En el pasado se han realizado algunos estudios en los que se demuestra que los corredores de maratón tienen ciertos problemas de memoria y rapidez mental después de una carrera. Podríamos pensar que se debe al puro cansancio. Y sí, en cierto modo es así. Pero la razón exacta por la que ocurre esto no se ha sabido hasta que un equipo de científicos españoles ha demostrado que, después del ejercicio de resistencia extenuante, el cerebro se come a sí mismo.

Es algo que se intuía tras realizar estudios en ratones y que ahora se ha confirmado también con humanos. Concretamente con 10 corredores de maratón. 

Las pruebas realizadas después del ejercicio de resistencia intenso que supone una de sus competiciones demostraron que, al quedarse sin glucosa para obtener energía, el cerebro aprovechó para digerir las grasas presentes en la mielina, una capa aislante que se encuentra sobre los axones (estructuras en forma de cola) de las neuronas y facilita el flujo de información entre ellas.

Es reversible, que no cunda el pánico

En este estudio participaron 8 hombres y 2 mujeres, todos ellos corredores de maratón. Cada uno se sometió a una resonancia magnética cerebral antes y después de una carrera de 42 kilómetros. La prueba posterior se repitió varias veces a medida que pasaba el tiempo.

Lo primero que llamó la atención de los científicos al comparar las imágenes es que la materia blanca del cerebro, donde se concentran la mayor parte de vainas de mielina, había experimentado una caída en los niveles de esta sustancia, sobre todo en regiones asociadas al movimiento y la coordinación. También en áreas de integración de los sentidos y las emociones. 

mielina
Crédito: LadyofHats (Wikimedia Commons)

Esto a bote pronto podría ser preocupante. ¿Se estaba perdiendo la protección de las neuronas cada vez más a medida que se realizaban nuevas sesiones de ejercicio de resistencia intenso? Afortunadamente, no fue así. Los autores del estudio vieron que los marcadores de mielina habían comenzado a restablecerse dos semanas después de la carrera y habían vuelto a la normalidad a los dos meses.

¿Por qué ocurre esto con el ejercicio de resistencia intenso?

Cuando realizamos un ejercicio de resistencia muy intenso nuestro cuerpo necesita recurrir a todas sus reservas de energía. Primero gasta la glucosa, agotando también la que se debería haber derivado a funciones fisiológicas ajenas al ejercicio. Por ejemplo, gasta la glucosa que tendría que usar el cerebro. Llega un momento en que, cuando esta se agota, se empieza a recurrir también a las reservas de grasa. ¿Pero qué puede hacer el cerebro para no quedarse sin energía?

La clave, según lo que se concluye de este estudio, está en las vainas de mielina. Esta es una capa aislante que recubre los axones de las neuronas del mismo modo que los plásticos con los que se recubren los cables de un sistema eléctrico. Al fin y al cabo, las neuronas también se comunican mediante impulsos eléctricos. Si su propio cableado está bien aislado, la comunicación será mucho más eficiente.

Esa sustancia con la que se aislan, la mielina, tiene una base grasa. Por ejemplo, si bien esa no es su función principal, el cerebro puede recurrir a ella cuando el ejercicio de resistencia es tan intenso que no hay más reservas de las que tirar.

células madre
Estudios con ratones llegaron a conclusiones parecidas.

Se sacrifican unas pocas neuronas por el bien del cerebro completo y de la salud de esa persona que necesita toda la energía posible para seguir corriendo. Por suerte, todo se repone con el tiempo, por lo que no ocurre nada grave.

Cuidado con las limitaciones

Es importante reconocer que este estudio tiene algunas limitaciones. La mayor de todas es su reducido número de participantes. Con solo 10 personas no se pueden extraer conclusiones sólidas sobre cómo actúa el cerebro ante el ejercicio de resistencia intenso. De todos modos, dado que cuadra con lo que se vio en estudios con ratones, parece que si se lleva a cabo una investigación más exhaustiva es muy posible que se extraigan las mismas conclusiones. Habrá que esperar. Mientras tanto, no te preocupes si sueles realizar ejercicio de resistencia extenuante. Quizás tu cerebro se come a sí mismo, pero con el tiempo te devuelve lo que te quita.