A la hora de revisar la durabilidad de un alimento, generalmente debemos tener en cuenta tres datos. Por un lado, la fecha de caducidad. Esta indica la fecha máxima en la que se debe consumir un producto de forma segura y con todas sus propiedades. Por otro lado, nos encontramos con el consumo preferente, que hace referencia a la fecha en la que deberíamos consumir el producto con todas sus propiedades. En este caso, su consumo después de dicha fecha sigue siendo seguro. Finalmente, existe el tiempo en el que se debe consumir el producto una vez abierto. No todas las fechas están en todos los productos. Generalmente, los productos frescos, como carnes y verduras, tienen fecha de caducidad, mientras que productos más procesados suelen tener consumo preferente. Pero hay productos que son bastante ambiguos. Por ejemplo: ¿el agua caduca?

Esta es una pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez al ver esos números impresos en las botellas y garrafas de agua mineral. Se trata de una fecha de consumo preferente, pero aun así sorprende. Y todavía sorprende más que se añada el número de días en los cuales se debe consumir el agua una vez abierta la botella.

Suele variar, pero generalmente se recomienda no exceder los tres días de consumo una vez abierta la botella. Eso podría llevarnos a pensar que sí, que el agua caduca. Pero la respuesta es un poco más compleja.

Todo depende de su conservación

El agua es un buen ecosistema para la proliferación de microorganismos. Sobre todo el agua estancada. Si analizamos el agua de un charco nos echaríamos las manos a la cabeza.

En cierto modo, el agua embotellada también está estancada, pues no fluye, como en un río. Sin embargo, tanto si la embotellamos nosotros como si compramos agua mineral, tiene tratamientos que la hacen más segura. 

En el caso del agua del grifo, está tratada con cloro, de manera que su consumo directo es totalmente seguro. Ahora bien, ¿se puede embotellar? Aquí debemos tener en cuenta que el cloro va desapareciendo poco a poco, ya que es muy volátil y se evapora fácilmente. Por eso no es recomendable beber agua que lleve mucho tiempo en una jarra o un vaso. Ya con cloro, o con una concentración muy baja, es más fácil que proliferen microorganismos en ella.

En cuanto al agua mineral embotellada, tras pasar por controles muy exhaustivos de calidad y pureza, se envasa en una atmósfera protectora. Por eso, algunas veces, cuando abrimos una botella de agua o una garrafa oímos el mismo sonido que al abrir un refresco con gas. Esta atmósfera protectora aumenta mucho su durabilidad. Pero aun así, según los números, es cierto que el agua caduca. ¿Cuándo y por qué lo hace?

No se trata solo de si el agua caduca

A la pregunta de si el agua caduca no debemos tener en cuenta solo el contenido. También es importante el continente. Esto significa que las propias botellas o garrafas en las que se almacena también influyen sobre la durabilidad de la bebida. 

Generalmente, el agua se envasa en botellas de tereftalato de polietileno (PET), un tipo de plástico que, aun siendo seguro en alimentación, requiere un trato muy concreto.

Si estas botellas se exponen a temperaturas muy elevadas, por ejemplo, pueden liberar en su interior partículas tóxicas, que se irían acumulando en el organismo de las personas que beben el agua. Además, con el paso del tiempo es más fácil que se liberen dichas partículas, incluso si la botella no se ha almacenado a temperaturas muy altas. Esa es la razón por la que se incluye una fecha en el envase. El agua no caduca, pero sí puede perturbarse su sabor o incluso volverse ligeramente peligrosa por el traspaso de partículas procedentes de la botella.

Por esto, debemos conservar muy bien las botellas y garrafas. Siempre se indica que deben conservarse en lugar fresco, seco y alejado de olores. Esto último se debe a que este material también es ligeramente permeable, de manera que los olores fuertes pueden pasar a su interior. Y el problema no es solo el olor. Si por ejemplo se pone junto a productos tóxicos y volátiles, el consumo del agua puede ser peligroso.

beber agua
Un vaso de agua no debe dejarse mucho tiempo sin gastar. Crédito: Engin Akyurt (Unsplash)

¿Qué pasa una vez que se abre la botella?

Generalmente, se recomienda consumir el agua en tres días una vez que se abra la botella. 

Esto se debe a que, en el momento que quitamos el tapón, pierde su atmósfera protectora. Por mucho que la mantengamos en lugar fresco y seco y la utilicemos solo cuando vayamos a beber, estaremos abriéndola, exponiéndola a microorganismos y pasándola por lugares con distintas temperaturas y condiciones. Por eso, aunque no es seguro, sí que podrían perderse parte de sus propiedades y su seguridad.

Todo esto, por supuesto, es aún peor si bebemos directamente de la botella, pues estamos pasando microorganismos de nuestra microbiota oral que, aun siendo nuestros, pueden ir proliferando y propiciando la aparición de otros. 

Todas estas fechas son bastante conservadoras, para evitar incidentes. No se puede decir que el agua caduca como lo hacen los alimentos perecederos, ni que sea fácil que proliferen microorganismos en ella nada más abrir el envase. Pero sí que puede ocurrir, de ahí que sea importante recurrir a fechas conservadoras, en las que se garantice la seguridad. Y es que el agua es incolora, inodora e insípida, pero en ella puede haber mucho que nuestros ojos no ven. 

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