Una de las primeras medidas que ha tomado el nuevo ministerio de Sanidad de España, con Mónica García a la cabeza, ha sido restringir aún más los lugares públicos en los que se puede fumar e introducir nuevas regulaciones sobre los vapeadores. Estos productos, que se encuentran en un gran auge, apenas están regulados. Son muchos los países en los que incluso los menores de edad pueden utilizarlos, siempre que no contengan nicotina. Pero los peligros de los cigarrillos electrónicos no se reducen únicamente a la nicotina. En realidad, el vapor que liberan contiene otras muchas sustancias que, al calentarse, pueden afectar a los bronquios y los pulmones, tanto de los vapeadores como de las personas que les rodean.

Esto último, de hecho, es algo muy importante y de lo que apenas se habla. Se conocen bien los riesgos del tabaquismo para los fumadores pasivos. Eso que ya muchos conocen como el “humo de segunda mano”. Sin embargo, apenas se habla sobre el "vapor de segunda mano". Los peligros de los cigarrillos electrónicos son mucho mayores de lo que parece, incluso si no hay nicotina en la fórmula. Por eso, medidas como las que ha tomado el ministerio Sanidad en España, y que ya habían tomado otros países como Reino Unido, son un gran paso adelante.

Aún queda conocer en más profundidad cuáles serán los supuestos en los que se prohibirá fumar y vapear. Fuentes del Ministerio de Sanidad han informado que tendrán que analizar cada escenario, de uno en uno. Se empieza por las terrazas, y posiblemente se siga por otros lugares, como las playas o incluso los coches privados. Lo mismo con los cigarrillos electrónicos. Pero veamos cuáles son esos riesgos menos conocidos.

Los peligros de los cigarrillos electrónicos

Hace años que los expertos en neumología alertan de los peligros de los cigarrillos electrónicos. Estos contienen partículas muy finas, que se pueden adentrar en lo más profundo del sistema respiratorio, produciendo graves casos de bronquitis a corto plazo. A largo plazo, no obstante, las consecuencias podrían ser aún peores. Por ejemplo, se cree que podrían aumentar la probabilidad de padecer cáncer.

No es para menos, pues el líquido que se introduce en los cigarrillos electrónicos, además de las mencionadas partículas ultrafinas y la posible nicotina, contiene ingredientes tan peligrosos como el diacetilo. Se trata de una sustancia empleada como saborizante, que se obtiene de forma natural en la elaboración de cerveza. En ese caso no entraña riesgos. Sin embargo, al calentarse e inhalarse en forma de vapor, se ha visto que sí que puede dañar seriamente los pulmones.

Por otro lado, el vapor también contiene compuestos volátiles, como el benceno, o metales pesados, como el níquel, todos ellos relacionados con una mayor probabilidad de padecer cáncer.

Los efectos a corto plazo están más que demostrados. Existen multitud de estudios sobre los peligros de los cigarrillos electrónicos, que relacionan su consumo con el empeoramiento del asma, la aparición continua de bronquitis o incluso la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). A largo plazo no se sabe aún mucho, pues no hace demasiado que se empezaron a consumir estos productos. Pero los estudios no auguran nada bueno.

¿Qué pasa con el vapor de segunda mano?

En 2021 se publicó en la revista Thorax un estudio en el que se sacaban a la luz los peligros de los cigarrillos electrónicos para sus fumadores pasivos.

Se encontró un mayor riesgo de padecer bronquitis y problemas para respirar, especialmente entre adultos jóvenes que no consumían ni tabaco ni vapers. 

En este caso, el estudio se llevó a cabo con cigarrillos electrónicos cargados con nicotina. No obstante, se han encontrado efectos similares en disposirivos que no contenían esta sustancia. 

Por ejemplo, ese mismo año se publicó en Tobacco Control otro estudio en el que se analizaban los niveles de partículas finas, especialmente las PM 2,5, cuyo peso molecular es aproximadamente el que indica la cifra. Son tan tan pequeñas que se introducen hasta por las vías más estrechas del sistema respiratorio, pudiendo provocar enfermedades pulmonares graves. Comprobar cómo se acumulan en las estancias ayuda a saber si solo se verán afectados los vapeadores o si, por el contrario, hay un peligro real en el vapor de segunda mano.

Y sí lo había. Los niveles de estas partículas finas aumentaron notablemente en las estancias en las que se  vapeó. Estas partículas constituyen uno de los peligros de los cigarrillos electrónicos, independientemente de si llevan nicotina o no, por lo que, bajo algunas legislaciones, incluso los menores de edad podrían estar dispersándolas.

vapeador, Persona vapeando, vapor del cigarrillo electrónico
Las personas que se encuentran en la misma habitación que los vareadores también sufren sus efectos.

¿Por qué se quiere ampliar los lugares en los que no se debe fumar?

Dejando a un lado los peligros de los cigarrillos electrónicos, los del tabaco convencional son mucho más conocidos. ¿Pero qué pasa al aire libre?

Se han realizado bastantes estudios para comprobarlo. Por ejemplo, en 2007 se llevó a cabo uno en el que se realizaron varias mediciones de los niveles de humo del tabaco y las sustancias que contiene, al fumar cigarrillos al aire libre en distintas circunstancias. De esta manera, se vio que la concentración media en los niveles de humo de tabaco al aire libre era de, aproximadamente, 30 microg m(-3). Sin embargo, también se detectaron picos que a veces excedían los 1000 microg m(-3) a distancias dentro de 0,5 m de la fuente. Algunas concentraciones promedio durante la duración de un cigarrillo y dentro de 0,5 m superaron los 200 microg m(-3), con algunos niveles promedio a favor del viento que superan los 500 microg m(-3). Los niveles de humo en una dirección constante contra el viento desde una fuente activa de cigarrillos eran casi cero.

Por lo tanto, que nos convirtamos en fumadores pasivos depende, en cierto modo, de la posición en la que nos encontremos con respecto a la persona que fuma activamente. El problema es que en una terraza llena de fumadores es prácticamente imposible encontrar una posición perfecta para que ninguno nos afecte. Fácilmente nos veremos sometidos a uno de esos peligrosos picos. Y es algo que no debería ocurrir si nosotros normalmente nos cuidamos y somos personas sanas en ese aspecto.

Por eso, la medida de regular el consumo de tabaco en lugares públicos al aire libre, sin duda, va en consonancia con la ciencia. Eso no la hace menos controvertida, pero es una realidad.

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