El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha alertado de la detección de una partida de higos secos contaminados con grandes cantidades de micotoxinas. Se ha avisado a través del Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF) de la Unión Europea y, gracias a eso, no hay nada que temer, pues parece ser que todo el producto se ha requisado en la frontera, sin que llegue a entrar de España.
Los higos secos procedían de Turquía. Allí lograron esquivar los controles de seguridad alimentaria pertinentes, pero antes de llegar a España se sometieron a una nueva inspección en la que se han detectado las micotoxinas.
Estas son sustancias tóxicas presentes en algunos hongos, que pueden causar efectos perjudiciales tanto a corto como a largo plazo. En algunos casos son responsables de intoxicaciones alimentarias inmediatamente después de su consumo, pero otras veces pueden llegar a causar cáncer o problemas del sistema inmunitario con el paso del tiempo. Por eso, es muy importante que los sistemas de alerta, como el RASFF, funcionen adecuadamente.
Los riesgos de las micotoxinas
Las micotoxinas pueden aparecer en los alimentos en tres momentos distintos. Algunas se desarrollan en el campo, cuando una plaga de hongos afecta a las plantas de las que se obtienen dichos alimentos. En otros casos los alimentos se contaminan en el proceso de cosecha y, finalmente, otros lo hacen durante el almacenamiento. Esto último ocurre, sobre todo, si se almacenan en un lugar con demasiada humedad o temperaturas elevadas.
Por lo tanto, los hongos y, con ellos, las micotoxinas pueden aparecer una vez que ya hemos comprado los alimentos. ¿Quién no ha visto el moho proliferar en unas fresas después de compradas?
El mayor problema viene cuando están ahí antes de su venta. No se deben comercializar productos contaminados con hongos ni micotoxinas. El moho se suele ver a simple vista. Sin embargo, a veces las micotoxinas pueden estar presentes sin un moho visible. Por eso son tan importantes los controles de calidad.
Un buen ejemplo de lo invisibles que son las micotoxinas es el de la fruta a la que le sale moho. A menudo nos hemos acostumbrado a retirar la parte afectada y comer el resto. Sin embargo, las micotoxinas se pueden extender por el resto del alimento. Cualquier producto contaminado con hongos debe desecharse entero. Ocurre lo mismo cuando la fruta, o el alimento que sea, se ha contaminado por presencia de bacterias. Si vemos que está podrido en una zona, puede que haya bacterias que también hayan liberado toxinas que se encuentren en el resto del producto. Debe desecharse entero.

Los sistemas de alerta funcionan
Gracias al RASFF estos higos contaminados con micotoxinas se han retirado antes de su llegada a los supermercados. Este es un buen ejemplo de lo bien que funcionan los sistemas de alerta alimentaria oficiales.
A veces pueden fallar, por lo que estas alertas se hacen públicas, con el fin de avisar a vendedores y consumidores para que estén pendientes. Pero en este caso lo más probable es que no sea necesario. Los higos con micotoxinas no han llegado a entrar en territorio español.
De todos modos, este es un ejemplo más de las ventajas de consumir alimentos de proximidad. Esos higos no estaban solo contaminados con micotoxinas. También suponen una huella de carbono inmensa. Como con algunas micotoxinas, los efectos de esa huella de carbono no son visibles a corto plazo, pero con el tiempo pueden ser devastadores si se van acumulando.