En 1989, ocurrió un fenómeno que sorprendió a la crítica especializada y al público. Con diferencia de meses, se estrenaron dos películas en las que un policía y un perro, debían interactuar de forma más o menos parecida. Socios y sabuesos y Superagente K-9 tenían básicamente el mismo argumento. A saber: como un agente de la ley cínico y lleno de problemas, debía asumir que su nuevo compañero era un adorable y brillante Pastor Alemán. ¿Más singular aún? Que, tanto la una como la otra, exploraban en el pasado de su protagonista con placa a través del comportamiento de su aliado canino. Lo que convertía la cinta — ambas — en una extraña mirada al deber, la lealtad y al final, un tipo de humor familiar. 

No fue la primera vez que una coincidencia semejante ocurrió en el cine. Ya en 1942, George Cukor comentaba en una entrevista, que Hollywood suele obsesionarse con los mismos temas y casi al mismo tiempo. Pero el caso entre las cintas de detectives caninos, demostró que había la posibilidad que la circunstancia pudiera ser incluso más curiosa. En específico, porque las dos producciones, fueron filmadas en momentos distintos, con equipos por completo diferentes. ¿Qué provoca algo semejante? De la tendencia a la necesidad de explorar puntos de vista semejantes que coinciden en el interés cinematográfico, la razón puede ser cualquiera. Mucho más, una visión curiosa acerca del cine como arte y disciplina. 

Para explorar en lo anterior, te dejamos dúos de películas, que comparten de trama e incluso, el mismo punto de vista sobre el argumento. Lo que hace que no solo cuenten una historia muy parecida — que ya sería curioso — sino además, en una perspectiva tan parecida que pueda asombrar por su semejanza. De dos clásicos del cine de desastres a dos hitos de la ciencia ficción que básicamente muestran el mundo a través de la misma idea de distopía. Lo cierto es que el cine puede tener lo que parecen coincidencias inexplicables. Lo que este grupo de cintas demuestran en su lado más singular.

‘Armageddon’ y ‘Deep Impact’

El 8 de mayo de 1998, se estrenaba una historia que profundizaba en las paranoias colectivas sobre un cataclismo mundial. Deep Impact de Mimi Leder, contaba una historia dramática y conmovedora, sobre los últimos días de la civilización antes de ser impactado por un cometa. Lo que suponía el exterminio total de la raza humana. A menos, claro, que un grupo de héroes pudiera evitar semejante desastre. O atenuar sus consecuencias. 

Por extravagante que parezca, el 30 de junio de 1998, también llegó a la pantalla grande Armageddon, que básicamente contaba lo mismo. De la mano de Michael Bay, la película era un drama, con tintes épicos y patrióticos, que relataba los esfuerzos de un grupo de hombres que intentaban evitar la destrucción mundial. Esta vez, la amenaza era la de un asteroide, que de la misma forma que Deep Impact, amenazaba la supervivencia de la vida en la Tierra.

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Lo más singular, es que ambas películas se filmaron casi al mismo tiempo y tenían un final tan parecido que podían confundirse entre sí. Lo único realmente distinto, es su importancia en la cultura pop. Mientras Deep Impact, es una joya conmovedora sobre un punto de vista humano sobre desastres, Armageddon es un clásico, éxito de taquilla y además, con una canción para la historia a cuestas. La estupenda I Don’t Want to Miss a Thing de Aerosmith.

‘El ilusionista’ y ‘El truco final’

El 18 de agosto de 2006, se estrenó en la pantalla grande, un drama romántico que tenía la magia y la capacidad de hacer prodigios sobre el escenario como protagonistas. Dirigida por Neil Burger y con Edward Norton a la cabeza del elenco, El ilusionista era historia en que nada era lo que parecía. Mucho más, que dejaba entrever que detrás de los grandes actos de magia más famosos de todos los tiempos, había secretos que era mejor mantener ocultos. Adaptación del libro Eisenheim the Illusionist de Steven Millhauser, el argumento se hacía preguntas sobre el tiempo, el miedo y la capacidad del hombre para crear. 

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Para sorpresa del público y la crítica, el 3 de noviembre de 2006 llegó a las salas El truco final, que dirigida por Christopher Nolan, contaba casi exactamente la misma historia. Más cruel, centrada en la ciencia y con David Bowie encarnando a Tesla, la cinta era una visión tétrica sobre la magia. Pero en esencia, también reflexionaba sobre prodigios, milagros — científicos, en este caso — y la manera de comprender el bien y el mal. Lo que la emparentaba de manera directa con la historia de Burger e incluso, exploraba, de forma más directa, sus puntos más importantes. 

