Los vehículos híbridos tienen una configuración mecánica en la que el motor eléctrico ayuda al térmico para mejorar su rendimiento reduciendo a la vez el consumo medio al poder circular a baja velocidad con el único impulso de la energía eléctrica. Pero este concepto tiene multitud de matices, es ideal para vehículos pensados para la ciudad y desde hace un par de años, todos los superdeportivos incorporan esta configuración para rebajar la cifra de CO2 emitido y pagar menos impuestos. Oerlikon Graziano ha decidido darle otra vuelta de tuerca al concepto de vehículo híbrido asociando el motor eléctrico con la caja de cambios y no con el motor térmico. Veamos sus ventajas.

Lo primero es destacar que esta configuración es ideal para grandes deportivos, con motores y potencias muy elevados pero con un consumo y emisiones también elevados. Este tipo de vehículos tienen grandes capós para alojar sus voluminosos propulsores de seis, ocho o incluso diez cilindros. En estos huecos no suele haber espacio para un motor eléctrico, por lo que esta solución es especialmente interesante para estos coches. Por ello, para demostrar el funcionamiento de esta caja de cambios automática con motor eléctrico han escogido un deportivo como el nuevo SLS AMG de Mercedes Benz, aunque confiamos verla en otros deportivos de diferentes fabricantes como el Mustang de Ford.

Los responsables escogieron una caja manual robotizada en lugar de una automática de doble embrague porque es más pequeña y el motor eléctrico suple la falta de par a la hora de cambiar de marcha. En el espacio sobrante se incluye el motor eléctrico y así no hay que hacer modificaciones de importancia en el coche.

Estamos ante un cambio manual robotizado, sin ningún tipo de automatismo de doble embrague como suelen equipar los deportivos de altas prestaciones. Este cambio manual recibe un pequeño motor eléctrico cuya misión es hacer que el cambio de marcha sea extremadamente suave y que el conductor no sufra la falta de par a la hora de cambiar de marcha, una interrupción lógica en una caja manual.

Este motor eléctrico asociado a la caja manual tiene una potencia de 161 CV y 200 Nm de par y gracias a un conjunto de baterías (de las que no tenemos ningún dato técnico) la homologación de consumo baja un 6% en el ciclo europeo. Este aumento en la eficiencia se debe a la reducción de pérdidas de energía a la hora de realizar los cambios de marcha.

Tan solo tiene un pero, y es que los conductores de este tipo de superdeportivos esperan reacciones y no suavidad. Esta caja de cambios con el motor eléctrico en su núcleo hace que las aceleraciones sean muy rápidas pero lineales, sin cambios de fuerza, y en las pruebas, algunos conductores no se acostumbraron muy bien a este avance y prefirieron la caja de cambios automática de doble embrague que equipa de serie este SLS AMG de pruebas.

Es muy probable que veamos este tipo de cambios como un extra en las siguientes generaciones de deportivos, no solo por el ahorro en gasolina sino porque las normativas EURO VI y VII son muy estrictas en materia de contaminación y porque es un sistema mucho más sencillo de mantener que una compleja caja de cambios de doble embrague.

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