A finales de 2012, la NSA circuló un memo solicitando un filósofo para el SIGINT. Su trabajo sería escribir una columna, en principio mensual, para "hacer pensar" al personal. La decisión sería tomada en base a un ensayo, y el más interesante, relevante y que incitara a la reflexión sería el nuevo "Sócrates de la NSA".
De acuerdo con **un reportaje de Peter Maass en The Intercept, el puesto fue concedido a un analista de la Dirección de Inteligencia de Señales. En su ensayo afirma que solía oponerse a la vigilancia de todos los ciudadanos por parte del gobierno, pero que luego de una prueba de polígrafo que resultó mal, cambió de postura para apoyar la práctica sin reservas. Decidió así que de tener que revelar parte de su información personal a su empleador, prefería revelarlo todo, porque "la revelación parcial lleva a malentendidos".
"Me encuentro deseando que mi vida sea constante y completamente monitorizada", escribe, y consciente de su propia contradicción, ya que se declara libertario, agrega que si las personas sólo saben algunas cosas sobre él, podría parecer sospechoso, pero si saben "todo", verían que no tienen "nada que temer".
Antes de unirse a la NSA, el filósofo (a quien Maass denomina "Sócrates", para preservar su identidad) tenía conflictos morales frente a la vigilancia de civiles, en particular de funcionarios públicos.** Luego de la prueba de polígrafo, no obstante, su opinión pasó al extremo opuesto. Así escribe:
>“Tendemos a desconfiar de aquello que no conocemos bien. Un objetivo que no desea mal a los Estados Unidos, pero que está siendo monitorizado, necesita más y mejor monitorización, no menos".
Este argumento, no obstante, es en el fondo el mismo que esgrimen los defensores del "nada que ocultar", quienes afirman que aquellos que defendemos y exigimos respeto a nuestra **privacidad estamos cometiendo actos reprochables, mismo argumento que hace algunos años, el entonces CEO de Google Eric Schmidt expresara en estos infames términos:
> Si estás haciendo algo que no quieres que las demás personas sepan, quizás no deberías estar haciéndolo en primer lugar.
Como afirmara Glenn Greenwald en su magnífica charla TED, los activistas del "nada que ocultar" en realidad enarbolan una arraigada forma de autodesprecio, un argumento que Greenwald resume en las siguientes palabras:
>Estoy a favor de hacerme a mí mismo una persona tan inofensiva, tan poco interesante que realmente no puedo temer que el gobierno sepa lo que estoy haciendo.
Según afirma Greenwald, los seres humanos, incluso aquellos que a nivel consciente o público desdeñamos el concepto de la privacidad, a un nivel instintivo entendemos su profunda importancia. Tan esencial como es para la condición humana tener contacto y relaciones con otros seres humanos, lo es tener un espacio a donde podamos ir para ser libres de los juicios ajenos
Cuando estamos en circunstancias en las que podemos estar siendo vigilados, nuestro comportamiento cambia drásticamente**, reduciéndose de manera radical la gama de comportamientos que consideramos posibles. De este modo, bajo condiciones de vigilancia nos adaptamos más a las expectativas de otros o a las conductas consideradas ortodoxas por nuestro entorno social.
El panopticon de la vigilancia masiva
En el siglo XVIII, otro filósofo, el inglés Jeremy Bentham, escribía también sobre la vigilancia masiva. El panopticon, ese "molino para volver honestos a los pícaros", era una estructura penitenciaria que permitía a un solo vigilante observar a todos los reclusos sin que éstos supieran si estaban siendo observados en un momento concreto. A pesar de ser imposible para un solo vigilante observar todas las celdas al mismo tiempo, el hecho de que los reclusos no puedan saber si están siendo observados significa que todos deben actuar como si estuvieran siendo vigilados en todo momento, lo que los obliga a regular su comportamiento.
"Una sociedad en la que las personas puedan ser controladas en todo momento es una sociedad que engendra conformidad, obediencia y sumisión"
De acuerdo con las proposiciones de Foucault, las estructuras jerárquicas de la sociedad moderna son todas modelos del Panopticon, dado que la consciencia de la visibilidad permanente se convierte así en una forma de control, de poder, la herramienta clave del control social en la sociedad occidental moderna: la dictadura se hace innecesaria, porque la vigilancia masiva crea una prisión dentro de la mente de cada persona, convirtiéndonos a cada uno de nosotros en nuestro propio vigilante.
Si permitimos la creación de una sociedad en la que la vigilancia es omnipresente, estamos permitiendo **la mutilación de la raíz de la libertad humana: el espacio para la creatividad, la expresión, y el disenso,** y es ésta la forma más fundamental en la cual la vigilancia es una afrenta a los principios más fundamentales de lo que nos hace humanos.