En un día común, ¿más o menos cuántas veces revisas tu correo? Por lo menos en mi caso, es lo primero que hago antes de levantarme de la cama, y lo último antes de irme a dormir. Gracias a nuestros dispositivos móviles, nos damos una escapadita furtiva a la hora de la comida, del café o en el gimnasio para revisar si nos ha llegado algo a la bandeja de entrada. Admitámoslo: por más que intentemos zafarnos un poco del trabajo, un alud de mensajes nos sigue a todas partes. Sí, el correo electrónico mató nuestro tiempo libre.
Más allá de las experiencias propias, un estudio de la firma Xobni muestra que dos de cada tres estadounidenses y británicos revisa su correo electrónico fuera del trabajo. No sólo eso, sino que la mitad de la gente de EE.UU. también lo checa durante sus vacaciones. La causa de este comportamiento es la ansiedad que provoca el no saber si ha llegado algo importante y que requiera una respuesta inmediata.
Esta encuesta fue realizada a 2.200 estadounidenses y británicos, quienes admitieron que revisan el correo en vacaciones, fines de semana, días de asueto... ¡e incluso cuando están enfermos! De acuerdo con el estudio, revisar el correo es la primera actividad del día para uno de cada cinco estadounideses. No sólo eso, sino que la cuarta parte de los encuestados siente que no puede manejar la cantidad de mensajes que recibe durante un periodo vacacional. Me dirán que es muy sencillo quitarse la adicción sólo cerrando el correo. Bueno, los reto a que lo hagan por un par de días, y luego me dicen cómo les fue con la avalancha.
Actualmente, se ha convertido en una necesidad vital aprender a gestionar de forma correcta el correo electrónico. Sea que tengamos una o varias cuentas, sin organización es imposible sobrevivir en el mundo laboral. En estos días, herramientas como el Priority Inbox de Gmail se convierten en el mejor aliado. Y mientras no aparezca un mecanismo que sea más funcional que un e-mail, seguiremos así, leyendo a hurtadillas los mensajes del trabajo, con la esperanza de que no haya pasado nada importante mientras perdíamos el tiempo comiendo o durmiendo.