La gran tendencia en los teléfonos móviles desde que el iPhone se lanzase con 3.5" no ha sido otra que crecer y crecer. Si bien en terminales icónicos como la HTC HD2 o el Samsung Galaxy S hubo saltos de tamaño respecto a lo que encontrábamos el mercado, el pistoletazo se dio con el Samsung Galaxy Note. Más allá del crecimiento de tamaño que este propició, pocos detalles han cambiado en nuestro smartphone en los últimos años exceptuando sus mejoras técnicas natuarales.

Para cambiar eso, nació en 2013 el YotaPhone, un teléfono con dos pantallas cuyo panel trasero de tinta electrónica ofrecía una muy buena opción para usuarios que pasan mucho tiempo leyendo en su terminal, pero poco más. Como sabréis, ayer se presentó el YotaPhone 2, del que pudimos extraer algunas conclusiones tras usarlo brevemente después de la presentación de Vlad Martynov, CEO de Yota

Doble pantalla... ¿para qué?

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Esa es la gran pregunta que todo usuario se hará. Al igual que el año pasado, el panel trasero es de tinta eléctrónica, la misma tecnología que encontramos en lectores electrónicos. Su mayor virtud es la gran autonomía que conceden a los dispositivos, gracias a que sólo se consume batería al refrescar. Por ello, si me preguntasen por qué Yota fabrica este dispositivo, ante todo diría que para ofrecer una solución con una batería de larguísima duración, pues es el punto donde más se centraron. Autonomía, autonomía y autonomía.

Ya que su panel delantero es AMOLED, su consumo entrará dentro de lo normal, por lo que si queremos conseguir las cifras que Yota afirma habrá que usar la pantalla trasera. Y como decimos, ¿para qué? Bien, Yota propone básicamente 2 modos de uso con ciertos submodos que contamos ayer. El primero es muy simple, utilizar la pantalla con la interfaz normal de Android Kit Kat, es decir, con el mismo contenido que muestra el panel delantero. En cuanto a ese modo, ciertamente me resulta algo decepcinante, debido sobre todo a la lentitud con la que la tinta electrónica refleja el movimiento de la interfaz (problema de esta tecnología).

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El segundo modo es el que Yota vende como verdadero valor añadido con el YotaPhone 2, y se trata de una interfaz mucho más simple y adaptada al tipo de pantalla. Mediante una app llamada YotaHub, podemos personalizar la interfaz eligiendo distintos paneles (me recuerda algo a cuando modificamos la pantalla de inicio de Windows Phone) y el tipo de contenido que queremos que se muestre en la pantalla trasera. Independientemente de como la configuremos, se trata de una apuesta de Yota por mostrar al usuario información relevante de un vistazo, como pueda ser un calendario, o un timeline de Twitter (cuentan con app adaptada).

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Y es que según ellos, desbloqueamos el terminal muchas veces al día y en la mayoría de casos sólo lo hacemos para ver la hora o mirar alguna notificación. Con esta solución, ahorramos batería y accedemos mucho más rápido a la información (como por ejemplo hacemos con Active Display). También hay algún que otro detalle interesante como activar la cámara en esa segunda pantalla, de manera que la cámara principal se convierte en una apta para selfies.

Sin embargo, cuando hablamos de una nueva tecnología, no sólo que hablar de lo que aporta, sino de cómo lo hace. Y ahí es donde toda la magia que pudiéramos encontrar en el planteamiento del YotaPhone 2 se desvanece. Además del mencionado lag de la pantalla mostrando la información (que entendemos por el tipo de tecnología), su rendimiento táctil es muy pobre. De hecho, en las propias presentaciones que hacían los empleados de Yota, ya se veía que utilizarlo con fluidez resultaba muy complicado. La evidencia más clara la vimos en la pantalla de desbloqueo, en la que hay que hacer el típico gesto de swipe hacia arriba. Además de necesitar hasta 3 veces para que el gesto funcionara, la pulsación no era nada suave, llegando a forzar el movimiento.

¿Y como smartphone tradicional?

Pues aunque no sea el foco de Yota, lo que más me gusta del YotaPhone 2 es su desempeño como smartphone a secas. Si bien no tiene un diseño demasiado refinado con el que destacar a primera vista, con unas curvas muy vistas ya en otros terminales, se beneficia de tener Android AOSP con sólo algún añadido. Gracias a ello su rendimiento es bastante bueno, a la altura de lo visto en un Nexus 5 o similares. La pega aquí es que pese a haberse presentado en febrero, Yota no pueda lanzarlo con Lollipop, o al menos dar una fecha cercana de actualización. Hay ciertas cosas que en gamas medias o bajas podemos perdonar, pero en terminales de 700€ como el YotaPhone 2 cuesta más pasar la mano.

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Como suele ocurrir, YotaPhone 2 aporta una idea brillante con una ejecución deficienteY es que pese a que valoremos que desarrollar un producto así requiere mucha inversión extra, llegar al mercado casi en 2015 con un Snapdragon 800 y 2 GB de RAM no es lo más adecuado cuando tienes a un gran público al que convencer. Si el uso que le damos es intensivo, probablemente su autonomía tampoco destaque demasiado, ya que sus 2550 mAh se antojan cortos para su pantalla de 5 pulgadas 1080p. A diferencia de los últimos Motorola o Samsung con pantallas AMOLED, Yota no hace ningún aprovechamiento de los negros en su panel frontal, lo que hace que la pantalla no pueda ahorrar como potencialmente está pensado. A mi se me ocurría que, dado que la información adaptada mostrada en la parte trasera iba en letras blancas sobre fondo generalmente negro, al activar el modo de ahorro general también podría utilizar las capacidades de ahorro de AMOLED, pero como digo, la compañía no ha prestado ninguna atención a ese apartado.

Conclusiones

Tras probar durante un rato el YotaPhone 2, la sensación que me queda es la de estar ante un producto beta. Aunque como smartphone normal cumpla bastante bien, Yota no es capaz de sacar partido de la tecnología que tanto promueve. Recuerda al caso de LG con el Optimus 3D, un terminal que ofrecía su interfaz en tres dimensiones, pero que casi todos los usuarios acababan desactivando tras un breve período de uso. No porque la idea no fuese muy buena, sino porque su implementación estaba muy lejos de ser ideal. Creo que no hay mejor forma de definirlo que como un día dijo Javier Lacort en una reseña: "salió verde y con ancas". Si a todo ello le unimos su elevado precio, la apuesta de Yota está muy lejos de poder ser ampliamente popularizada.

En cualquier caso, hay que reconocer las ganas y el acierto de Yota al reconocer un segmento no ocupado por nadie, así como una posibilidad de marcar una nueva línea en el mercado de smartphones. La pena es que estos intentos no tengan el acceso una capacidad de inversión de grandes marcas, y se tengan que conformar con el "es una gran idea de cara al futuro" o "cuando lo pulan será uno de los mejores productos disponibles en el mercado". En cualquier caso, habrá que esperar a la reseña para contrastar todas estas impresiones.

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