Al dejar de fumar, algunas personas tienen más tos que cuando todavía mantenían este hábito. Esto puede hacerles cejar en el intento. Al fin y al cabo, no les parece que se encuentren mejor. Pero ese sería un gravísimo error, pues la tos es precisamente una señal de que su sistema respiratorio está sacudiéndose los efectos negativos del tabaco.

Cabe destacar que esto no le ocurre a todo el mundo. Pero sí que es cierto que hay bastantes personas que reportan esta consecuencia de dejar de fumar. Suele durar desde unas semanas hasta un año, aunque, si se alarga más de un mes, es aconsejable consultar a un médico.

Lo más normal es que no sea nada, pero lo mejor, lógicamente, es asegurarse. Ahora bien, si lo más probable es que sea una consecuencia beneficiosa de dejar de fumar, ¿qué explicación tiene algo tan aparentemente contradictorio?

Las causas de la tos al dejar de fumar

El tabaco arrasa con el sistema respiratorio de muchas formas. Una de ellas es precisamente el deterioro de los cilios. Estas son unas estructuras similares a pelos que se encuentran recubriendo las células de las vías respiratorias y, junto al moco, constituyen un equipo defensivo esencial. 

Por un lado, el moco, al ser una sustancias pegajosa, recoge los microorganismos y otros agentes extraños que puedan intentar entrar en las vías respiratorias. Y, por otro lado, los cilios se sacuden ayudando a empujar el moco cargado de intrusos hacia arriba. Una vez que llegan a la altura de la garganta, pueden ocurrir dos cosas. A veces se tragan y se eliminan a través de la excreción del sistema digestivo. Pero, más habitualmente, causan el reflejo de tos, que ayuda a eliminarlos directamente a través de la boca y la nariz.

Si esos cilios están dañados, no pueden empujar la mucosidad hacia arriba. Sin embargo, al dejar de fumar se van recuperando poco a poco y deben eliminar todo ese moco que se ha ido acumulando, por lo que se puede experimentar mucha tos y expectoración.

Esta tos no debe confundirse con la que sufren los fumadores. En su caso puede deberse a muchos motivos, pero inicialmente es un reflejo del sistema respiratorio para intentar eliminar esas sustancias nocivas que están irritándolo. 

Mujer fumando un cigarrillo
Esta tos no debe confundirse con la de los fumadores.

¿Qué debemos hacer en esos casos?

Ya hemos visto que, si la situación excede el mes, es aconsejable consultar con un médico. No obstante, mientras tanto se pueden tomar otras medidas. La principal, al igual que con procesos infecciosos de las vías respiratorias, es beber mucho líquido. Esto ayuda a diluir esa secreción mucosa, para que sea más fácil expulsarla.

Además, dado que la tos irrita la garganta, podría ser necesario tomar algún caramelo de chupar de los que van dirigidos a tratar este dolor. Quizás el médico recete también algún expectorante.

Pero, con estas medidas o sin ellas, hay algo que está más que claro: dejar de fumar siempre es una buena idea. La tos es pasajera. Las consecuencias beneficiosas de dejar el tabaco atrás son para siempre. 

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