La tentación de cruzar el horizonte cinematográfico y pasarse a la dirección parece que excede a las fuerzas de no pocos actores, pero no muchos de ellos pueden permitirse el lujo de contar con compañeros de primera fila para el reparto de las películas que dirigen. El ya veterano Don Cheadle, hoy muy conocido por el gran público gracias a su papel de James Rhodes en el Universo Cinematográfico de Marvel, ha sido de los últimos que han caído en esa tentación.El primer papel importante de Don Cheadle fue el del actor porno Buck Swope en Boogie Nights
Aunque su carrera como actor de largometrajes se inició en 1985 de mala manera, no fue hasta que se hizo con el papel del frívolo actor porno Buck Swope en la meritoria Boogie Nights (Paul Thomas Anderson, 1997) cuando pudo participar en un filme notorio. Más tarde, le vimos en la infravalorada ciencia ficción de Mission to Mars (Brian de Palma, 2000) como el astronauta Luke Graham y, en la oscarizada Traffic (Steven Soderbergh, 2000), como el agente de la DEA Montel Gordon.
Después encarnó al experto en municiones Basher Tarr en la muy entretenida Ocean’s Eleven (Soderbergh, 2001) y sus secuelas, Ocean’s Twelve (2004) y Ocean’s Thirteen (2007), claramente inferiores; a Bonny Simmons, el mejor amigo del protagonista en la interesante The Assassination of Richard Nixon (Niels Mueller, 2004), y al detective Graham Waters en la potente Crash (Paul Haggis, 2004), faena por la que recibió una nominación en los Premios BAFTA a Mejor Actor de Reparto.Don Cheadle ha encarnado a James Rhodes, Máquina de Guerra, en cuatro películas de Marvel Studios
La única ocasión en que ha sido candidato al Oscar a Mejor Actor fue tras dar vida al inquebrantable Paul Rusesabagina en la sobrestimada **Hotel Rwanda (Terry George, 2004). Tras esto, su papel más destacable ha sido el de Rhodey, amigo de Tony Stark que se transforma en Máquina de Guerra, para la descendente Iron Man 2 (Jon Favreau, 2010), la aventajada Iron Man 3 (Shane Black, 2013), la trepidante Avengers: Age of Ultron (Josh Whedon, 2015) y la sobresaliente Captain America: Civil War (Anthony y Joe Russo, 2016). Sustituyó a Terrence Howard, que había sido Rhodes en Iron Man (Favreau, 2008), cuando le hicieron abandonar con cajas destempladas.
Y, antes de la última y temible película del Universo Cinematográfico de Marvel que hemos disfrutado hasta el momento, Cheadle dispuso su recreación del celebérrimo músico de jazz Miles Davis, trompetista y compositor cuya influencia en el género es inconmensurable y a cuyo afán por la innovación, por estar a la vanguardia del mismo, le debe buena parte de sus logros.La de Miles Davis es problemente la mejor interpretación que Don Cheadle nos ha ofrecido jamás en sus veintidós años de carrera
Miles Ahead (2015) empezará a proyectarse ahora en Hispanoamérica y, digámoslo sin rodeos, el estreno de Cheadle tras las cámaras coincide con la que probablemente sea la mejor interpretación que nos ha ofrecido jamás en sus veintidós años de carrera cinematográfica: ha construido a un Davis complejo y de lo más desagradable que le hace merecedor, si no de ser premiado en los próximos Oscar, al menos sí de que le nominen nuevamente.
Y no sólo eso, ya que lo que ha levantado a su alrededor, por el libreto de Steven Baigelman y el propio Cheadle, la planificación visual y el admirable montaje de John Axelrad y Kayla Emter, está por completo al servicio de su figura, hasta el punto de que no se trata solamente de un actor ante la cámara, sino que da la sensación de que el conjunto se mueve con él como un todo.Emayatzy Corinealdi está también maravillosa como Frances Taylor, la pareja de Davis
La labor de Axelrad y Emter siguiendo el guion ha consistido en elaborar un entramado narrativo de cierta complicación impresionista, a base de flashbacks breves y repentinos que nos cuentan el pasado lejano de Davis, otros más convencionales para lo mismo, con una maravillosa Emayatzy Corinealdi como Frances Taylor, y uno enorme al comienzo que sirve de base intrigante de la película, la que se desarrolla con la ayuda de Ewan McGregor, Michael Stuhlbarg y Keith Stanfield sobre todo. Pero lo que más descuella aquí es la brillante transición inesperada de los flashbacks súbitos conforme Davis se tortura con sus recuerdos. En definitiva, un buen trabajo como director principiante de Don Cheadle.