Llega a los cines Pídeme lo que quieras, primera adaptación de la exitosa saga de novelas de Megan Maxwell. El best-seller erótico da el salto a la gran pantalla para ofrecer una clásica historia de amor tóxico muy subida de tono. El proyecto, obra de Lucía Alemany (La inocencia, Mari(dos)) cuenta con Gabriela Andrada y Mario Ermito como los protagonistas que vivirán ese tórrido romance que a tantos lectores conquistó desde la publicación de la primera entrega en el año 2012.

La historia de Pídeme lo que quieras sigue a Judith, una joven que trabaja para la farmacéutica Müller. El dueño fallece y su hijo, Eric Zirmmerman, toma el relevo y viaja a España para supervisar la sede de su heredado imperio. En un casual encuentro en el ascensor, ambos se conocerán y muy pronto se desatará una explosión de atracción, deseo y sexo. Pero Jud descubrirá que Eric tiene unos gustos muy peculiares en lo referido a su vida sexual. A su nuevo jefe le gusta jugar, experimentar y acudir a exclusivos clubs de intercambio de parejas. Algo para lo que no sabe si está preparada.

Pídeme lo que quieras

La exitosa saga de libros de Megan Maxwell se convierte en película replicando los mismos modelos de cualquier historia de erotismo y amor tóxico. El filme no ofrece nada original y, aunque trata de conquistar con su alto contenido sexual y su tono elegante, un guion flojo termina por dinamitar todo el conjunto.

Puntuación: 1.5 de 5.

Todo es sexo

Pídeme lo que quieras toma como base la clásica historia de Cenicienta. De una joven de clase obrera de la que de pronto un hombre rico y atractivo se encapricha, ofreciéndole todo tipo de beneficios a cambio de un amor salvaje. A partir de esa estructura, el filme da rienda suelta sin ningún tipo de pudor a lo que prometía: mucho sexo.

Las escenas de alto contenido erótico son constantes, hasta el punto de que es este elemento el que hace que la trama se mueva. Durante buena parte de la película, todo el drama que sucede entre medias de una y otra es solo el preparativo para un nuevo polvo. Para bien o para mal, eso es lo que Pídeme lo que quieras prometía y decide abrazarlo sin miramientos. Quienes busquen pasar un rato caliente en cines, son saldrán defraudados.

Pídeme lo que quieras

La cinta repite los modelos y clichés de obras como Cincuenta sombras de Grey. Ese mundo de sofisticación y lujos trata de elevar el conjunto y otorgarle un clima más complejo y refinado. La dirección y puesta en escena son convencionales y no ofrecen nada original ni destacable, limitándose a cumplir con la tarea apoyándose en dos protagonistas que están correctos, aunque quizá debido al guion se echa en falta una química más palpable.

Toxicidad sin límites

En cualquier caso, hay que dejar claro que lo que muestra Pídeme lo que quieras no es más que una historia de amor tóxico camuflado en erotismo y elegancia. No es complicado empatizar con Jud, que de hecho en un primer momento se rebela ante los trucos y artimañas de Eric. Pero a cualquier espectador le quedará claro que él no es más que un niño rico, consentido e inmaduro que se cree por encima del bien y del mal. Un manipulador que incluso llega a cometer un claro delito sin el consentimiento de la otra parte. Es imposible que alguien así despierte ningún tipo de simpatía.

Pídeme lo que quieras

Y, sin embargo, lo que el público se encuentra es que ella acaba sucumbiendo en sus juegos. Es ahí donde el guión se muestra más inconsistente y vago, amén de muy repetitivo. Jud se enfada y perdona los desplantes de Eric una y otra vez como si no pasara nada. Los vaivenes de la joven no son nada naturales. En una sola frase es capaz de pasar de la determinación más absoluta de no volver a verle a regresar a sus brazos sin ningún tipo de justificación.

El guion, en definitiva, es lo más pobre de Pídeme lo que quieras. No solo no ofrece nada mínimamente novedoso o reflexivo sobre esas dinámicas de poder y seducción, es que ni siquiera está bien acabado, dejando ciertas secuencias o diálogos que producen comedia involuntaria. Lo único positivo es su mensaje final, que invita al autodescubrimiento femenino, aunque de una manera muy superficial y cogida con pinzas.

Pídeme lo que quieras ya se ha estrenado en cines en España.