Pobres Criaturas se convirtió en una de las películas más nominadas del premio Oscar 2024. Eso, a pesar de su premisa cruel, excesiva y delirante. A saber: una mujer que vuelve a la vida debido a un experimento atroz en el que, además, le fue trasplantado el cerebro del bebé que gestaba. La historia, basada en el libro del mismo nombre de Alasdair Gray, llegó a la pantalla grande con una dimensión monstruosa que asombró al público y a la crítica. También, avivó todo tipo de controversias a su alrededor. Lo que la convirtió en el tipo de cinta complicada que deja huella a su paso.

Algo que la ceremonia del Oscar 2024 dejó claro. Aunque la obra de Yorgos Lanthimos no se alzó con las principales categorías, sí lo hizo en las que recordaron varias de las cualidades que la han hecho uno de los largometrajes del año. Por un lado, el mundo visual que el director creó y que le llevó a obtener buena parte de los rubros técnicos y de apartado cinematográfico.

Al otro extremo, la capacidad de ese apartado estético destacado, para contar una historia profunda. Eso, incluso imponiéndose en varias ocasiones, sobre Oppenheimer, la gran favorita de la noche y posterior cinta del año. Pero Pobres Criaturas, demostró que su poder como experimento fuera del lote, residía en su capacidad para ser única. No solo como exploración de una historia de crecimiento desde un ángulo sorprendente — que va desde ser conmovedor a repulsivo — sino como un tipo de cine que, rara vez, cautiva a la Academia. 

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Con secuencias que muestran a su protagonista — interpretada por una audaz Emma Stone — atravesando toda la experiencia humana, Pobres Criaturas tocó temas incómodos. Mucho más, directamente controversiales como el derecho a la vida, la misoginia y la liberación sexual. Pero, no solo lo hizo como parte de su argumento. Además, exploró en ellos, usando todos los recursos del lenguaje cinematográfico a su disposición.

De planos retorcidos en ojo de pez que muestran cielos imposibles a una Londres victoriana convertida en un paisaje steampunk. Yorgos Lanthimos se esforzó porque la capacidad alegórica de la cinta fuera algo más que una curiosidad que fomentara el debate en prensa y desconcertara al público. Lo que dio como resultado, una cinta que logra un impacto novedoso en medio de un año cinematográfico más inclinado a lo formal.

El logro de ‘Pobres Criaturas’ en un año de olvidos significativos

La hazaña de la cinta ocurre en una temporada de premios, en la que los experimentos visuales y narrativos no la tuvieron todas consigo. Con Oppenheimer, ejemplo de sobriedad y sofisticación tradicional imponiéndose en todas las premiaciones, el resto de las películas tuvieron poca oportunidad. Cintas como La zona de interés, que usó recursos técnicos para contar la vida íntima de genocidas, fueron ignoradas en las premiaciones más populares.

Al otro lado, obras íntimas como Vidas Pasadas, que relató la nostalgia en película analógica, quedaron relegadas para discusiones de autor. Lo cierto es que las grandes alfombras rojas del 2024, celebraron la esencia del cine más apegado a lo tradicional.

De modo que Pobres Criaturas sorprendió. Con una protagonista femenina que es el centro de escenas controvertidas, además de un subtexto crítico sobre la dominación y el poder, es una burla satírica sobre la cultura occidental. Pero a la vez, es una exploración a través de los deseos de una sociedad sometida a sus propios prejuicios. En un año en que Barbie fue ignorada por completo a pesar de haber sido un fenómeno social, que la película de Yorgos Lanthimos sea un éxito es un triunfo a varios niveles. En específico, en la capacidad de la cinta para ser una crítica directa a ideas discriminatorias y violentas. 

Con Emma Stone llevándose el Oscar como Mejor Actriz, mientras que el equipo de producción encabezado por James Price, Shona Heath y Zsuzsa Mihalek haciendo otro tanto, hay algo claro. El universo retorcido imaginado por el guion de Tony McNamara logró un triunfo en pantalla que hizo de la cinta un éxito, más allá de festivales y circuitos especializados. La película logró explorar acerca de la condición de ser mujer a partir de una perspectiva cruda, violenta e incluso, pesimista. Eso, en el mismo año, en que Barbie tocó temas parecidos y se le consideró blanda, superficial, innecesariamente directa o incluso, mero espectáculo de diseño de producción. 

‘Pobres Criaturas’, una película para la historia

Perversa, acusada tanto de misógina como de pesimista, el largometraje desafía explicaciones sencillas. Y sin duda por eso, su paso por la temporada de premios fue memorable a pesar de los retos que debió atravesar. Entre desnudos y sexo explícito, una crítica directa contra la discriminación y un final desagradable, la cinta no es sencilla. Lo que hace que el entusiasmo a su alrededor demuestre que sí hay público, para argumentos fuera de lo común.

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A la vez, Pobres Criaturas también es una película que alcanzó una popularidad mayor de lo esperado. Con lo que demostró que los temas complicados, también tiene un lugar en la cultura popular. En una temporada en la que Barbie fue ignorada por plantear a secas el peso del patriarcado, la liberación de Bella Baxter (Stone), es sorprendente. Mucho más, una demostración que el cine atraviesa una época complicada que encuentra su mejor lugar en los relatos más singulares.