Una de las cosas que uno puede llegar a echar de menos durante un viaje en avión es la conexión a Internet, una carencia que algunas compañías suplen ofreciendo a los pasajeros este servicio en vuelo y, sin duda alguna, haciendo mucho más agradable el trayecto. Desplegar una red Wi-Fi en un avión no es, precisamente, un proyecto sencillo puesto que hay que garantizar una buena cobertura a los pasajeros sin saturar de señales de radiofrecuencia el entorno del aparato (lo cual es un riesgo para la aviónica de la nave). Desde hace algún tiempo, Boeing trabaja en el despliegue de infraestructuras de red dentro de sus aeronaves (concretamente los 737 y los 787) y, como es lógico, dedicando una buena parte del tiempo a la realización de pruebas de compatibilidad y medida de la radiación y la cobertura; unas pruebas en las que Boeing utiliza patatas para simular a los pasajeros del avión.

¿Patatas? ¿En serio? Reconozco que suena bastante raro e, incluso, algo cómico relacionar dentro de una misma frase a Boeing, emisiones radioeléctricas y patatas pero se trata de algo muy real. Al igual que haríamos dentro de un proyecto de planificación de una red Wi-Fi en unas oficinas, en el caso de un avión, hay que medir la cobertura de señal que se ofrece a los usuarios y fijar umbrales para ir desplegando puntos de acceso que permitan cubrir toda la cabina de pasajeros. Sin embargo, en un habitáculo tan pequeño, los pasajeros que hay en cabina provocan un efecto nada despreciable en la propagación de las señales puesto que el tejido vivo absorbe la radiación electromagnética y. para modelar este tejido, Boeing utiliza patatas para simular a los humanos (al presentar una absorción similar a la de los humanos).

Si tenemos en cuenta la sensibilidad de la aviónica y, por tanto, la necesidad de una emisión controlada junto a las perturbaciones en la propagación que provoca el pasaje del avión, el escenario se torna bastante complejo y, por tanto, también se complican las pruebas a realizar. En este sentido, Boeing ha desarrollado un sistema de medida propio para certificar que las emisiones de la señal Wi-Fi están dentro de un margen de seguridad que evite cualquier tipo de interferencia en los sistemas del avión; un escenario que hay que probar en simulaciones y vuelos de prueba y, claro está, llenar un avión de pasajeros para probar la señal Wi-Fi no es algo sencillo (y para lo que no se suelen encontrar muchos voluntarios).

Para modelar a estos pasajeros, los ingenieros de Boeing colocan en los asientos de los aviones de prueba varios sacos de patatas (imaginemos la escena) y con ellos se realizan las pruebas de medición de señal. Quizás pueda parecer rudimentario pero, según la propia Boeing, han utilizado unas 10 toneladas de patatas para realizar estas pruebas de medición y acercarnos, algo más, a vuelos en los que disponer de una conexión de datos sea algo cotidiano y normal.

Imagen: El aviador

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