A petición del gobierno británico -- y secundado por el de Estados Unidos -- YouTube ha comenzado a borrar vídeos del clérigo extremista Anwar al-Awlaki. Las quejas se elevaron al descubrir que Roshonara Choudhry, la estudiante británica apuñaló a un miembro del Parlamento como "venganza por la gente de Irak" en mayo pasado, había vistos material de este extremista en la red.
Pauline Neville-Jones, ministra de Seguridad inglesa, señaló que muchos de los sitios web con mensajes a favor de la guerra santa están hospedados por Estados Unidos. La funcionaria se reunió con John Brennan, consejero de contraterrorismo de la Casa Blanca, para pedirle que trabajen para prevenir que "ese material lleno de odio sirva para reclutar hombres y mujeres de violencia que lastimen a nuestros ciudadanos".
El gobierno británico se ha valido de los lineamientos de YouTube sobre manufactura de bombas, violencia y discursos de odio para pedir la remoción de ese material. El sitio web ha accedido a quitar una cantidad significativa de vídeos, en especial aquellos que incluyen "las 44 maneras de apoyar al Yidah" de Anwar al-Awlaki. Sin embargo, aún rondan varios sermones del clérigo en YouTube, así como vídeos acerca de al-Qaeda. Toda esta limpieza, en defensa de la libertad -- si eres del mundo occidental, claro está.
Hace unos meses discutíamos sobre si YouTube tiene la responsabilidad de controlar la propaganda terrorista que circula en la red. Aún si el sitio web consiguiera borrar este material de sus servidores, existen miles de opciones para alojar vídeos extremistas. Borrar los vídeos de YouTube obstaculiza el acceso, pero esos contenidos persistirán en otros rincones del ciberespacio. La información, cualquiera que sea su naturaleza, circula libremente. Lo que normalmente es una virtud, a veces también es un problema. Para bien y para mal, es imposible censurar el Internet.