Cuando la película Amores Perros, de Alejandro González Iñárritu, se estrenó en México en el año 2000, sucedió algo insólito en aquella época. Un cartel monumental promocionando la película adornó la avenida Periférico, una de las más transitadas y con más tráfico de la capital mexicana.

Fue algo insólito porque el cine mexicano se encontraba estancado desde los años 70. A partir de la época dorada entre 1936 y 1959, las producciones mexicanas fueron yendo a menos y en 1999, año en el que se rodó Amores Perros, solo se estrenaron 11 películas mexicanas en taquilla.

La película, protagonizada por Gael García Bernal, fue la última producción de Iñárritu en su país de origen. Le siguieron 21 gramos con Sean Penn y Naomi Watts, Babel, con Brad Pitt y Cate Blanchett, Birdman, ganadora de cuatro premios Oscar y Revenant, película con la que Leonardo DiCaprio ganó su primer Oscar de la Academia.

El director mexicano se enfrentaba en su país a un problema que comparten muchos directores y fotógrafos: la falta de recursos y la poca acogida del público mexicano.

Filmar una película en México se convirtió en un reto importante, ya que ni el Gobierno ni los espectadores se ponían de lado de los directores nacionales. Mientras que una película de Hollywood contaba con el respaldo del público mexicano, una producción hecha en casa tenía todos los puntos para fracasar.

Alejandro González Iñárritu fue el segundo mexicano en ganar el Oscar a Mejor Director por Birdman. El primero fue Alfonso Cuarón por Gravity en 2013.

En ese mismo año, el número de películas mexicanas estrenadas pasó de 11 en 1999 a 101. El cine mexicano también empezó a ser relevante internacionalmente, y otros cineastas como Guillermo del Toro o el director de fotografía Emmanuel Lubezki se convirtieron en nombres reconocidos en Hollywood.

En México, el gran salto en la inversión del cine mexicano se explica con el aumento de recursos para la producción, distribución y exhibición de las películas. El presupuesto aumentó un 415% de 1999 a 2013 gracias a los fideicomisos del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE): el Foprocine (Fondo para la Producción Cinematográfica de Calidad) y Fidecine (Fondo de Inversión y Estímulos al Cine).

Sin embargo, el cine mexicano corre peligro de nuevo. Los presupuestos planeados del Gobierno Federal para 2017 recortan un 47.39% los recursos cinematográficos. El IMCINE podría recibir 275.6 millones de pesos (un millón 312.000 euros) de un total de 523.8 millones de pesos (2 millones 494.000 euros) que obtuvo en el 2012.

Menos inversión para los cineastas implicaría una menor producción de películas mexicanas o menor distribución. Las consecuencias pueden ser graves para la industria cinematográfica en México, pero aunque los recursos bajen el año que viene, todavía es necesario crear la conexión entre los espectadores y el cine nacional. Las películas de directores mexicanos producidas en Hollywood suelen tener una gran acogida de los espectadores, pero ¿qué pasa con los directores del llamado cine de arte?

No hay competidores para el cine comercial

Fotograma de 'La Región Salvaje', de Amat Escalante
Fotograma de 'La Región Salvaje', de Amat Escalante

Amat Escalante ganó el pasado mes de octubre el premio León de Plata del Festival de Cine de Venecia por su película La Región Salvaje, una mezcla de ficción y realidad que muestra un México machista y violento.

En 2013, Escalante se convirtió en el Mejor Director del festival de cine de Cannes por su film Heli, una historia de narcotráfico que impactó al público por su realismo. Un año antes, el también mexicano Carlos Reygadas ganó el puesto a Mejor Director en el festival por Post Tenebras Lux. Ambos directores ganaron también el Premio a Mejor Director en los premios Ariel del cine mexicano.

La película La Región Salvaje todavía no ha llegado a las salas mexicanas, a pesar del éxito obtenido en Venecia. Sin embargo, Escalante consiguió unas buenas cifras en su polémica Heli, que rebasó las expectativas en taquilla y consiguió 18.000 espectadores y unos ingresos de un millón 125.525 de pesos.

En contraste, la película mexicana más taquillera en 2016 ¿Qué Culpa tiene el niño?, llegó a los 5.890 millones de espectadores y unos ingresos de 277.800 millones de pesos, según un estudio de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (CANACINE).

