Para muchos, las redes sociales acaban de llegar a nuestras vidas. Mientras algunos esperan a que pase la moda pasajera, otros han decidido, y con mucha razón, adaptarse a los tiempos que corren y abrazar a las redes sociales como una buena forma de interactuar con otros. Para los fotógrafos, esto puede ser complicado, pues algunos piensan que existen cuestiones de privacidad y de derechos de autor que no están bien contempladas en la experiencia de social media. ¿Cuáles son los beneficios que los fotógrafos pueden extraer de las redes sociales?
En principio, muchos no pueden encontrar diferencias sustanciales entre un sitio personal de fotografías, donde pueden colgar su trabajo para que el mundo lo vea, y una red social. La diferencia fundamental reside en el feedback que podemos obtener: si subimos nuestras imágenes a un sitio, es posible que algunas personas nos envíen un correo contándonos cómo les gustó su trabajo, pero es mucho más útiles que varias personas nos dejen un comentario en nuestra cuenta de Flickr para saber si estamos yendo por el camino correcto. Sí, es difícil aceptar la crítica, pero siempre sirve para mejorar el trabajo propio.
Tomemos el ejemplo de Roger Eickholt, un canadiense de 28 años que un día, de paseo por la zona rural de Alberta, tomó una instantánea de unas cabras trepando un acantilado. Una semana más tarde, y para su sorpresa, la foto había tenido un millón de visitas en Flickr y cien personas lo habían agregado a sus favoritos. Como saben, esto quiere decir que cada vez que Roger suba una foto, esas cien personas verán sus novedades y podrán disfrutarlas y comentarlas. Antes de la foto de la cabra, solamente dos personas lo tenían entre sus usuarios favoritos.
Se tiene que comprender que las redes sociales son un canal de comunicación más, con el beneficio de que podemos ser escuchados por más personas, que se sienten más cercanas a nuestro trabajo gracias a los comentarios que pueden hacer sobre él. Por ejemplo, fotógrafos que cuenten con una "fanpage" en Facebook pueden preguntarle a sus seguidores cuáles son las tomas que más prefieren, cuáles son sus cámaras favoritas, qué piensan que les gustaría ver en un futuro, y muchas cosas más. Lo mismo vale para Twitter.
Pero además de poder acercarnos a las personas que ven nuestras fotos, las redes sociales nos permiten compartirlas. Facebook, Twitter y Google+ cuentan con aplicaciones dentro de su interfaz que nos permiten subir fotografías. Esto no es ninguna novedad si son usuarios de estas redes, pero lo importante es apreciar de qué forma nos pueden ofrecer más visualizaciones a nuestras fotografías. Las capacidades virales que tienen estos sitios es descomunal, y sólo toma con que dos o tres personas gusten de una de nuestras fotografías y las compartan en sus propios perfiles para que nuestra audiencia aumente en forma exponencial.
Además de estas redes, y de Flickr, existen otros sitios que pueden servir para que los fotógrafos encuentren más difusión. Por ejemplo, My Shutterspace es una red social dedicada exclusivamente a fotógrafos. Y aquí encontramos otros beneficios que quizás son más complicados de encontrar en redes más populares. Al estar dirigidos a un público de nicho, este tipo de redes sociales, así como un foro, logra dar rienda suelta a consultas, propuestas creativas y laborales, y muchas cosas más. Tener un punto de encuentro con otros fotógrafos es fundamental para poder vivir una experiencia fotográfica de redes sociales.
En My Shutterspace, además de un blog nutrido con mucha información, los usuarios suscriptos pueden compartir sus imágenes, sus opiniones, y hacer consultas a otros fotógrafos. No es ningún secreto que muchas mentes piensan mejor que una, así que este tipo de portales es ideal para la resolución de problemas. Sitios como Stumbleupon, Deviant Art y MysticLenz (otra comunidad online para fotógrafos tanto profesionales como amateur) son una fuente inagotable de recursos.
Pero por supuesto, existe también otra preocupación fundamental para todos los fotógrafos: ¿a quién pertenecen todas esas imágenes que subimos a la red? Si no somos cuidadosos, nuestras fotografías pueden terminar en la tapa de una revista sin que veamos un centavo de derechos de autor. Casos como estos no faltan, y aveces los fotógrafos se ven obligados a agregar marcas de agua o firmas en sus imágenes para evitar los robos. Algo tan simple como dar el crédito al autor, parece ser, es muy difícil para muchas personas.
Una solución simple para proteger nuestras fotos online es ponerles una licencia Creative Commons. ¿En qué consiste esto? Proteger la autoría de tus fotos (aunque sin esperar nada de rédito monetario por ellas) a través de una serie de diferentes licencias que van desde el simple crédito de autor hasta un compromiso para no usar las fotos de forma comercial.
Otro consejo importante es que antes de compartir una fotografía en cualquiera de estos sitios, leamos detenidamente los términos y condiciones. En la letra pequeña se suelen esconder algunos detalles no tan agradables, y por eso se debería tener cuidado en cuando a dónde y de qué forma se suben las fotografías. Por ejemplo, esto es lo que dice Flickr sobre las fotos que almacena: "las fotos y las imágenes encontradas en Yahoo Images o Flickr son de la propiedad de los usuarios que las subieron. Yahoo no puede otorgar permiso para usarlas como contenido de terceros. Por favor, contactarse con el usuario directamente".
Cuando subimos fotos a estos sitios, les estamos otorgando una licencia para utilizarlas. Siempre y cuando sea sin fines de lucro, en ese caso tendremos un canal de difusión más para que se dé a conocer nuestro trabajo.
Es hora de abrir nuestras cabezas y comenzar a adoptar a las redes sociales como una herramienta más de difusión, en lugar de visualizarlas como krakens demoníacos que solamente quieren birlarnos nuestras fotos para poder hacer dinero con ellas. Nos pueden mostrar al mundo.
Foto: SocialMediaVA en Flickr