Dicen que los animales se parecen a sus dueños. O quizás sean los dueños los que se parecen a sus animales. Lo curioso es que esto es más aplicable a los animales de granja que a las mascotas. Al menos, es la conclusión de un estudio que señala que las personas de entornos rurales tienen una mejor capacidad para digerir los vegetales, gracias a bacterias heredadas de sus propios animales.

En el otro lado nos encontramos a las personas que viven en ciudades y zonas industrializadas. Según este nuevo trabajo, publicado por científicos de la Universidad Ben-Gurion, de Israel, en estos lugares se está perdiendo poco a poco la capacidad para digerir los vegetales. Ahora mismo puede que no lo notemos demasiado. Pero, con el tiempo, esto podría dar lugar a intolerancias.

Por eso, estos científicos recomiendan investigar también algunas formas de reforzar la microbiota para no perder esa capacidad. Al fin y al cabo, si no pudiésemos digerir los vegetales, acabaríamos teniendo una alimentación más rica en procesados y carnes que, por supuesto, resulta menos saludable. Nos conviene parecernos mucho más a los animales de granja.

¿Qué necesitamos para digerir los vegetales?

Las células vegetales están rodeadas por una pared de celulosa. Este es un polisacárido compuesto por muchas moléculas de glucosa, y descomponerlo en ellas no es sencillo. El sistema digestivo de los mamíferos no cuenta con todas las enzimas necesarias para romper esos enlaces. Sin embargo, algunas bacterias pertenecientes a la microbiota intestinal sí que tienen esa capacidad.

La microbiota, como ya sabemos, es el grupo de todos los microorganismos que viven dentro de un ser vivo en condiciones normales. En el caso de la microbiota digestiva, mal llamada flora intestinal, tiene funciones que van desde mantener a raya a microorganismos patógenos externos hasta ayudarnos con la digestión de ciertos alimentos.

Se sabe bien que los mamíferos herbívoros cuentan con amplias poblaciones de bacterias descomponedoras de la celulosa en su microbiota. Era esperable que los humanos también tuviéramos algunas, puesto que somos capaces de digerir los vegetales. Sin embargo, no se identificó ninguna hasta 2003. Después de eso, se han realizado más estudios, con la intención de determinar si hay más especies bacterianas, además de aquella. Eso es lo que ha llevado a los autores de este último trabajo a hacer un estudio mucho más exhaustivo, basado en el análisis de heces de distintas especies animales, épocas y regiones. Sus resultados han sido muy sorprendentes, pero a la vez esclarecedores.

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Los humanos que pastoreaban pudieron heredar bacterias de sus animales. Crédito: Bailey Mahon (Unsplash)

Granjeros que se parecen a sus animales

Estos científicos partieron del genoma de la bacteria identificada en 2003, para encontrar otras con funciones similares en las muestras de heces. Así, encontraron varias especies, pero sobre todo de tres. Una concentrada mayormente en mamíferos ungulados, como las cabras o los ciervos, otra más habitual en humanos y otra característica del resto de primates.

Todas ellas pertenecían a un mismo género: Ruminococcus. Pero, centrándose en los humanos, hubo algo especialmente llamativo. Y es que las muestras de heces de cazadores recolectores, habitantes de áreas rurales o humanos antiguos, de hace 1.0000 a 2.000 años, tenían concentraciones bacterianas altísimas. En cambio, los humanos actuales y procedentes de entornos urbanos tenían muchísimas menos.

Esto indica que, de algún modo, esas bacterias que permiten digerir los vegetales se han ido perdiendo. No obstante, los autores del estudio consideran que también pudo haber en el pasado un intercambio de bacterias. Es decir, que los herbívoros domesticados pudieron pasar algunas de sus bacterias intestinales a los humanos que los criaban para luego alimentarse de ellos. 

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Las personas que viven en ciudades podrían necesitar suplementos en un futuro. Crédito: Jezael Melgoza (Unsplash)

¿Necesitaremos suplementos?

De momento, los humanos de regiones industrializadas seguimos teniendo suficientes bacterias intestinales para digerir los vegetales. No obstante, si sus poblaciones siguen en declive, puede que llegue un día en que necesitemos suplementos. Por suerte, no habría que buscarlos desde cero, pues ya existen suplementos que ayudan a descomponer la celulosa con muy buenos resultados. Puede que en el futuro deban formar parte de nuestra dieta. Al fin y al cabo, ya sabemos que la dieta del futuro debería tener un alto componente de vegetales. Más nos vale no perder la capacidad de digerirlos. 

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