La Fiesta de la Democracia™ ha llegado a su fin y con ella unos resultados que, por esperados, no dejan de ser históricos. Las elecciones generales en España han dado paso un mapa político mucho más diverso, con cuatro partidos políticos principales frente al bipartidismo de legislaturas anteriores. Los comicios del 20 de diciembre han reflejado también una participación del 73,03%, cuatro punto más que en las elecciones de 2011 aunque no tan elevada como anticiparon los sondeos en los días previos.
Ante este nuevo escenario político, es posible que muchos se pregunten qué hubiera ocurrido si España no aplicase la circunscripción provincial y utilizase la circunscripción única o la autonómica. Este método electoral y no la fórmula d'Hondt es la responsable principal de la representación desigual que existe en las Cortes. Por ello, después de conocer los resultados de este 20-D histórico, dejamos volar la imaginación para saber cuáles hubieran sido los escenarios alternativos, tal y como hicimos en los comicios catalanes del 27 de septiembre.
Circunscripción única vs provincial
La Constitución establece en su artículo 68 que la circunscripción electoral es la provincia. Esto hace que cada territorio tenga asignado un determinado número de escaños distribuidos en función de los votos, por lo que solo los partidos con gran apoyo obtienen esos diputados.
A diferencia de lo que ocurre en los comicios europeos, donde se aplica la circunscripción única, en las elecciones generales como las del 20-D es fundamental ver qué partidos quedan como primera y segunda formación más votada, como anticipaba Fernando Garea ayer en *El País*.
La circunscripción provincial, y no la fórmula d'Hondt, es la responsable de que Izquierda Unida, por ejemplo, tenga dos escaños únicamente habiendo superado los 923.000 votos. Estos resultados contrastan con los obtenidos por Compromís-Podemos-És el Moment (671.071 votos y 9 diputados), ERC (599.289 votos y 9 diputados), Democràcia i Llibertat (565.501 votos y 8 diputados), En Marea (408.370 votos y 6 escaños), PNV (301.585 votos y 6 escaños) o Bildu (218.467 votos y 2 escaños). ¿Qué hubiera ocurrido en estos comicios si el sistema de circunscripción fuera estatal y no provincial?
* Escenario 1: la circunscripción única favorecería claramente a IU-Unidad Popular, que pasaría de 2 diputados a 15 escaños en el Congreso de los Diputados. Este sistema, por contra, dejaría sin representación a todos los grupos autonómicos/nacionalistas, incluyendo a varias de las confluencias de Podemos (En Marea, Compromís-Podemos-És el Moment).
* Escenario 2: en caso de contar con circunscripción única, planteamos que Podemos y sus confluencias irían juntos a las elecciones. Con este sistema, de nuevo se "castigaría" a los partidos autonómicos o nacionalistas (ERC, Democràcia i Llibertat, PNV, Bildu o CC) y favorecería a Izquierda Unida principalmente, que pasaría de 2 a 14 escaños.
Circunscripción autonómica vs provincial
La adopción de la circunscripción única supondría un beneficio directo para partidos como Izquierda Unida o en anteriores comicios, para UPyD. Sin embargo, su establecimiento haría prácticamente imposible que hubiera representantes de formaciones de corte regionalista o nacionalista. Por ello hay quien señala la circunscripción autonómica como un sistema intermedio para favorecer a partidos de ámbito estatal al mismo tiempo que no se "elimina" por completo la posibilidad de que partidos regionalistas o nacionalistas cuenten con representación en el Congreso. Así quedarían las elecciones generales en España si adoptásemos la circunscripción autonómica:
* Escenario 1: la formación más beneficiada sería de nuevo Izquierda Unida-Unidad Popular, que pasaría de 2 a 7 escaños. Al mismo tiempo, partidos como ERC, Bildu, Compromís, En Comú Podem, PNV o Democràcia i Llibertat seguirían teniendo acceso a escaños en el Congreso. También entraría una formación nueva, la galleguista Nós. Por otro lado, bajarían PP y PSOE y Podemos (sin confluencias) y Ciudadanos subirían el número de diputados.
* Escenario 2: al igual que en el caso anterior, evaluamos ahora el escenario resultante de aplicar la circunscripción autonómica teniendo en cuenta la suma de Podemos y sus confluencias. Su representación aumentaría de 69 a 77 escaños, al igual que la de Ciudadanos. Bajaría el número de diputados de PP y PSOE y los partidos de corte regionalista y nacionalista mantendrían su representación.
Ante estos resultados, podríamos pensar que la circunscripción autonómica sería el método ideal para nuestro sistema electoral. Sin embargo, no existen soluciones fáciles para problemas complejos. Con la circunscripción única, la representación se homogeneizaría negando la representatividad de formaciones más regionalistas o nacionalistas como Democràcia i Llibertat, ERC, Compromís, PNV o Coalición Canaria. Por contra, si aplicamos la circunscripción provincial como ahora, partidos como Izquierda Unida están claramente infrarrepresentados en el Parlamento.
La circunscripción autonómica tampoco es la panacea, ya que en el caso de provincias poco pobladas de comunidades grandes (más "desprotegidas" por el elevado número de provincias de cada región), verían cómo su peso se reduce significativamente en el Congreso. Ese sería el caso de provincias como Cuenca, Teruel, Lleida, Lugo, Guadalajara o León, que tendrían menor representatividad al favorecer la "homogeneidad" autonómica de Castilla-La Mancha, Cataluña, Galicia, Aragón o Castilla y León. El establecimiento de la fórmula de circunscripción provincial buscó precisamente favorecer a estas regiones y promover su desarrollo, objetivo no conseguido en la mayoría de los casos, dado que los diputados del PP y del PSOE de estas zonas suelen obedecer a la disciplina de partido. Es por ello que la finalidad de "proteger" sus intereses se ha visto descompensada por el bipartidismo de las últimas legislaturas y la presencia de formaciones regionalistas y nacionalistas en otras zonas de España.