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Partido Popular de Cantabria (Flickr)

Mariano Rajoy se presentará al debate de investidura el próximo 30 de agosto. Así lo anunció ayer Ana Pastor, presidenta del Congreso, que planteó que la primera votación se celebrará al día siguiente, 31 de agosto, y 48 horas después, tendrá lugar la segunda. Los plazos fijados, en el caso de que Rajoy fracasara y no hubiera más candidatos, conducirían a España a las terceras elecciones generales. Lo más sorprendente es que estos comicios, tras los celebrados el 26 de junio y el 20 de diciembre, tendrían lugar el 25 de diciembre. ¿Cómo es posible?

Los plazos fijados llevarían a España, si los partidos fracasan, a unas terceras elecciones en Navidad

Los plazos sobre la investidura del candidato a presidente de Gobierno los marca la Constitución Española en su artículo 99. Si Mariano Rajoy no cuenta con mayoría absoluta para ser investido presidente el 31 de agosto, tendrá una segunda oportunidad el 2 de septiembre. En el caso de fracasar, como le ocurrió a Pedro Sánchez, estaríamos ante un escenario inédito. Los partidos políticos contarían con dos meses más, a partir de la fecha de la primera votación de investidura, para formalizar un nuevo candidato y que éste se sometiese al mismo proceso.

Escenario 1: Rajoy, presidente

El rechazo del PSOE a abstenerse dificulta la investidura de Rajoy. Sin embargo, no es cierto que si el líder del PP fracasara, España estaría automáticamente obligada a celebrar terceras elecciones. El margen de dos meses seguiría abierto con todos los posibles pactos de Gobierno.

Las elecciones vascas y gallegas serían claves para determinar el futuro político de Rajoy

Enric Juliana, analista político de La Vanguardia, señalaba que las elecciones gallegas y vascas del próximo 25 de septiembre serán claves. Si el PP gana de manera holgada en Galicia, revalidando la presidencia de Núñez Feijóo, y el PNV tiene dificultades para hacer lo mismo por el ascenso de Podemos en el País Vasco, Rajoy podría intentar jugar la carta de los nacionalistas. Es decir, apoyar al PNV para que se mantuviera en Ajuria Enea a cambio de que le apoyasen en Madrid. En ese escenario, Rajoy podría sumar 175 escaños (137 diputados del PP, 32 de Ciudadanos, 5 del PNV y 1 de Coalición Canaria). La suma sería factible siempre y cuando la formación de Albert Rivera no rechazara estar en el mismo barco que los nacionalistas vascos. Es decir, en ese escenario, el líder del Partido Popular estaría a sólo un voto de ser investido presidente del Gobierno. La presión sobre el PSOE sería máxima.

Escenario 2: ¿lo intentará Sánchez?

En el caso de que Mariano Rajoy, como parece, fracasara en la investidura de finales de agosto, Pedro Sánchez podría volver a intentarlo. Así lo anticipaba el periodista Daniel Basteiro en El Español a mediados de julio. Su análisis coincide con las palabras pronunciadas por el líder socialista. "Hay dos cosas que se decidieron en las pasadas elecciones. Una: quién iba a ser la primera fuerza política en escaño en el Congreso. Es claro que es el PP y la candidatura que encabeza el señor Rajoy. Y dos: que hay una mayoría parlamentaria en el Congreso de los Diputados que se presentó ante los electores diciendo que quería cambiar las políticas del señor Rajoy", afirmó Sánchez.

El PSOE podría acceder a La Moncloa si se apoyase en los nacionalistas

El previsible fracaso de Rajoy podría abrir la puerta a un escenario en el que el PSOE intentase, de nuevo, alcanzar La Moncloa. Esta vía pasaría por contar con el apoyo de Podemos, algo que se vislumbró ayer tras unas declaraciones de Pablo Iglesias, luego rechazadas por los socialistas. La suma de PSOE y Podemos, sin embargo, es insuficiente al sumar 156 escaños. Parece poco probable que Ciudadanos una sus 32 votos en este hipotético contexto, lo que dejaría a Sánchez con la opción de apoyarse en los nacionalistas. En el caso de contar con PNV, CDC y ERC, esta segunda opción alcanzaría los 178 escaños, dos diputados más del objetivo de la mayoría absoluta (176). No obstante, la situación en Cataluña y la exigencia de un referéndum dificultan esta opción.

Escenario 3: fracasan todos

En caso de que Rajoy no contara con la confianza del Congreso de los Diputados a finales de agosto, estaríamos ante un escenario de incertidumbre. Si ningún candidato logra ser investido presidente del Congreso en los dos meses posteriores a la primera votación de investidura, la Constitución establece que "el rey disolverá ambas Cámaras y y convocará nuevas elecciones con el refrendo del Presidente del Congreso". La fecha de la disolución sería el 1 de noviembre. Tal y como marca la Ley Orgánica de Régimen Electoral General (LOREG), los comicios se celebrarían 54 días después. Las terceras elecciones generales quedarían fijadas el 25 de diciembre, día de Navidad.

Los plazos fijados por la Constitución y la Ley Orgánica de Régimen Electoral General son inamovibles: las hipotéticas elecciones serían el 25 de diciembre, para asombro general

¿Sería posible que el decreto de disolución de las Cortes se firmara antes o después para cambiar la fecha de los comicios? Como explica a Hipertextual Pablo Simón, politólogo y profesor de la Universidad Carlos III de Madrid, "el decreto debe firmarse sí o sí transcurridos los dos meses. De facto, si hubiera una sesión de investidura in extremis se tendría que ir un poquito antes del día 1 de noviembre para que el rey dé mandato, haya convocatoria ... unos tres/ cuatro días". Es decir, el plazo de los dos meses que otorga la Constitución es inamovible. "El acto está totalmente tasado y el Rey no puede firmar el decreto más tarde para modificar la fecha. Lleva el refrendo de la presidenta del Congreso, no hay más", afirma Simón, editor de Politikon.

En otras palabras, es imposible que el decreto de disolución de las Cortes no se firme el día 1 de noviembre. Su entrada en vigor con la publicación en el BOE es inmediata. Y los 54 días que establece la LOREG conducirían a España a sus terceras elecciones generales el 25 de diciembre. Tampoco sería posible un cambio en esta normativa, que requiere de mayoría absoluta para su modificación parlamentaria. La única forma de sortear el día de Navidad como fecha de los hipotéticos comicios sería un cambio en la fecha del debate de investidura por parte de Ana Pastor. Así sucedió con Patxi López, presidente del Congreso en la legislatura anterior, que se vio obligado a modificar el día del debate de Sánchez para que las elecciones no cayeran entre semana. Algo que parece improbable tras el anuncio realizado ayer, celebrado por cargos del PP como Xavier García Albiol, quien afirmó que "a ver si Sánchez Castejón tiene "narices" de enviar a 36.000.000 de españoles a repetir elecciones el día de Navidad" en su cuenta de Twitter. Ya sea por razones estratégicas o por mera casualidad, el fracaso político nos llevaría a votar un 25 de diciembre para asombro general de los españoles.

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