad para arruinar todo.
Los nazis son conocidos mundialmente por su capacidad para arruinar todo.

Poon tuvo la suerte de encontrar un chaleco salvavidas (precisamente nombrado) al momento del impacto. Dado que él no era muy buen nadador, el chaleco le permitió escapar del naufragio. Los nazis vieron a Lim y lo ignoraron, abandonándolo a morir ahogado.

Luego de aproximadamente dos horas flotando, encontró una balsa, llena de suministros para varias semanas. En ese momento no se imaginó que esa pequeña embarcación sería su casa por 133 días.

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Pronto se dio cuenta de que era bastante improbable que fuera rescatado en un lapso de tiempo corto. Nadie imaginaría que solo un marinero había sobrevivido y el mundo estaba en conmoción por la Segunda Guerra Mundial. Poon Lim entendió que estaba solo y se decidió a sobrevivir lo suficiente para que la balsa terminara en alguna corriente y fuera arrastrada a tierra.

Primero instaló un toldo encima de la balsa para recolectar agua de lluvia. Con un cable de la linterna que traía la embarcación y algunos bizcochos como carnada, fue capaz de idear una caña rudimentaria para pescar.

La pesca era difícil, así que decidió intentar cazar a las gaviotas que volaban por encima de él constantemente. Para esto usó las algas que abundaban en su balsa juntándolas en forma de nido, luego dejaba encima de ellas algún pescado. Cuando alguno de los pájaros se posaba en el "nido" Lim se abalanzaba hacia el animal y le partía el cuello. Luego succionaba su sangre y secaba el resto de la carne en agua de mar, pedazos que más tarde le servirían de alimento.

Hugh Glass se empieza a ver como un cobarde. © Twentieth Century Fox Film
Hugh Glass se empieza a ver como un cobarde. © Twentieth Century Fox Film

Como Lim se consideraba un mal nadador, acostumbró atar una cuerda a la balsa, por un extremo, y a su muñeca por el otro, por si la embarcación se volteaba. Cuando ya llevaba sesenta días en el mar, comenzó a nadar un poco todos los días para mantener sus fuerzas.

En el segundo mes comenzaron los problemas más serios. Una tormenta casi destruye por completo la balsa y le hizo perder su suministro de comida y agua. En ese momento de extrema desesperación, Poon Lim realizó una de las hazañas más impresionantes de toda su odisea.

Para empeorar las cosas, las aguas que rodeaban su bote se encontraban infestadas de tiburones. Estos depredadores solían impactar la balsa de vez en cuando. Lo que para cualquiera de nosotros hubiera sido completamente aterrador, Lim lo consideró una oportunidad para obtener la comida que tanto necesitaba.

Usando un clavo que sacó de la balsa, hizo un gancho para intentar pescar a alguno de estos animales. Uno de los depredadores cayó en la trampa y mordió el anzuelo. Poon lo subió a la balsa pero el tiburón seguía vivo y comenzó a atacar al naufrago fieramente. Esto no fue un problema muy grave para Lim, lo resolvió usando un pote medio lleno con agua de mar que tenía en el bote, golpeó en la cabeza al tiburón con el recipiente varias veces, hasta que este exhaló su último aliento.

Desde entonces, los tiburones a nivel mundial le temen a los chinos.
Desde entonces, los tiburones a nivel mundial le temen a los chinos.

Así consiguió comida para varios días y se convirtió en la criatura más respetada del océano, al menos temporalmente. Luego de esto, estuvo cerca del rescate tres veces. Primero fue ignorado por un carguero que navegaba muy cerca de él. Poon declaró tiempo después que "pensó que la tripulación del barco no le prestó atención al ver que era chino".

Luego, miembros de la fuerza aérea estadounidense lo vieron, incluso volaron bajo para observarlo de cerca, pero no rescataron a Lim. Este pensó que esto sucedió porque, luego de que lo ubicaron, comenzó una terrible tormenta que habría hecho el rescate muy arriesgado.

En otra ocasión, un submarino alemán lo vio y salió a la superficie, aunque tampoco intentaron rescatarlo. Por fin el 5 de abril de 1943, Lim fue rescatado por pescadores brasileños.

Considerablemente sano para alguien que pasó 133 días seguidos a la deriva.
Considerablemente sano para alguien que pasó 133 días seguidos a la deriva.

Sus ingeniosas técnicas de supervivencia fueron agregadas al manual de la Marina Real Británica y el rey Jorge VI le otorgó la Medalla Imperial Británica por su increíble hazaña.

Poon Lim murió en 1991 con 72 años. Todavía ostenta el récord de más días a la deriva y en solitario en el mar. Cuando se enteró de esto en 1943 dijo: "Espero que nadie jamás tenga que romper ese récord."

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