En este caso, también hubo un duelo de popularidad entre el público amante en el cine. Mientras que El ilusionista pasó casi desapercibida en taquilla, la siniestra belleza de El truco final, sorprendió a los espectadores y la convirtió en un éxito. A pesar de eso, en la actualidad, ambas cintas son consideradas percepciones divergentes de un mismo y controvertido tema. 


‘Antz (Hormigaz)’ y ‘Bichos: una aventura en miniatura’

En 1998 — y mientras las tragedias de Armageddon e Impacto profundo hacían llorar al público — dos cintas enfrentaron a los amantes de la animación. También, a estudios que pretendían encontrar su lugar en el género. Se trata de Antz (Hormigaz) y Bichos: una aventura en miniatura, que tenían premisas muy parecidas, en una especie de simbólica visión sobre nuestra cultura, a través de los insectos. 

El 2 de octubre de 1998, la primera, dirigida por Eric Darnell y Tim Johnson, llevó a la pantalla grande la historia de una sociedad de hormigas con un fuerte acento político. Pero mucho más, con una temática adulta detrás de su interesante animación. Producida por DreamWorks, el largometraje contaba la historia de Z (Woody Allen), una hormiga inconforme con el sistema totalitario en que debía subsistir. Y que terminaba por llevar a cabo una aventura fuera del hormiguero para encontrar su lugar en el mundo.

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El 14 de noviembre de 1998, otra hormiga, esta vez con la voz de Dave Foley, también intentaba salvar al mundo — y a su hormiguero — a través de la gran aventura de su vida. Producida por Pixar, Bichos: una aventura en miniatura, contaba una historia en la que utilizaba el orden natural de los insectos, para profundizar en algunas cuestiones sociales. No tan hábil como Antz (Hormigaz), estaba mucho más enfocada al público infantil. Pero lo cierto era que ambas, no solo contaban lo mismo — y de la misma manera — sino que, incluso, tenían conclusiones parecidas. 

‘La trampa’ y ‘El secreto de Thomas Crown’

Al año siguiente, también hubo un duelo de película prácticamente idénticas, que, además, ocurrían en escenarios tan parecidos como para confundirse entre sí. El 30 de abril de 1999, La trampa llegó a los cines del mundo para contar el cómo el veterano ladrón Robert “Mac” MacDougal (Sean Connery), podía caer en los trucos de la investigadora Gim Baker (Catherine Zeta-Jones). Esta, obsesionada por atraparle y demostrar que una serie de robos indetectables y espectaculares, son obra de la misma mano. 

Pero para desconcierto de productores y espectadores, el 6 de agosto llegó la misma historia — y contada casi de la misma manera — al cine. El secreto de Thomas Crown, remake del clásico de 1968 de Norman Jewison, narraba como un sofisticado millonario (Pierce Brosnan), se convertía en el punto de interés de una investigadora de seguros (Rene Russo). Por lo que ambos, sostenían una complicada relación entre el amor, la seducción y el deseo, mientras ella intentaba demostrar que él, era un consumado ladrón.

Ambas cintas coinciden en tantos puntos que es evidente que la primera, es una adaptación libre de la clásica versión de Jewinson. Lo que provocó que, tanto la una como la otra, eligieran los mismos puntos de vista para hablar del mal moderno. A la vez, la astucia y al final, la seducción. Una de esas coincidencias que no son tanto, que forman parte del mundo del cine.

‘Matrix’ y ‘ExistenZ’

Matrix Chad Stahelski

Y como si lo anterior no fuera suficiente, el mismo año hubo otra obra de la sincronía que marcó el género de ciencia ficción. Un programador obsesionado con la realidad virtual, descubre que puede conectarse a un mundo alternativo y que nada de lo que conoce es real. ¿La premisa te resulta familiar? Por supuesto, se trata del conflicto principal de Matrix de Lana y Lilly Wachowski. Que se estrenó con un éxito rotundo de taquilla el 31 de marzo de ese. 

Solo que también es el argumento de ExistenZ de David Cronenberg, que llegó a la pantalla grande el 14 de abril de 1999. Ambas muestran la obsesión de nuestra cultura por la identidad, la tecnología y al final, la batalla contra las máquinas. Y aunque Matrix lo hace desde un punto de vista más cercano al ciberpunk y la de Cronenberg al body horror, las dos películas meditan sobre las mismas ideas y a través de la exacta perspectiva. Una de esas casualidades cinematográficas que todavía asombra al público actual.