Una de las últimas noticias en llegar a los medios ha sido la de la venta de la autocartera de Telefónica, valorada en más de 1.000 millones de euros. Mediante una orden a Goldman Sachs International, la decana de la telefonía en España ha colocado en el mercado toda la autocartera que mantiene, que supone casi un 2 % de sus capital social (un 1,979 %). 'Autocartera' equivale a las acciones propias de la compañía, algo más de 90 millones. Con el precio actual de cotización de éstas, se calcula que con la venta obtendría unos 1.012 millones de euros. ¿Qué supone esto?

A decir verdad, es una noticia con un titular algo escandaloso pero que no debería pillar a nadie con el pie cambiado. Telefónica ya anunció en sus resultados al cierre de 2012 que uno de sus objetivos para 2013 era situar la deuda neta por debajo de los 47.000 millones de euros — a finales de 2012, de 52.800 millones de euros. Movimientos como este se unen al de hace unos pocos días, con la recompra de bonos por valor de 844 millones. Al final del día, una palabra explica todas estas acciones: desapalancamiento. Algo muy habitual en las empresas en tiempos de crisis como los actuales, que tratan de eliminar su deuda mediante diversas estrategias, y del que se puede salir bien o mal. Las causas que le han podido llevar a ello:

  • Evidentemente, la recesión económica en Europa que arrastramos desde hace más de cinco años.
  • Repartir dividendos de forma holgada durante años de bonanza a costa de no amortizar su deuda.
  • Ese retraso en la no-amortización de su deuda que les obliga a emprender el apalancamiento a marchas forzadas.
  • Como consecuencia de lo anterior, sus acciones han caído casi a la mitad en los últimos dos años.

  • La situación de España, que ya le costó la rebaja del rating por parte de Moodys.
  • El aparente optimismo de César Alierta respecto a la situación económica europea y española en particular.
  • Los altos intereses a los que tiene que hacer frente. Con una deuda aproximada de 50.000 millones, puede necesitar unos 1.500 o 2.000 millones anuales para hacer frente a los pagos de intereses. Más de lo que se cubre con la venta de la autocartera de Telefónica.
  • La cara compra de Vivo hace tres años. Hace un mes se tuvo que volver a refinanciar el préstamo para ello.

Además de ello, también hay indicadores previos del proceso de desapalancamiento, como las ventas de activos, como torres de control o desinversiones en su filial irlandesa; así como la venta de Atento, unida a que JP Morgan ya calculó que durante la segunda mitad de 2012 reduciría su deuda en 7.000 millones, y no precisamente a costa de ganancias operativas.

La venta de la autocartera de Telefónica es un movimiento más en una empresa que trata de aligerar su deuda ante la dificultad de refinanciarla, y también para evitar tener que pagar unos intereses cada vez mayores. El desapalancamiento lo practican empresas, particulares, e incluso la administración pública. ¿Es por tanto este movimiento una mala señal? No. Aunque tampoco es buena. El historial de operaciones recientes de la compañía de César Alierta hace que sea algo comprensible, esperable, y lógico en vista de la economía de 2013. El reto ahora es doble: asegurar la estabilidad económica cuando por todas partes llegan indicios de que ahora eso es imposible, y hacerlo en un mercado tan vivo y dinámico como el de las telecomunicaciones.

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