En Industry de HBO Max, el mundo empresarial lo es todo. Pero en lugar de analizarlo desde sus alturas privilegiadas, al estilo de Succession, la serie toma una decisión inteligente. Y es la de explorar a las jóvenes grandes promesas que, antes o después, serán las responsables de dominar el mundo de las finanzas. Ya sea con sus conocimientos, poder, influencia o incluso trampas o capacidad para el engaño. Lo cierto es que la producción no se va por las ramas al apuntar a un tema complicado desde un ángulo interesante: ¿qué harías por lograr vencer a los que compiten contra ti?

Eso, en el territorio de Pierpoint, un banco de inversiones de Londres que promete el éxito — la riqueza y el reconocimiento — si sobrevives al ambiente que plantea. A saber: un día a día hostil, en que la competencia entre los nuevos talentos del grupo financiero, es descarnada y a menudo, llena de zancadillas y trucos malintencionados. Industry, que ya alcanza tres temporadas, es tan inteligente como brutal al explorar en su historia. En especial, porque no lo hace desde un punto de vista simple. 

Todos los personajes en su argumento son jóvenes promesas del mundo de la economía, destinadas en algún punto del futuro a volverse los grandes rostros del mundo financiero británico. Solo que, mientras eso sucede, deben vérselas con la carrera de obstáculos que supone triunfar en un entorno competitivo y despiadado.

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La ‘Gossip Girl’ de las promesas empresariales 

De provocarse ataques al corazón con pastillas y bebidas energéticas, a la competencia desleal, que permite desde mentiras a manipulaciones. En Industry, el fin justifica los medios y todos los que integran su mundo lo saben. Pero mucho más, anima a sus jóvenes personajes a una lucha sin tregua — tampoco ética — para lograr el triunfo. Una premisa que no ha hecho más que hacerse más compleja en sus tres temporadas y que, en particular, en la más reciente, estrenada el 12 de agosto de este año, se volvió despiadada.

Con una trama semejante, Industry pareciera tener un parecido más que sospechoso con Succession, una de las grandes historias de HBO Max. Pero en realidad, la serie tiene enfoque sobre la juventud, el privilegio y las retorcidas maniobras por el triunfo, que le conecta mucho más con Gossip Girl. Eso sí, desde una perspectiva tan salvaje que el mundo de las finanzas inglés, se convierte en un terreno en el que todo está permitido. 

De hecho, desde su piloto, Industry mostró sus colores y hacia dónde se dirigía la historia que relataba. Con una muerte trágica por la presión de ganar o intentar no perder millones, el primer episodio desconcertó por su habilidad para profundizar en su mundo. En medio de la tragedia, de inmediato, el argumento comenzó a presentar a sus protagonistas. Harper (Myha’la Herrold), brillante, tramposa y decidida a triunfar, a costa de todo lo que requiera hacerlo.

Al otro extremo, Yasmin (Marisa Abela), una heredera de una fortuna apreciable, que no siente que tenga que hacer el mismo esfuerzo que el resto. Pero terminará por descubrir, que justamente a ella, se le exige y se le juzga mucho más y con más dureza. Por último, está Robert (Harry Lawtey), el único que no procede de las aulas de una gran universidad ni tampoco, tiene un pasado de relaciones y contactos. Por lo que tendrá que apostar a su carisma y encanto para superar sus obvias limitaciones en un terreno que le supera. 

Dinero, poder y al final del día, ganar a cualquier costo

Como en La gran apuesta de Adam McKay, película a la que la serie se suele comparar con frecuencia, el mundo de las finanzas y los grandes movimientos económicos lo es todo. Lo que podría hacer confusa las tramas que se basan esencialmente en entender los términos y la forma en que funciona la bolsa de Londres o juntas directivas.

Pero la producción es lo suficientemente hábil, para combinar todo con un toque realista, sin dejar de ser entretenida, incluso si no tienes conocimiento sobre el terreno que plantea. Industry mezcla las operaciones en bolsa y lo que ocurre detrás del sistema bancario, con sus temas más humanos y frontales. De modo que mientras dos personajes intentan evitar perder fortunas en minutos, también luchan por sus vidas, futuro y hasta su cordura. 

En este grupo de hombres y mujeres sofisticado, el fracaso no se refiere solo a una equivocación que puede subsanarse. Es la certeza que su vida pende de hilo. Y que su futuro depende de qué tan capaz sea de predecir qué ocurrirá con los vaivenes de la bolsa, las ganancias y las inversiones. Eso, mientras intentan mostrar su valía y con frecuencia, batallan para aplastar a los demás. 

Una tercera temporada para la historia

Para su tercera temporada, que incluye ocho episodios, llega otro personaje, esta vez encarnado por Kit Harington (Juego de tronos). Como no podía ser de otra forma, también una joven promesa financiera. Esta vez, como el director de una empresa tecnológica sostenible. Solo que, guarda un lado oscuro, que le llevará a enfrentar y a mostrar sus garras de la manera más fraudulenta posible. 

Al final, Industry logra combinar la perspectiva sobre la juventud, con temas más serios como el poder basado en el sexo. Eso, pasado por la salud mental. Entre inversionistas sociópatas, otros decididos a triunfar al límite de lo ético — y lo legal — y el dinero, como último objetivo, la serie es una instantánea de nuestra época. Desde sus colores menos favorecedores, claro. Pero, aun así, interesante y apasionante por dónde se le mire.