A pesar de haber superado las expectativas, la película de Escalante no consiguió ni la mitad de ingresos que la comedia protagonizada por la actriz mexicana Karla Souza.

¿Qué culpa tiene el niño? habla sobre una mujer que se queda embarazada tras una alocada fiesta de la que no se acuerda absolutamente nada. Poco después descubre que el padre de su hijo es prácticamente un adolescente.

Cartel de la película '¿Qué culpa tiene el niño?'
Cartel de la película '¿Qué culpa tiene el niño?'

El film "se debate entre la sexycomedia adolescente, el humor clasista y un fuerte sentido de condescendencia en el dibujo que hace del país: nosotros los ricos y ellos los jodidos", escribió el crítico de cine Alejandro Alemán en El Universal.

El especialista explica en entrevista con Hipertextual que está convencido de que directores como Escalante o Reygadas no esperan tener un público tan numeroso como el de las comedias mexicanas. "Ellos te dirían que ni siquiera quieren eso, quieren el público de nicho que sabe qué es el Festival de Cannes. No quieren cine popular".

Por otro lado, Alemán subraya que el éxito de algunas comedias blockbusters con los actores más famosos del momento son remakes de películas antiguas. Nosotros los nobles, la producción mexicana más taquillera de la historia, está basada en la película de Luis Buñuel El Gran Calavera. "Y Qué culpa tiene el niño tiene una clara influencia de El Inocente", protagonizada por Pedro Infante en 1955, añade el crítico.

Amantes de Hollywood

Quien logre conquistar al público mexicano tiene su éxito asegurado, ya que se trata de uno de los países con mayor audiencia. El informe de CANACINE estima que a finales de 2016 los ingresos en la taquilla mexicana llegarán a los 15.018.000 de pesos y a los 327 millones de boletos vendidos.

La alta asistencia al cine, sin embargo, no refleja una predilección por las producciones nacionales. Capitán América Civil War ha sido la película más vista en México este 2016, seguida de Batman vs Superman: El Origen y otras superproducciones como Buscando a Dory o Escuadrón Suicida.

De las 387 películas estrenadas en México en 2016, 172 son producciones estadounidenses, 145 de Europa y 78 nacionales, es decir, únicamente 20% de los filmes proyectados en salas son producciones mexicanas.

El cine mexicano parece ir a paso lento, pero seguro. En comparación con años anteriores, las producciones han logrado muchos más recursos y una mayor acogida del público, aunque este tenga una predilección por un cine más comercial y popular.

En este contexto, el denominado cine de autor debe hacerse un hueco en el mercado cinematográfico en México, aunque no tiene que ser a la manera tradicional. Alejandro Alemán afirma que el streaming es el presente y el futuro de este tipo de películas, las cuales en lugar podrán conseguir a su público vía online en lugar de verse en la pantalla grande.

La tabla de salvación va a ser esa, [a los directores mexicanos] no les quedará otra que aceptarlo. Cada vez hay más servicios y opciones en streaming. Además me parece que es el mejor momento para ser un cinéfilo porque encuentras todo en línea

Lo primero que deben hacer los directores en México, según el crítico de cine, es olvidarse del romanticismo de ver sus películas en la pantalla grande. El cine de autor puede encontrar a su público en el streaming, mientras el cine comercial triunfa en la taquilla tradicional.

México ya supera los 5 millones de usuarios en los servicios de televisión bajo demanda y supera a países como Brasil, Colombia y Argentina, según la consultora Dataxis.

En los próximos años, cuando el streaming ya esté completamente instaurado en el consumo cinematográfico, se podría crear un nuevo ecosistema, donde el cine independiente y el comercial no batallen por los espectadores, sino que cada uno tenga su propio espacio y plataforma.

Los medios ya están al alcance de la población para que cada uno consuma el tipo de cine que más le guste. Sin embargo, un recorte de casi la mitad del presupuesto para las producciones mexicanas puede implicar un retraso para la industria cinematográfica mexicana y volver a los números de 1999, año en el que se estrenaron solo 11 películas nacionales.

Un recorte de tal magnitud puede convencer a muchos directores mexicanos para que exporten su talento a otros países como Europa o Estados Unidos. Hasta el momento, cineastas como Amat Escalante o Carlos Reygadas han triunfado con su cine mexicano en Europa. Si los recursos son insuficientes, estos directores podrían optar por producir y filmar sus películas fuera de México como lo hizo Alejandro González Iñárritu.

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